viernes, 13 de marzo de 2009

Los angurrientos del campo celebran

Los angurrientos del campo

Ramón Ábalo

Con cierta euforia – no tanta porque intuyen que no son nada simpáticos ante grandes sectores populares, aquellos que realmente laburan con la pala y el pico, los que abren los surcos, los que aran desde que sale el sol hasta que se entra, los obreros de overoll, de los talleres y las fábricas, estos mismos sobre los que pende el fantasma de la desocupación – la patronal agraria está celebrando el levantamiento que comenzó hace un año. Levantamiento que centró su reclamo en que el Estado no les retuviera parte de las tremendas ganancias que venían embolsando con la soja.

Entre medio, aquella noche en que el vicepresidente Cobos reiteró su idiosincrasia política ambivalente (muchos le dicen traición). En un documento de entonces, decíamos que "la euforia ruralista por su triunfo ante el gobierno fue como un cachetazo al alma tantas veces mancillada de gran pate del pueblo argentino. Sus vísceras le recordaron, en un racconto en nebulosas, aquellos instantes del aquelarre patronal, oligárquico, cipayo y mafioso que deviene desde el fondo mismo de nuestra historia. Una nueva derecha enfurecida usó la retórica del diálogo y el consenso para imponer por la fuerza del lockout el desabastecimiento y el chantaje de su voracidad insaciable contra las posibilidades de una mayor distribución de la riqueza a favor de los sectores populares postergados. Ante los aumentos crecientes de los precios internacionales de los alimentos y materias primas, las retenciones móviles son la única defensa de la mesa familiar. Fue un "golpe blanco". No se cuestionan los defectos sino los aciertos del gobierno, sin reparar en costos ni en métodos. No buscan un avance sino un salto atrás. Desataron un plan desestabilizador, acompañados por la derecha política, la alta jerarquía de la Iglesia y los oligopolios de los medios de comunicación" En otro párrafo afirmábamos: "La lucha contra la oligarquía terrateniente seguirá con un alto grado de polarización política y creciente dosis de violencia. La violencia vendrá de esa oligarquía sojera cuando los trabajadores sientan agudamente el creciente deterioro de sus salarios, las condiciones laborales, las jubilaciones, la educación, la salud y todo lo que hace a la seguridad social. "La oligarquía está temperamentalmente inclinada al asesinato", como bien afirmó Rodolfo Walsh...

En todo tiempo, las oligarquías y los sectores dominantes fueron el gran enemigo de lo popular y nacional. Es difícil que algunos sectores políticos y algunos personajes, como el vicepresidente Cobos no sepan, llegado el momento, para "dónde patear" si se dicen estar con el país y el pueblo...Impedidos de conciencia autocrítica, la derivan a una historia que, en todo caso, los colocará en el sitial de los momentáneos y nadies, como algo parecido a lo que dijo alguna vez Borges.

Redacción La Quinta Pata, 13 – 03 – 09

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario