domingo, 24 de julio de 2011

Una justicia con gusto a poco…

Évelin Torre

Floreal Edgardo Avellaneda, el “Negrito”, tenía quince años cuando lo secuestraron. Era un chico como cualquiera. Iba a la escuela secundaria, quería ser mecánico naval, hacía deportes y tenía novia. Militaba en la Federación Juvenil Comunista y desde allí soñaba con un país con igualdad para todos.

Esta lucha por un mundo mejor estaba inscripta en los genes del Negrito. Su abuela, Florinda Filgueiras de Avellaneda, fue miembro del Socorro Rojo Internacional y cofundadora de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre en 1937. Sus papás, Floreal Avellaneda e Iris Pereyra de Avellaneda, militantes del Partido Comunista y ejemplos de una lucha extraordinaria, le inculcaron a su hijo los valores de la solidaridad y la igualdad.

En la madrugada del 15 de abril de 1976, aproximadamente ocho vehículos, rodearon la casa de la familia Avellaneda. El procedimiento tenía por objeto detener a Floreal padre, pero al no encontrarlo, tomaron al Negrito como rehén, junto a su madre. Fue la última vez que Iris, quien permaneció dos años detenida, vio a su hijo.

El cuerpo de Floreal fue hallado el 14 de mayo de 1976 en aguas del Río de la Plata. Tenía graves muestras de haber sufrido degradantes torturas físicas y haber sido víctima de un horroroso empalamiento, tal como lo denunció el escritor y periodista Rodolfo Walsh en su “Carta Abierta a la Junta Militar” : “... incluyendo el chico de 15 años Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles”.

En abril de 2009 comenzó el juicio por el secuestro, tortura y muerte de Floreal y concluyó en agosto de ese mismo año. Como consecuencia, Santiago Omar Riveros fue condenado a reclusión perpetua en cárcel común, acusado de crímenes de lesa humanidad.
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En aquel momento, Riveros solicitó que el cumplimiento de la condena fuera en su domicilio, petición que fue denegada por el tribunal que lo condenó expresando específicamente que el beneficio no correspondía “en virtud de la gravedad y el carácter de los delitos sancionados” y aplicó la regla general según la cual “quienes resulten condenados por estos delitos cumplan la sentencia en cárcel común”.

La justicia había llegado para Floreal.

Sin embargo, hace dos semanas, los jueces de la Sala 2 de la Cámara de Casación, Guillermo Yacobucci, Juan Fégoli y Luis García, en una audiencia en la que estuvo ausente el fiscal Romero Victorica, revocaron parte de la sentencia porque consideraron “arbitraria” la decisión de que la condena se cumpla en cárcel común, y dictaron el cumplimiento de la pena en su casa, invocando la avanzada edad del represor.

Poco duró la justicia para Floreal, pues Riveros todavía no cumplió, siquiera, dos años de su condena en cárcel común.

Al respecto, Iris, la mamá del Negrito advirtió que “lo que se busca con estas decisiones es tornar nula la justicia por la que hemos luchado por más de treinta y cinco años, se les permite pasar el resto de sus vidas en su casa, rodeados de sus afectos, lo que les fue negado a los 30.000 compañeros desaparecidos”.

La Quinta Pata, 24 – 07 – 11

La Quinta Pata

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