Évelin Torre
Floreal Edgardo Avellaneda, el “Negrito”, tenía quince años cuando lo secuestraron. Era un chico como cualquiera. Iba a la escuela secundaria, quería ser mecánico naval, hacía deportes y tenía novia. Militaba en la Federación Juvenil Comunista y desde allí soñaba con un país con igualdad para todos.
Esta lucha por un mundo mejor estaba inscripta en los genes del Negrito. Su abuela, Florinda Filgueiras de Avellaneda, fue miembro del Socorro Rojo Internacional y cofundadora de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre en 1937. Sus papás, Floreal Avellaneda e Iris Pereyra de Avellaneda, militantes del Partido Comunista y ejemplos de una lucha extraordinaria, le inculcaron a su hijo los valores de la solidaridad y la igualdad.
En la madrugada del 15 de abril de 1976, aproximadamente ocho vehículos, rodearon la casa de la familia Avellaneda. El procedimiento tenía por objeto detener a Floreal padre, pero al no encontrarlo, tomaron al Negrito como rehén, junto a su madre. Fue la última vez que Iris, quien permaneció dos años detenida, vio a su hijo.
El cuerpo de Floreal fue hallado el 14 de mayo de 1976 en aguas del Río de la Plata. Tenía graves muestras de haber sufrido degradantes torturas físicas y haber sido víctima de un horroroso empalamiento, tal como lo denunció el escritor y periodista Rodolfo Walsh en su “Carta Abierta a la Junta Militar” : “... incluyendo el chico de 15 años Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles”.
En abril de 2009 comenzó el juicio por el secuestro, tortura y muerte de Floreal y concluyó en agosto de ese mismo año. Como consecuencia, Santiago Omar Riveros fue condenado a reclusión perpetua en cárcel común, acusado de crímenes de lesa humanidad.
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