Emilio Marín
No es que Argentina se haya convertido en un pandemónium como pinta la oposición. Pero tampoco es el lecho de rosas que presenta la propaganda oficialista. Los líos políticos y gremiales se han extendido.
Argentina está mejor que antes. Los defensores del modelo neoliberal hablan pestes de la gestión cristinista, pero sangran por la herida. El índice de pobreza ha bajado al 21 por ciento según algunos estudios y al 16 según otros, pero no está más en el 53 del período de la crisis. Otro tanto sucedió con la indigencia, luego de la Asignación Universal por Hijo.
El INDEC, con una baja alevosa de aquellos índices, solo genera más dudas sobre una mejoría que es evidente. Esas ridiculeces afectan los buenos resultados que el gobierno tuvo en esas áreas.
Esa mejoría no tuvo que ver con el "viento de cola" y otras explicaciones de una oposición reacia a admitir las cosas buenas de Fernández de Kirchner.
Tiene derecho la presidenta a reivindicar su gestión, a compararla con las anteriores a 2003 y a cuestionar a los gobiernos europeos atravesados por la crisis generada por los ajustes y el capital financiero. Sin decirlo explícitamente, ella se considera la inspiradora de los intentos de salir del marasmo con políticas de reactivación, como el que iniciará el 15 de mayo el socialdemócrata François Hollande. "El mundo se nos cayó encima", expresó CFK, subrayando los méritos del proyecto "nacional y popular". Sus críticos decían que el país se había "aislado del mundo" y otras estupideces.
Leer todo el artículoArgentina está comparativamente mejor que varios países europeos y está confrontando con algunos de estos por motivos económicos o políticos. Y está bien que así sea. Si la depredación a que llevaba Repsol en materia petrolera y gasífera aconsejó la nacionalización de YPF, estuvo bien adoptar esa medida.
Pero el gobierno deberá entender que se ha detonado una disputa financiera y política con Repsol, el gobierno español y el resto de la Unión Europea. Esa pelea se va a profundizar. Los capitales españoles han pedido a otras multinacionales, como Exxon, Chevron, etc., que no se asocien con YPF mientras desde Madrid ultiman los preparativos de juicios en contra de Argentina. Este lío será cada vez mayor y no lo parará el jefe de la UIA actuando como vocero del gobierno y jurando que las confiscaciones no continuarán.
El otro lío que no tiene visos de amainar es el que hay con el Reino Unido por Malvinas. Un breve spot publicitario tuvo el poder de un bombardeo sobre posiciones inglesas y de los desmalvinizadores con DNI argentino. Frente a los reclamos de David Cameron y sus amigos Beatriz Sarlo y Jorge Lanata, que se "agraviaron" por el videíto, la presidenta les contestó que "agraviante" es apropiarse de lo que no es propio, desobedecer las resoluciones de Naciones Unidas y militarizar el Atlántico Sur. Fue una andanada impecable, pero a esos desmalvinizadores no les entran balas...
Segundo frente peligroso
Confrontar con España e Inglaterra por motivos valederos, no es un capricho de la presidenta. Y así lo ha estimado gran parte de la población; algunos partidos de oposición han acompañado parcialmente las iniciativas o han bajado los decibeles de sus críticas a otras políticas del cristinismo.
En cambio a este cronista le parece equivocada y peligrosa la apertura de un "Segundo Frente" presidencial contra el movimiento sindical y la CGT conducida por Hugo Moyano. Todas las semanas hay un ataque público, una descalificación y un discurso de CFK pegando a las costillas del camionero, maltratado como si fuera el peor enemigo gubernamental.
Incluso en días de unidad nacional, como el 4 de mayo cuando promulgó la ley de rescate de YPF, la presidenta no se privó de criticar a los gremialistas, a la par de conminar a los obreros petroleros a que no hicieran "ni un segundo" de cese de extracción de crudo por conflictos laborales. Eso se pareció a una cierta extorsión a los trabajadores; a negarles el derecho constitucional de huelga.
Y este jueves CFK lanzó un ataque más potente, denostando las huelgas y acusando a los gremialistas de irse a sus casas muy caras mientras los trabajadores pierden los puestos de trabajo.
Con esta pirotecnia verbal, se eludía hablar de las demandas del movimiento obrero: discutir en paritarias sin techo, universalizar las asignaciones familiares, eliminar el impuesto a las ganancias sobre el salario, redistribuir ganancias empresarias según el proyecto Recalde, normalizar los pagos a las Obras Sociales y combatir eficazmente el trabajo informal que está en el orden del 34 por ciento.
¿Acaso ese pliego reivindicativo es "destituyente"? ¿Se puede justificar que el rechazo presidencial a esas demandas haya impedido concederle una audiencia a la CGT pedida en diciembre? ¿Por qué la Casa Rosada está abierta para tantas expresiones políticas y sociales pero está cerrada para el debate con el sindicalismo?
En rigor, no les da la reunión pero les pega con un palo cada vez que puede. Es una respuesta negativa muy clara. Se sabe que el movimiento obrero está lleno de burócratas y de dirigentes ricos. Pero la presidenta incurre en tres errores básicos en esta materia.
El primero es que castiga más duro a Moyano, que no es el peor de todos.
El segundo es que prohíja una entente de impresentables, con los "Gordos" y los "Independientes" como Caló (UOM), Andrés Rodríguez (UPCN) y Gerardo Martínez (UOCRA, ex informante de la dictadura militar en Rosario).
Y el tercer error presidencial es que también habla mal de las huelgas y asegura que no tuvieron ninguna influencia en la mejora de la situación actual. Que todo el mérito es de ella y de su fallecido esposo. Es difícil encontrar una mayor prueba de soberbia y visión parcial de la historia reciente. El 1 de marzo agravió a los docentes y así le fue. Ahora insulta a la memoria colectiva...
También en Buenos Aires
Pelearse con los sindicalistas del modo como lo está haciendo la presidenta no parece una buena política. Además se expone a réplicas como la del secretario de los textiles, quien declaró que no todos los presidentes llevan una vida tan austera como "Pepe" Mujica. Fue un dardo envenenado al patrimonio de CFK, quien no debió arrojar la primera piedra.
A ver si se entiende la idea. Si el ministerio de trabajo cita por la fuerza pública al macrista Juan Pablo Piccardo, titular de Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado, porque se negaba a comparecer en la discusión paritaria, esa fue una decisión correcta en lo técnico y lo político.
Aquella citación es parte del esfuerzo del PEN, hasta ahora vano, para que Mauricio Macri se haga cargo de sus responsabilidades y cumpla con lo dispuesto por la ley votada en el congreso nacional.
El jefe del PRO se quiso victimizar con que la presidenta quiere "fundir" a Buenos Aires. Aníbal Fernández, filoso, contestó que si a esa ciudad no la funde Macri, al que no le gusta trabajar, entonces no la fundirá nadie.
La propia presidenta le dedicó un párrafo de uno de sus discursos, pidiendo que alguien le explique a MM lo que es un funcionamiento en una república, que parecía desconocerlo, por ignorancia.
El lío entre el gobierno nacional y el de la Capital Federal también va en aumento. Entre las dos partes no solo hay diferencias financieras relacionadas con el subte sino políticas, como quedó de manifiesto en la ley de YPF, con los del PRO actuando como soldados de Repsol. Y en el trasfondo, también pesa la posible competencia electoral de 2013 y sobre todo 2015, donde Macri quiere ir por la presidencia o tendrá que resignarse a una intendencia (ya en la presidencia del exitoso Boca no habrá lugar para él).
Hablando de fútbol, también allí hay muchos líos, con el nuevo formato de campeonato decidido por el monarca Grondona y con marchas de hinchas de varios equipos por razones variadas (San Lorenzo e Independiente). Pero este tema es harina de otro costal.
La provincia de Buenos Aires es el otro cuadrilátero donde suben varios peleadores, para una pelea detrás de la otra.
El primer match fue entre el gobernador Daniel Scioli y el vice, Gabriel Mariotto. Este ya había pegado algunas piñas al sciolismo con sus visitas a las cárceles y las denuncias contra la policía bonaerense. Ahora le sumó una adhesión a un pedido de la oposición en el senado para que el gobernador informe sobre su política de publicidad y otros gastos. Para el círculo del mandatario, eso fue poner "palos en la rueda". Otros compararon a Mariotto con Julio Cobos, donde este sería un modelo de lealtad...
En ese choque platense la parte más progresista sería Mariotto. Pero de una forma u otra, el kirchnerismo deberá juntar más fuerzas, porque ya se le plantaron otra vez los sojeros. Hugo Biolcati, de la Sociedad Rural, colgado de una columna del recinto bonaerense, cual orangután, voceaba por "Argentina" y se quejaba de "impuestos exorbitantes". En verdad, un campo de 200 hectáreas en buena zona paga tan poco como un Renault 2010, acotó Tomás Lukin en Página/12.
Los sojeros bonaerenses declararon un paro de jueves a domingo e hicieron ese escandalete en la legislatura provincial. Involuntariamente, hicieron un favor a Cristina Fernández pues pueden haberla ayudado a ver que allí está el verdadero enemigo de su gobierno, y no en la CGT.
La Arena, 13 – 05 – 12
La Quinta Pata
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