viernes, 5 de septiembre de 2008

Peligro en los cruceros de placer

Los barcos de recreo, conocidos como cruceros y llamados también hoteles flotantes viajeros, han sido escenario de crímenes, algunos sin esclarecimiento, según lo reporta el suplemento semanal Travel, del matutino Toronto Sun, en Canadá

Estos barcos, famosos por la serie de televisión Crucero del Amor, se han popularizado incluso en Latinoamérica, donde las empresas organizadoras de viajes han reclutado una muy numerosa clientela que se ha cambiado de la forma tradicional de hacer turismo viajando a puntos fijos, por esa novedosa manera de visitar, atravesando el mar, numerosos lugares de los continentes por donde se realizan las travesías.

Sin embargo, según el reportaje, han sido varias las denuncias de asaltos sexuales, de robo y desaparición de viajeros, lo cual ha originado la creación de una entidad independiente que, entre otras cosas, está pidiendo a los gobiernos donde tienen asiento esas empresas marítimas de recreación, que en los mencionados cruceros haya una autoridad competente, pues en la actualidad la vigilancia es delegada en las tripulaciones de esos barcos que, según lo denunciado, ignoran y hasta encubren las acciones ilícitas que ocurren en alta mar.

La turista estadounidense Janet Kelly demandó recientemente a la empresa naviera en cuyo crucero viajaba de México a Los Ángeles, cuando fue violada por un cantinero jamaiquino que le sirvió una bebida compuesta para cometer su fechoría, según lo informa en su parte central el reportaje. La línea naviera despidió al violador, quien poco tiempo después fue contratado por otro barco, conforme la denuncia, aunque de este último lugar también lo echaron cuando la compañía conoció de la demanda.
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Hace unas dos semanas la señora Kelly compareció ante un comité del congreso de los Estados Unidos, para formalizar su denuncia en busca de que se establezca de forma obligatoria la presencia de fiscales de la autoridad (marshalls) en esos barcos, que el año pasado tuvieron a bordo una clientela de más de 11 millones de pasajeros, una proporción de un 63 por ciento mayor con respecto a años anteriores.

El mencionado comité ha documentado la desaparición de unas 28 personas en esos cruceros durante los últimos 3 años, en sucesos que en su mayoría han quedado sin esclarecer. Uno de esos casos es el del viajero George Smith, de Connecticut, quien desapareció desde hace dos años cuando viajaba de luna de miel por el Mediterráneo. La empresa Royal Caribbean, propietaria del crucero en que viajaba Smith, ha atribuido su desaparición a suicidio o accidente.

Otro caso es el de la funcionaria de banco Merian Carver, de Boston, quien desapareció sin dejar rastro cuando viajaba en un crucero para Alaska. El capitán del barco, informado del suceso por la tripulación, ordenó que se siguiera atendiendo el camarote de la turista como que nada había pasado y al finalizar el viaje envió a una bodega las pertenencias de la desaparecida, sin notificar a la familia ni a las autoridades.

Mientras tanto, la mencionada Royal Caribbean, declaró a los medios de comunicación que la cantidad de incidentes en sus barcos fue el año pasado de sólo 15 sobre cien mil viajeros, asegurando que la seguridad a bordo es mayor que la de cualquier comunidad de tierra firme.

La industria de los cruceros amasó el año pasado $716 millones, de los cuales le tocó a la empresa Carnaval, la más fuerte en ese negocio, la suma de $353 millones. Las líneas navieras invirtieron casi 3 millones de dólares el año pasado para alcaldear en el Congreso de los Estados Unidos, y lograr de esa forma ventajas para su industria, incluyendo la posibilidad de que se les excluya de un control oficial para la operación de sus barcos.

El reportaje concluye advirtiendo a los viajeros la conveniencia de pedir a las agencias donde compren sus boletos comprobación de la solvencia de la empresa naviera para contar con la mayor probabilidad de garantías para un viaje sin sobresaltos, pues como se ve, agrega la información, no todo parece ser tan maravilloso como en el ficticio Crucero del Amor, de la serie de televisión.

Traducción: Alfredo Saavedra

La Quinta Pata

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