Eduardo Luis Ayassa
Se llama María Magdalena Álvarez, pero todos la conocen como Cuqui. Es hermana de la joven secuestrada y asesinada en 1976. Luchó contra todos y logró que el proceso fuera reabierto y así llegar a este juicio por delitos de lesa humanidad. Aquí cuenta su historia.
- ¿Qué significa este juicio para usted?- Terminar con la impunidad de 32 años, especialmente aquí en San Luis, donde la gente no ha tomado conciencia, aún tiene miedo de opinar, de hablar o participar.
- ¿Y en lo personal?- Al terminar el juicio podré elaborar un duelo que vengo postergando. Pero además todavía no puede concretar el duelo mi madre. Es por ella y también por mi hermano que estoy en esto.
- ¿Junto a su madre realizó todos los trámites buscando a su hermana?- Sí. Estuvimos las dos en todo, menos cuando fue necesario reconocer el cuerpo en la morgue de San Luis. Ahí fui sola.
- ¿Qué pasó en ese momento?- Sobre una bandeja estaba el cuerpo de mi hermana y lo primero que me impactó fueron los pies. Tenía uñas débiles y se ponía calcio con un esmalte muy pálido. Y esos eran los pies de ella. Del resto poco se podía reconocer porque estaba quemado y las manos, que eran grandes y algo deformadas por sabañones, las tenía aserradas.
- ¿Como la reconoció?Leer todo el artículo- Reconocí a Graciela por una cicatriz que tenía en la pierna. Se la hizo cuando las dos jugábamos andando en zancos con latas de durazno. Ella metió el pie y se hizo un corte profundo. En La Toma (lugar donde ocurrió el secuestro) no había hospital y entonces un farmacéutico le dijo a mi madre que le uniera la herida y le colocara pimentón. Esa herida nunca cicatrizó bien y le dejó una marca bien visible.
- ¿Pero le entregaron el cuerpo?
- No. Después dijeron que la causa estaba en manos del Comando, donde la máxima autoridad era Miguel Angel Fernández Gez y no me recibió. El hecho había ocurrido en setiembre de 1976 y fue necesario llegar al '83, cuando se instauró la democracia. El caso está incluido en la libro de la Conadep, pero el cuerpo recién fue rescatado años más tarde.
- ¿Cómo fue?
- En esos años se habló acá en San Luis de tumbas con NN. Y ahí empecé a buscar en los libros del Registro Civil y en el cementerio y encontré las sepulturas del 27 de setiembre de 1976. Así fue como encontré dos actas de defunción correlativas, una por un NN masculino y otra por un NN femenino. Y curiosamente ambas daban como causa de muerte hemorragia cerebral. También las dos habían sido denunciadas por la misma persona y, como si eso fuera poco, en las dos había una inscripción que decía “por orden de Fernández Gez”.
- ¿Pero cuándo recuperó el cuerpo?
- Fue después de la intervención del juez Juan Antonio González Macías (hoy en el Tribunal Oral de Mendoza), en el año 1985 cuando se hizo la exhumación (realizada en el Cuerpo Médico Forense de Mendoza), tarea que demandó casi un año y el 18 de setiembre de 1986 nos entregaron el cuerpo. Aquí fue velado y sepultado como corresponde.
- ¿Y ahora?
- Mire yo no tenía necesidad de seguir con esto. Mi madre pudo recuperar el cuerpo de su hija y velarlo. Y eso le podría haber puesto un punto final al caso, pero no lo hice. Pensé en cuántas mamás no saben qué pasó con sus hijos y cuántos niños con entidades cambiadas y decidí pedir la reapertura de la causa. Y acá estamos ahora.
Los Andes, 27 – 10 – 08
La Quinta Pata
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