lunes, 17 de noviembre de 2008

El público invadió la fábrica recuperada Cerámica Cuyo para ver Ladrillos de coraje

Actores de oficio y vocacionales del Teatro en la Fábrica

Lucrecia Veracruz

Mendoza. Unos 250 espectadores asistieron al estreno de Ladrillos de coraje, interpretada en la recuperada Cerámica Cuyo.

Unos 250 espectadores presenciaron, se rieron y se emocionaron ayer a la tarde durante el estreno de la singular obra de teatro Ladrillos de coraje.

En su primera representación, además de público en general y conocidos del elenco comunitario Teatro en la Fábrica se vio a varios de los reales protagonistas de la historia que relata: obreros que impidieron el cierre de la empresa Cerámica Cuyo.

La propuesta, que volverá a verse los próximos dos domingos a las 19, se destaca por su temática, desarrollo, escenario y elenco. En tono entre humorístico y emotivo, relata la recuperación de esa fábrica de ladrillos cerámicos de Bermejo, Guaymallén, por parte de sus mismos operarios, que a principios de esta década pelearon –e incluso algunos cayeron– para no perder sus puestos de trabajo.

El lugar elegido para la puesta en escena es la misma planta de Cerámica Cuyo, en Mathus Hoyos 1972, que luego de esa batalla hoy está en producción.

El desarrollo de la pieza –es de creación colectiva– dura una hora y propone al público recorrer las instalaciones. De hecho, ayer unas 50 personas debieron quedarse afuera, ya que de superar las 250 localidades de capacidad prevista puede resultar peligroso por los rincones en los que se desenvuelve la trama.

Entre las pilas de ladrillos listos para la venta, los galpones, las maquinarias y los vehículos de la firma, los espectadores en constante tránsito aprecian cómo unos 30 intérpretes dan vida a esta propuesta que está coordinada por Ernesto Suárez, Pablo Flores y Dardo Boggia.

Actores, acróbatas, murgueros, músicos y cantantes integran el elenco. La mayoría vive en la zona, algunos son vocacionales y varios tienen oficio (hay estudiantes de la Escuela Popular de Teatro).

Además, en dos momentos de la obra aparece un grupo de los 60 empleados que rescataron la empresa. Dos videos testimoniales, producidos por estudiantes de la Escuela Regional de Cine y Video y que se proyectan en distintas partes de la puesta, recuerdan cómo fueron los terribles momentos que pasaron en la década de 1990, cuando el propietario de la empresa les informó que iba a cerrar, y rescata cómo esos hombres, con apoyo de sus esposas, se unieron para tomar las riendas de la fábrica y ponerla en marcha haciendo frente a la burocracia y las promesas políticas.

Diario Uno, 17 – 11 – 08

La Quinta Pata

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