Alberto Atienza
“El tango no es un meteorito caído en la calle Corrientes, cerca del obelisco. Es un proceso creativo que debe convertirse en patrimonio de la humanidad”. Esta frase contiene sin dudas el fenómeno nacional del tango, presente desde hace muchos años no sólo en Buenos Aires y Uruguay sino también en todas las provincias. Y no hay que olvidar el auge mundial de esa música tan nuestra. Esa lúcida definición pertenece a Ana y Jaime Gelfman.
Y no son palabras lanzadas al viento ni surgentes del entusiasmo de una charla de café. Forman parte del libro “El Tango en Mendoza” volumen I, escrito por estos artistas y estudiosos del “dos por cuatro”. Conforman la obra biografías de los músicos de la provincia, tanto los del pasado como los de hoy, que se consagraron al “gotán” No falta el enfoque social y el hallazgo de la primera orquesta organizada que hizo oír sus acordes cuando despuntaba el siglo XX.
Se descubre al hojear las páginas de este trabajo de largo aliento, impecablemente impreso por Corsino Ediciones, en un fuerte blanco y negro (acaso los verdaderos tonos del tango) que la actividad, los niveles de creación, las formaciones que se prolongaron en el tiempo, fueron y son parte un mundo de gran intensidad. No les hizo falta a los tangueros mendocinos el riachuelo y su niebla, el empedrado ni el suburbio con sus paicas de percal y organitos. Acá esa música evolucionó por carriles propios a más de mil kilómetros de la Capital.
Lo que caracteriza a la obra de este matrimonio de artistas, dedicados a la poesía y a la música, es la pasión. Definen la rica permanencia del tango en Mendoza, un habitante más, con carta de ciudadanía en la Cuarta de Fierro, en Villa Hipódromo, en los bailes de Andes Talleres, en el patio-auditorio de la vieja LV6, en los departamentos lejanos a la capital. La pasión que mantiene vivo a ese ritmo en origen rioplatense es la misma que anima a Jaime y Ana. Cuando en medio de una charla cae la palabra “tango” se transforman. Surge el fuego que alimentó al libro. El que les ilumina los recitales que cada tanto ofrecen.
Y una vez más se descubre que la tarea de rescate de nuestra memoria, en gran medida, está a cargo de artistas, de investigadores, que no pertenecen a la elite de funcionarios que son quienes deberían encargarse de esos temas. No. Los burócratas, algunos de jean y notebook, están en lo puntual. En lo político, lo que les brinda un efímero rédito de prensa prepaga. Se demuestra en esta ocasión con la falta de apoyo oficial a la iniciativa del matrimonio Gelfman. Todo lo hicieron ellos con su esfuerzo, su dinero y su tiempo. Y lo más importante, con la pasión, esa llama que no les prende a los adocenados gestores de la cultura.
Un libro importante para la historia de Mendoza. Revela facetas desconocidas, sorprende. Obra de gran valor para quienes deseen profundizar en el tema, un punto ligado indisolublemente a la rica trayectoria cultural y artística de Mendoza.
Redacción La Quinta Pata, 19 – 11 – 08
2 comentarios :
La verdad es que debo felicitarlos por el trabajo. No tengo más para decir! Son el ejemplo que debo seguir para algún día tomar el mismo camino que ustedes.
Felicitaciones! Nuevamente y me alegró mucho enterarme de esto!
Besos y cariños a Mendoza!!!
Su sobrina nieta:
Alejandra de Paraná
Unicos !!! increible , lo que se podria hacer en este pais siguiendo ese ejemplo !!!
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