En "Evocación: mi vida al lado del Che", la cubana Aleida March, viuda del guerrillero argentino, construye una conmovedora novela histórica que recupera al Ernesto Guevara más humano y entrañable.
En los últimos cuarenta años, la figura del emblemático combatiente se ha transformado en una suerte de leyenda, que iluminó el horizonte de los movimientos revolucionarios y organizaciones que lucharon y aún luchan por radicales transformaciones sociales, políticas y económicas.
No es extraño que la imagen de su rostro esté impresa en carteles y banderas que encabezan manifestaciones populares, en prendas de ropa, artículos de consumo masivo y hasta sea visualizada en las tribunas de los escenarios deportivos.
La mera lógica de la historia impone la simbólica presencia del Che, toda vez que una causa digna hace carne en un colectivo que lucha por una sociedad más justa y solidaria.
Esta perdurable tendencia, que no siempre tiene un sustento de adhesión ideológica, responde casi siempre a la admiración y al intrínseco respeto por el inconmensurable legado ético de este paradigmático personaje de la historia contemporánea.
La literatura testimonial se ha ocupado abundantemente de la vida, epopeya y martirologio del guerrillero argentino, abordando su efímero pero glorioso periplo combativo.
Sin embargo, raramente se asumen miradas que trasciendan a la aureola mítica que rodea su figura, para ingresar en los territorios más entrañables de su existencia.
En "Evocación: mi vida al lado del Che", la viuda del héroe, Aleida March, apunta claramente a la recuperación del hombre detrás de la leyenda.
Como no podía ser de otro modo, la autora reconstruye al ser amado y admirado, a quien recuerda casi como si aún estuviera entre nosotros.
Esta es una historia compartida de amor y estoicismo, de pasiones, ideales, inexorables pérdidas y sacrificios, que transcurre desde antes del triunfo de la revolución cubana hasta luego del asesinato del Che, durante su frustrada campaña militar en Bolivia.
Sin embargo, es también un relato autobiográfico que evoca la infancia y la adolescencia de una maestra, quien nació en el seno de un humilde hogar de campesinos y creció en la pobreza de una sociedad sojuzgada y humillada por una oligarquía inmoral y prepotente.
Aleida March inicia su relato en un tiempo que aún no conocía a Ernesto Guevara y era apenas una adolescente que soñaba con un futuro mejor, que trascendiera a las penurias de la casa paterna.
La autora describe todo su periplo de aprendizaje de la vida y su carrera magisterial, aunque admite que su proceso de interpretación y comprensión de la realidad fue tan prolongado como complejo.
La narración abunda en detalles en torno a la desgarradora escenografía histórica de su Cuba natal, la miseria, las privaciones, el atraso y la postración ante el poder hegemónico del capital trasnacional y sus lacayos vernáculos.
El relato condensa la maduración de esta joven maestra, que, contra la voluntad de su familia, emprendió el camino de la emancipación personal.
Sí, la vinculación a los movimientos de resistencia a la dictadura de Fulgencio Batista marcó un punto de inflexión en su existencia, que, desde entonces, se transformó en una auténtica aventura.
Mixturando la historia contemporánea con su propia experiencia individual, Aleida March describe su incorporación a la guerrilla y el momento que cambió para siempre su vida: el primer encuentro con el Che, que lideraba una de las columnas combatientes que participaba en la insurrección contra la tiranía.
Demostrando poseer una prodigiosa memoria y sin omitir ningún detalle relevante, la autora se interna en el tumultuoso paisaje de la guerra de liberación, encabezada por Fidel Castro, Ernesto Guevara y otros heroicos soldados de la revolución.
El relato, que está resuelto con una construcción narrativa ágil y elocuente, abunda en escenas de enfrentamientos armados, tomas de pueblos y ciudades y admirables actos de heroísmo.
La historia corrobora que las grandes transformaciones siempre requieren una actitud de generosidad, sacrificio y renunciamiento, sin reparar en los costos por más altos que estos sean.
Mientras marca el itinerario del alzamiento armado rumbo al ansiado triunfo y la toma del poder, Aleida March reflexiona en torno a la inconmensurable figura del Che, de quien se enamoró en forma casi inadvertida. Para ella, el guerrillero era un líder emblemático, a quien admiraba particularmente por su valentía y su sentido de la ética.
Sin embargo, detrás de esa apariencia exterior de hombre duro, disciplinado, riguroso, inconmovible y hasta intransigente, March descubrió a un ser sensible, humano y entrañablemente cariñoso.
La autora construye una historia de amor y de pasión, una pasión que trasciende a lo meramente afectivo y se erige en una inclaudicable postura ética y en un motor del proceso transformador.
Aleida March, que se casó con el Che poco después del triunfo de la insurrección armada, confirma que la gran epopeya revolucionaria recién comenzó cuando se tomó el control del territorio y del gobierno.
Transformada en secretaria del líder guerrillero y luego Ministro de Industria, la autora compartió la intensa actividad de su marido, que casi no le dejaba tiempo para la vida privada.
Aleida March evoca a una Cuba en plena ebullición, que por entonces se abocaba a la recuperación de su soberanía nacional, mediante la nacionalización de la banca, la estatización de los medios de producción y la reforma agraria, entre otras medidas.
Sin embargo, uno de los mayores e impostergables desafíos era educar a un pueblo mayoritariamente sumido en la ignorancia, mediante un ambicioso programa de alfabetización que le permitiera tomar el timón de su destino.
Mixturando la historia con la vida familiar y el romance con el guerrillero, Aleida March recuerda episodios cruciales del amanecer de la Cuba revolucionaria, como la invasión mercenaria perpetrada por el imperialismo y abortada por el pueblo y la crisis de los misiles, que enfrentó a Estados Unidos y la Unión Soviética y puso en vilo a todo el planeta.
El libro, que reproduce abundantes fotos, reveladoras cartas y hasta poemas del Che, reconstruye el itinerario del combatiente y su esposa, quien, con la responsabilidad de criar y educar a cuatro hijos, debió resignarse a compartir a su amado con la revolución.
Esta es una historia de pasión y de heroísmo, pero también de ausencias y tristeza, como la experimentada por la autora cuando Ernesto Guevara se marchó al Congo al frente de una expedición revolucionaria, que terminó en un amargo fracaso.
Obviamente, el peor momento de dolor fue la muerte del combatiente, en el transcurso de su traumática y fracasada campaña militar en Bolivia.
"Evocación" es un libro conmovedor, que está narrado naturalmente desde el amor y la incondicional admiración que profesa la autora por la monumental figura de un ser humano realmente singular.
Esta valiosa obra, que está construida en clave testimonial, recupera el costado más entrañable de Ernesto Che Guevara, que, más allá de su coraje, su idealismo y su ética, fue un hombre que amó intensamente a su familia.
La República, 09 – 11 – 08
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