Jorge Marziali
Estoy de paso por mi provincia y acabo de sorprenderme por las nuevas corrientes de pensamiento que Mendoza parece generar.
Me ha llamado la atención -por ejemplo- la profunda síntesis espetada por un tal Yazlly, a propósito de comprovincianos interesados en mantener abierta y funcionando una tradicional sala de teatro de la ciudad.
El tal Yazlly -elegido concejal seguramente por su profundo compromiso con las inquietudes de los barrios citadinos- explotó de impotencia ya que "no se puede hablar con ellos (gente ligada al espectáculo local) porque no sé si les alcanza para ser unos hippies mugrientos".
Las nuevas generaciones ignoran, seguramente, el significado de "hippie" y es posible que comprendan el significado de "mugriento" cuando abre la boca (es una hipótesis) un pensador contemporáneo como parece ser el tal Yazlly.
Recuerda Wikipedia que los tales "hippies" escuchaban rock psicodélico y folk contestatario, abrazaban la revolución sexual y creían en el amor libre. Algunos participaron en activismo radical (¡je!) y en el uso de drogas como la marihuana, el LSD y otros alucinógenos con la intención de alcanzar estados alterados de conciencia, Seguramente ignoraban (digo yo) que un estado así puede conseguirse con sólo ser concejal. Dice también que, "debido a su rechazo al consumismo solían optar por la simplicidad voluntaria.
Respecto del calificativo "mugriento", es evidente que el tal Yazlly (que no parece un hippie) apeló a la "simplicidad voluntaria", imposibilitado de arriesgar "pringoso", "guarro", o "cochambroso".
Impoluto, limpio, pulcro, el tal Yazlly debería -creo yo, que estoy de paso- preocuparse por la construcción de una sala igual o mejor que la que desea eliminada. Recién entonces estaría habilitado para alentar el remate de un edificio público que -para mal del tal Yazlly, sospecho yo- no es ni un country, ni un shoping, ni un bank, ni un new space impoluto, limpio, pulcro.
Jorge Marziali
DNI 8.155.007
CUYONOTCIAS, 30 – 11 – 08
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