viernes, 28 de noviembre de 2008

“Una cuadra”, metáfora sobre la importancia de tejer redes sociales

“Una cuadra”, novela de la escritora Márgara Averbach

Mora Cordeu

La novela de la escritora Márgara Averbach trata de un grupo de vecinos que se involucran en un proceso colectivo, que los arrastra por encima de sus intereses personales. La obra fue ganadora del Premio Biblioteca Nacional de Novela 2008, "Eugenio Cambaceres", y acaba de ser publicada por Adriana Hidalgo.

"Sí, yo quería algo metafórico y por eso elegí una novela coral y también tiene que ver esa preocupación colectiva con lo que yo estudio desde el lado académico, relacionado con la literatura de los pueblos originarios de los Estados Unidos. Tener esa perspectiva es algo que me ha influenciado mucho en lo que escribo", considera la escritora.

"Cuando conocí el Pasaje Lanín (ubicado en el barrio de Barracas), me fascinó el proyecto artístico del lugar aunque no me interese particularmente la pintura abstracta. Empecé a escribir sobre una cuadra -no esa- y ese escenario estuvo presente desde un primer momento", contó.

A partir de esa certeza, la escritora no sabía dónde la iba a conducir la novela: "Los personajes fueron surgiendo pero lo que yo sí sabía de antemano era la estructura. Necesitaba a alguien que no participara del armado de la cuadra y que viera como las dos instantáneas: la cuadra al inicio del relato y la cuadra terminada", dice Averbach.

Así aparece la narradora -menciona-, "una voz que se desdobla y que también puede ser la de Lara, joven que se va al principio del relato y vuelve cuando todo concluye".

La novela incluye un mapa con las casas de esa cuadra y los personajes principales que habitan en ellas, el paredón al fondo, del otro lado la avenida, y en ese microclima el desarrollo de un universo que pasa de la indiferencia a una acción mancomunada entre los vecinos. Ellos provocan un cambio radical en la cuadra y en sus vidas a través de recrear el paisaje cotidiano.

Escrita a mano en su primera versión, como hace la autora con todos sus originales -"es la única manera de tener creatividad"-, la novela fue ganadora del Premio Biblioteca Nacional de Novela 2008, "Eugenio Cambaceres", y acaba de ser publicada por Adriana Hidalgo.
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"Para mí, un personaje que fue importante descubrir fue el de Rita -alma mater del proyecto y de la novela-, cuando entendí quién era y cómo iba a funcionar ya sabía dónde iba la novela. Fue alguien muy determinante y en algunas cosas se parece a algún personaje de la vida real que yo conocí de chica en el campo", deslizó.

"Creo que aunque tenía 7 años más o menos, entendí el lugar social del almacenero, un lugar donde pasan todos, me pareció que se me abría la novela. Rita fue la mediadora, los anteriores a ella eran planificadores. Y quería que fuera algo grupal no la idea de uno", resalta la autora.

Uno de los primeros títulos pensados para la novela fue "Pasto en los adoquines", que era lo que veía al cruzar la calle Pipa, una mujer muy humilde que trabajaba en la casa del señor Carmide, el insoportable de la cuadra, que termina por mudarse aunque la casa de él muestra en su fachada el trabajo realizado por los vecinos.

La idea de reconstrucción del tejido social, está en el origen de esta novela, "por eso aparece el paredón, como decir que no estábamos yendo a ninguna parte y como esa impresión se borra al avanzar la trama", explica Averbach, reconocida autora también de narrativa infantil y doctora en Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

La panorámica del final, "la que le permite a Lara ver lo que ocurrió en el barrio durante su ausencia, puede leerse como un apunte sociológico, donde la participación de todos los que viven en ’esa cuadra’ rompe el circulo vicioso de un individualismo a ultranza", sintetiza la escritora, renuente a las construcciones heroicas individuales como queda puesto de relieve en esta novela coral.

Télam, 28 – 11 – 08

La Quinta Pata

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