Gladys, hermana del reportero gráfico asesinado, lamentó que no haya habido avances en la causa. Además, criticó las liberaciones de "Los horneros" y, especialmente, de Gregorio Ríos, ex mano derecha de Yabrán. "Tiene los beneficios como cualquiera de nosotros, que vamos a trabajar todos los días, que no cometemos ningún crimen", dijo.
“Uno realmente no llega a comprender por qué no se ha hecho justicia en este caso. ¿Por qué alguien que según la justicia es el autor material del crimen puede recuperar la libertad en tan poco tiempo?, se preguntó la mujer en referencia a Gregorio Ríos, el ex mano derecha de AlfredoYabrán que goza de prisión domiciliaria.
“Seguro sigue manejando sus empresas, sigue con sus trabajos, su familia, sigue viviendo en el mismo lugar. Tiene los beneficios como cualquiera de nosotros que nos levantamos, que vamos a trabajar todos los días, que no cometemos ningún crimen, que no nos metemos con nada. Él sigue siendo un ciudadano igual”, dijo la mujer en declaraciones a la señal de cable TN.
En ese sentido, siguió: “Es la justicia que tenemos, como lo que pasó con este chico Bergara, bueno siempre en Pinamar, siempre la policía, es tremendo”.
Cabezas fue asesinado de dos balazos el 25 de enero de 1997 y su cadáver fue hallado esposado y calcinado dentro del automóvil que usaba para cubrir la temporada en Pinamar en una cava de un camino rural del partido bonaerense de General Madariaga.
De acuerdo a lo que quedó acreditado en la justicia, el empresario Alfredo Yabrán había instruido a su jefe de custodia, el ex sargento del Ejército Gregorio Ríos, que mande asesinar a Cabezas porque le molestaban sus guardias periodísticas.
Cabezas había fotografiado a Yabrán junto a su esposa caminando por la playa en Pinamar, y esa foto que ilustró la tapa de la revista Noticias en 1996 fue la primera que hizo público el rostro del poderoso empresario.
"Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente", repetía Yabrán a sus allegados para explicar que el secreto de su éxito radicaba en que su rostro no debía ser conocido.
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