viernes, 6 de marzo de 2009

Colombia: el frente político-militar de Juan M. Santos

Santos y Padilla

Santos trabaja compulsivamente en darle carta de identidad a su teoría de la legítima defensa, que es, palabras más palabras menos una patente de corso para atacar a los países vecinos. Su contrincante natural son las FARC-EP. Santos tiene información privilegiada para saber que la insurgencia está más viva que nunca. Cómo explicar que en este momento se libran fuertes combates en zonas no muy lejos de Bogotá, cuando supuestamente las FARC-EP están corriendo por las selvas.

J M Santos siempre ha tenido un sueño y para realizarlo, no ha escatimado esfuerzo ni escrúpulos, incluso, si ello implica pasar de largo por la institucionalidad. Ser presidente es su obsesión, el precio no importa.

Por eso en su momento intentó aliarse con paramilitares, luego le trasladó la propuesta a la insurgencia, primero al ELN, luego le mandó mensajes a las FARC-EP para dar un golpe de Estado. Él mismo le hizo conocer la propuesta a Álvaro Gómez Hurtado, que la rechazó de plano, por no respetar la institucionalidad. Juan M Santos intentó acercar filosóficamente su propuesta soñada de “frente político-militar” con la propuesta “del acuerdo sobre lo fundamental” de Hurtado, pero este la rechazó de plano. La hipótesis más fuerte sobre la muerte de Álvaro Gómez Hurtado gira en torno a su negativa a participar en el complot de J M Santos, pero la verdad como siempre ocurre en estos casos, se pierde en la inoperancia de la justicia y en el silenciamiento de los testigos, los muertos no hablan.

“El consejo superior de seguridad y defensa” es la misma idea que lo ha trasnochado durante sus últimos años de vida pública, es el mismo perro, pero con diferente guasca. La doctrina de Santos sobre “la legítima defensa” es un mensaje claro al proceso revolucionario de la hermana república de Venezuela. Santos de ser presidente, nos pondría a portas de una guerra con el hermano país, de allí que sectores importantes de la oligarquía colombiana, que tienen importantes inversiones en Venezuela ven con preocupación su candidatura.

Para Santos, la piedra filosofal de su pensamiento está en la tradición, familia y propiedad, los tres pilares sociales básicos de pensamiento retrógrado. El elemento que falta a este componente es el elemento militar, por eso Santos es oficial de la reserva nacional. A esto le ayudó Uribe nombrándolo ministro de la defensa, y desde allí gesta el camino que lo llevará a palacio. Santos trabaja compulsivamente en darle carta de identidad a su teoría de la legítima defensa, que es, palabras más palabras menos una patente de corso para atacar a los países vecinos.

Decantado el panorama en la dirección del POLO, el paso siguiente en la política nacional lo da J M Santos, la idea es decirle clarito al país que él es el hombre. El lanzamiento de su idea, con firma de generales a bordo al año de la muerte del comandante insurgente R. Reyes, no es gratuito. Para Santos, el POLO no es gallito de pelea, ni Germán Vargas, ni el clon de Uribito, ni ninguno otro. La soberbia de J M Santos le permite subestimarlos a todos. Santos se cree determinado por la providencia para ser el nuevo Mesías. Contrario a los que muchos piensan, su contrincante natural son las FARC-EP, a pesar de que el mismo públicamente dice que están aguantando hambre y corriendo. Santos tiene información privilegiada para saber que la insurgencia está más viva que nunca. Cómo explicar que en este momento se libran fuertes combates en zonas no muy lejos de Bogotá, cuando supuestamente las FARC-EP están corriendo por las selvas.

Santos ha hecho cuentas alegres, la convocatoria al famoso consejo superior de seguridad y defensa no es más que un intento soberbio, desesperado por demás, para demostrar quién manda. Es muy fácil poner a firmar una carta a los militares, cuando el ministro ha descabezado a tanto general para tapar el escándalo de los falsos positivos. Contrario a lo que él afirma, lo falsos positivos no han terminado. Por ejemplo en la ONU, los falsos positivos son claramente vistos como una política de Estado.

En su desespero, Santos viene metiendo todos los días la pata. Pero también creando muchos enemigos. Vaya uno a saber si J M Santos no terminará como candidato eterno a la presidencia, como el otrora Álvaro Gómez.

ANNCOL, 06 – 03 – 09

La Quinta Pata

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