Alfredo Saavedra
(Desde Canadá)
Mujeres y niños de hasta de 10 años trabajan en condiciones infrahumanas en las empacadoras de flores para la exportación en Colombia, denunciaron en conferencia de prensa la semana pasada en Toronto, los delegados de una comisión de derechos humanos de ese país.
Es el sudor y sangre de esas mujeres y niños que trabajan en condiciones de esclavitud en insalubres instalaciones alrededor de Bogotá, lo que acompaña a las flores de exportación, dijo Yolanda Becerra Vega, directora de la Organización Popular de Mujeres de Colombia, durante la conferencia patrocinada por Amnistía Internacional. La señora Becerra Vega es conocida en el ámbito internacional por su trabajo en derechos humanos.
El objetivo principal del viaje de la delegación a Canadá, está centrado en hacer conciencia en los legisladores canadienses para que no sea aprobado el acuerdo de libre mercado firmado en noviembre entre los gobiernos de Colombia y Canadá y que será introducido al Parlamento en los próximos días. La delegación, integrada además por los activistas de derechos humanos María del Carmen Sánchez Burgos, Germán Casama Gindrama y Omar Fernández Obregón, expuso que es necesario que los canadienses conozcan el origen de esas flores, bellas pero resultado de una labor esclavizante.
″Los niños y las mujeres trabajan en prolongados horarios, con exigua paga, sin garantía de derechos laborales y afrontando problemas de salud que incluyen infertilidad, daño a los pulmones y cáncer. Es realmente doloroso ver a los niños con sus pequeñas manos lidiando con ese duro trabajo y a las mujeres sin capacidad de concebir, afectados todos por los químicos empleados en esa industria″, dijeron los delegados. Expusieron que la denuncia de esas injusticias les ha acarreado problemas en su país, convirtiéndolos en blanco de amenazas por los escuadrones de la muerte, de probada vinculación con los militares y el gobierno.
Leer todo el artículoDijeron los delegados que de materializar el acuerdo de libre comercio, se incrementará la explotación de los trabajadores en muchas actividades y podrá ocurrir la expropiación de tierra a campesinos en favor de las inversiones extranjeras en la agroindustria, en perjuicio de la vida tradicional en el campo.
Los activistas insistieron en la necesidad de que los legisladores revisen el acuerdo para establecer que no se produzcan violaciones a los derechos humanos, lo cual es una precondición para la firma final que concretará el comercio libre entre los dos países e indicaron que estaban en conocimiento que afectaría en este caso a los productores canadienses de flores.
Durante la conferencia se recordó que el congresista liberal canadiense Scott Brison, ha sido un tenaz crítico de los acuerdos comerciales con los países donde se violan los derechos humanos y se recapituló su conducta similar a la de los congresistas en los Estados Unidos que el año pasado echaron por tierra un proyecto de libre comercio con Colombia, no obstante los esfuerzos del presidente Bush por lograr lo contrario incluso alabando al presidente colombiano Álvaro Uribe.
En ese sentido se recordó que el congresista Brison ha insistido en tener presente que en Colombia durante los últimos 20 años han sido asesinadas 70 mil personas en su mayoría civiles víctimas de los escuadrones de la muerte vinculados con el gobierno de Uribe. El activista Casama Gindrama, líder de una organización de indígenas, dijo que dentro de la vorágine de violencia en Colombia fue desaparecido el líder Kimy Pernia Domico, quien hacía campaña en contra de la construcción de una represa y no obstante que 60 congresistas canadienses firmaron una petición al gobierno colombiano para investigar el suceso, nada se hizo en ese sentido.
La activista Sánchez Burgos cerró la conferencia al advertir que se teme que el gobierno de Uribe convenza al gobierno canadiense de que en Colombia no hay violación de derechos humanos, cuando la realidad es que no cesan los secuestros, la tortura y los asesinatos.
Redacción
La Quinta Pata, 09 – 03 – 09
La Quinta Pata
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