miércoles, 8 de abril de 2009

Abril: drama y épicas

Benedicto Ortiz

Ramon Ábalo

Casi mordiendo abril – el 30 de marzo de 1982 – los mendocinos salimos a la calle rompiendo la monotonía estival, soñolienta y pasiva, para gritar la bronca contenida en medio del terror "procesista" sintetizada – la bronca – en el reclamo de PAZ, PAN y TRABAJO, promovido por la CGT. Y como una réplica, el grito retumbando en los cuarteles y mazmorras, y en las oscuridades anímicas de generales, almirantes, comodoros; en cardenales y monseñores, y en cipayos sirvientes del terror.

Abruptamente en Mendoza el pueblo horadaba el manto de niebla tendido por la dictadura y le enrostraba su esencia genocida. Benedicto Ortiz fue el mártir de la jornada, y varios heridos como BRUNO ANTINORI, amigos y compañeros de luchas inclaudicables.

Horas después, el 2 de abril de 1982, el terror cuartelero pretendió convertirse en un heroísmo del que habían abjurado desde el fondo de la historia reciente. En Malvinas, bastardeada y sollozante, naufragaron los sueños autoritarios del sistema, ya acosado por la certeza universal de su esencia genocida. La ineptitud guerrerista y la cobardía los hundió y en el funeral estuvieron –estuvimos – los millones de argentinos, con sus seres queridos asesinados y desaparecidos, con sus exiliados y excluidos, para hacer de la gran bronca una épica de la rebeldía. Los genocidas lo reconocieron: "Fuimos derrotados por gran parte del pueblo representado por los organismos de derechos humanos y no tanto por lo de Malvinas", lo reconoció un general de la Nación. En esa bronca colectiva también estaba el dolor por los cientos de soldados y marineros rasos inmolados por una igual esencia genocida.

Casi exactamente una década antes, el 4 de abril de 1972, ese mismo pueblo mendocino ganó otra vez las calles y frente al poder militar-conservador hizo arder los mitos de la pasividad menduca para rechazar la expoliación a sus bolsillos. El NO PAGUE LA LUZ, fue el grito de batalla. En los rescoldos centelleaban gestas antiguas – la sanmartiniana y continental – nada menos que para alumbrar la libertad de los pueblos del Sur. Herederos de esas gestas son, en el plano más alto y actual, los piqueteros, los trabajadores, los desocupados, los excluidos. Los pobres de una Argentina que no baja los brazos ni claudica "aunque vengan degollando" como decía nuestro Martín Fierro.

Redacción La Quinta Pata, 08 – 04 – 09

La Quinta Pata

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