lunes, 13 de abril de 2009

Nuevas batallas

Pensemos a las universidades por su lugar en un sistema de poder. Organismos educativos, religiosos, comunicacionales y políticos se relacionan entre sí en el interior del aparato cultural-ideológico y con la estructura económica de la sociedad.

El modelo financiero especulativo, hegemónico en los 90, subordinó a las instituciones político-culturales y puso como eje de la función ideológica a las corporaciones mediáticas. Instituciones educativas y partidos políticos asumieron como propias la dinámica televisiva en los tiempos de la farandulización de la política. Privatizados y concentrados, los medios arrastraron a las universidades a una lógica mercadocéntrica filosóficamente afín a los intereses dominantes. Los comunicólogos desestimaron los estudios que alertaban sobre la manipulación informativa y celebraron las supuestas astucias de la audiencia y la potencialidad democrática del nuevo espacio público.

Las figuras del intelectual y del dirigente político entraron en crisis. Para legitimarse debieron adaptar su lenguaje a la estética fragmentaria del videoclip, haciendo verdad universal eso de "si no salís en la tele, no existís". Esa mutación trajo consecuencias profundas en el académico. A fines de la década, la continuidad del modelo ya dependía casi exclusivamente de la coerción. El consenso ideológico estaba agotado. La crisis de la hegemonía que estalló en el 2001 impuso un nuevo tablero: la coexistencia contradictoria de una relativa centralidad del nuevo modelo productivo agroindustrial y el relativo debilitamiento del viejo proyecto financiero-especulativo. Se inició una "crisis gramsciana": lo nuevo no terminaba de nacer y lo viejo no terminaba de morir. Surgió, entonces, un escenario de revitalización del espacio político, terreno en el que se libra una real confrontación de proyectos de país.

Hoy en las universidades coexisten la figura del intelectual comprometido - el espacio Carta Abierta es un ejemplo - el crecimiento de disciplinas afines al nuevo aparato productivo y la aún presente primacía del modelo tecnocrático.

Estado versus mercado se debaten hoy en el campo político cultural. Con sus contradicciones, la academia es parte activa de esta puja por definir la naturaleza del sistema de poder, cuyo resultado determinará el paradigma dominante en los próximos años.

* Este texto es de la autoría de ERNESTO ESPECHE, Director de la carrera de Comunicación Social de la UNC, y miembro de nuestra redacción. El texto apareció en la revista ACCION, del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, y tiene que ver con el proyecto del Ejecutivo nacional de una nueva ley de radiodifusión)

La Quinta Pata

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