Eduardo Tagliaferro
El debate por la ley de medios puso fin a la tregua del peronismo en Mendoza y tiene en jaque a su gobernador.
El gobernador mendocino Celso Jaque se enfrenta a un fantasma con el que nunca hubiera querido lidiar: su vicegobernador, Cristian Racconto. No lo atemorizan tanto las virtudes o habilidades de este joven arquitecto que ingresó a la política en la elección de 2007 con el visto bueno de Jaque, la bendición de la Iglesia católica y la del multimedios mendocino Grupo Uno, sino que el enfrentamiento pone fin a la tregua peronista que lo llevó al gobierno. La ley de medios impulsada por el kirchnerismo es la divisoria de aguas de una pelea que aunque se realice en sordina – como todas las internas en las que hay mucho poder en juego – ya no tiene marcha atrás posible.
A pesar de las vacilaciones que lo llevaron a desdecirse durante toda la semana y de que ahora niegue el uso de la Legislatura provincial a quienes desde el lunes discutirán en audiencia pública la nueva ley de radiodifusión, Racconto es calificado como “el Cobos de Jaque”.
El domingo pasado, consultado sobre el proyecto K que se está meneando en la Cámara baja, el vicegobernador mendocino dijo que “el Congreso debe tomarse todo el tiempo que sea necesario”. Un día después, luego de que Jaque y la conducción del PJ local se alinearan con el kirchnerismo y afirmaran que las declaraciones de Racconto habían sido malinterpretadas, el funcionario dio marcha atrás y declaró: “No podemos esperar que asuman los nuevos legisladores”. No hay que aguzar los sentidos para percibir la trama de presiones que rodean a los peronistas que están al frente de la gestión provincial. Cercado por los desaciertos y por una economía que todos los meses lo obliga a un sinfín de malabarismos para pagar los sueldos estatales, el gobernador se rindió ante la Casa Rosada. Su decisión también le puso fin al equilibrio peronista.
Jaque llegó al gobierno después que los dos principales jefes del peronismo mendocino sellaran una tregua, una pax romana, que incluso les permitió algo impensado: triunfar sobre la concertación kirchnerista de Julio Cobos y sobre la estructura orgánica de la UCR. Los comandantes desde las sombras son viejos compañeros. El asesor kirchnerista Juan Carlos Mazzón y José Luis Manzano, se conocen desde los tiempos de Guardia de Hierro. Ambos aprendieron a amar a Perón en aquella fracción de la derecha peronista que tomó su nombre de una organización fascista rumana que se apagó con el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Desde 2005, Manzano y Mazzón pelean por el control del peronismo, por la apropiación y organización de los referentes territoriales. Los caciques municipales habían liderado el PJ local desde 1995. Año en el que José Octavio Bordón les dio un golpe mortal al llevarse al Frepaso a los mejores cuadros intelectuales y políticos.
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