Dionisio Paredes
Tenés razón Sarmiento, las ideas no se matan, claro que vos lo escribiste en francés y con carbón: “on ne tue point les ideés”, en un momento en que era necesaria una identidad nacional. Pero vos la buscaste en los grandes centros urbanos del mundo occidental. Eran París, Londres o Washington las ciudades a las cuales había que imitar, porque eran más avanzadas e industrializadas, eran civilizadas. Tenés razón Domingo Faustino, había que terminar con todo ese caudillaje, y con ese argumento aplastaste toda incipiente artesanía del interior; ¿para qué necesitábamos esa sangre indígena y gaucha hija de la vagancia y el libertinaje? Bárbaros, pobres bárbaros. Tenés razón ex presidente, había que darle nacimiento a la oligarquía, esto quiere decir que las mejores tierras de la Pampa Húmeda debían concentrarse en pocas manos de viejas familias enfiteutas, en la suma de la burguesía terrateniente bonaerense, el patriarcado y la burguesía comercial porteña ¡Pero qué razón tenés! Iluminado por las luces de la Razón, en eso de importar “maestras normales” y copiar un sistema educativo enciclopedista, un vanguardista para esa época che. Educación obligatoria, laica y gratuita. ¿No te parece patético que te recordemos para el día de tu muerte? Moriste en Paraguay, en ese país con el cual se ensañaron uruguayos, brasileros y argentinos, vos finalizaste la Guerra de la Triple Alianza, porque seamos sinceros, Paraguay estaba muy adelantado en su proceso de industrialización, y los soldados argentinos debieron ser enviados engrilletados al campo de batalla porque se negaban a matar a un hermano. Tenés razón Padre del Aula, había que proyectar un país chico con un gran centro metropolitano rodeado por “trece ranchos” inermes. Y sin embargo sos uno de los mayores intelectuales que ha parido esta tierra, sos cínico, irónico y mordaz, Sarmiento inmortal. En la actualidad sos amado y odiado, y no pasás desapercibido, porque luchaste con la espada, con la pluma y la palabra. Aparecés en los billetes de cincuenta pesos, con las cejas enjutas y con aspecto de estar enojado porque no nos sabemos la lección ¡Honor y gratitud al Gran Sarmiento! Tenés razón Domingo Faustino Sarmiento, las ideas no se matan, son los hombres quienes se matan por ellas.
Desvío Cósmico, 12 – 09 – 09
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