viernes, 13 de noviembre de 2009

Diario El Sol destacó libro presentado de nuestra Editorial Cuyum en la Feria del Libro de Mendoza

Alejandro Frias

Novedades y repeticiones de la muestra

Como el viento Zonda, el encuentro pasó, y tras él quedaron varios temas que rever y otros que mejorar. Destacamos ocho publicaciones que marcaron la cancha este año.

Y, ya que estamos, hagamos una analogía simplona. La Feria del Libro de Mendoza es como el viento Zonda: ya antes de que llegue, a algunos les hace doler la cabeza; cuando por fin lo tenemos encima, levanta polvareda y genera algún que otro accidente, cuando no un incendio, y cuando se va, la temperatura desciende, y todo vuelve a la normalidad, barremos la vereda y hasta la próxima. Pasó otra Feria del Libro y parece que, como ya se anunciaba el año pasado, encontró su lugar en el ECA, o mejor, en Gutiérrez entre España y 9 de Julio, porque el edificio de Cultura y la plaza San Martín son también buenos lugares para ocupar, como quedó demostrado. Pero hay varias cosas por rever. Por ejemplo, de qué sirve una “fiesta de los libros” si los precios son los mismos que en las librerías e, incluso, a veces más altos. Está bien que los vendedores no comen aire, pero la argentinada de poner un poquito más arriba los valores no acerca a la gente a los libros, la espanta, entonces, chau fiesta. El espacio para las bibliotecas es una gran idea, pero que fue poco aprovechado. Afinando la puntería, los resultados serían otros. Algo que ya fue criticado años anteriores volvió a suceder. Si la feria está dedicada a Tejada Gómez, lo mejor sería que la gente tuviera a su alcance textos de él, pero encontrar uno de sus libros fue un objetivo casi imposible. Tal vez, una charlita previa con una editorial resolvería el problema. Y algo sobre lo que insistimos: el trato a los autores locales. No puede ser que los escritores y las editoriales que más están haciendo por nuestra literatura tengan, justamente en la Feria del Libro, su lugar en un subsuelo inaccesible, caluroso, incómodo y varios adjetivos más. Y si a las condiciones físicas de ese sótano le agregamos que no había carteles ni otras señales que indicaran cómo llegar hasta allí, entonces, para la mayoría de los visitantes, Indy-Gentes no existió, por lo tanto, una vez más, los escritores de acá, los que nos enorgullecen cuando promocionamos nuestra cultura en el exterior, pasaron desapercibidos. La feria pasó y seguirá corriendo agua bajo el puente y Zonda en altura. Veremos qué nos depara el 2010. Por ahora, los dejamos con la recomendación de ocho títulos que sobresalieron en estos diez días.

Muñequitachocadora , de Eliana Drajer
Con Muñequitachocadora, Eliana Drajer empieza a darle forma a la consolidación de un estilo muy personal, con un uso crudo de palabras que, antes que durezas emocionales, transmiten nostalgias y hasta amor, aunque el romance no sea una de las características de sus personajes. La obra repasa la vida de Muñequitachocadora, en una historia que se va construyendo a partir de una multiplicidad de voces en la que confluyen desde la inocencia más extrema hasta las más sórdidas ideas. La pacatería de las sociedades, sus libertades, sus destinos inciertos y los otros, los anticipados y construidos a partir del desconocimiento de los demás, se conjugan en una distribución de los textos que guía al lector por caminos distintos con el correr de las páginas. Muñequitachocadora es, por méritos estructurales y estéticos, una de las mejores obras poéticas del año, y marca un estilo con el que Drajer se siente cómoda, y eso se nota en el resultado.
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Glasé, de Rocío Pochettino
Es el libro ganador del certamen Todo Poético de este año, organizado por las editoriales Zediciones y Carbónico. Con un tono infantil que recurre a los diminutivos sin abusar y en equilibrio con la intención de la obra, la poesía de Pochettino desgarra y tira por tierra una visión idílica de lo familiar, de lo hipócritamente amable de las costumbres, ridiculizando y arrojando por la ventana toda una estructura social en la que las nenas juegan a cosas de nenas, entrenándose para una vida de esposas. El perfume Coqueterías, los lápices Jovi, las canciones de Xuxa, Pochettino emplea todo lo que se disfraza de inocencia para dar un grito insoportable a través de esa chica que, con el correr de las páginas, es testigo de la mentira y el caos del mundo adulto. Con Glasé celebramos, además de la aparición del libro, la consolidación del concurso Todo Poético.

Corderoi, de Leo Pedra
Imaginen que mientras leen un libro, alguien (o algo) los impele a hacer pogo, sin que eso entorpezca la lectura, claro. Eso pasa con Corderoi, de Leo Pedra. Un pogo, un salto permanente en el submundo del rocanrol, eso es Corderoi. Ya desde el índice, Pedra nos dice que vamos a viajar a un mundo de guitarras eléctricas al palo, porque propone textos de stop, de pause, de rec, de FF y de rew, como si se tratara del comando de una casetera. Y Corderoi, el personaje de esta historia, es un roquero irremediable que toma cerveza sentado contra la pared, es fanático de la música pero no un egoísta y tiene fascinación por las buenas remeras, las que tienen grabadas bandas o caras de roqueros, si hasta cuida una con la imagen de The Cure. Una narración directa y sin bemoles sobre los seguidores del rock y su cotidianeidad. Sencillamente, excelente.

Extramuros, de Cousinet, Padilla, Etepa, De Luca
Extramuros, la historia del movimiento de rock mendocino es el nombre completo de esta investigación dirigida por Graciela Cousinet y en la que participaron Marcelo Padilla, Víctor Etepa y Marcelo de Luca. Tomando como hito la formación Montecarlo (1957), dedicada a hacer rock instrumental, principalmente temas de Bill Haley and His Comets, Extramuros propone como punto de partida de esta historia el “proto rock” de aquel entonces, para arribar a bandas como Bendita Úrsula o Mosto Malta, formadas en 1998, recorriendo así cuarenta años de este movimiento. Se descubre al leer Extramuros que el trabajo de investigación ha sido arduo y completo, pues son más de 600 las bandas relevadas, además de contar con la voz de los protagonistas de esta historia. Sergio Bonelli, Mario Mátar, Alicia Merlo, Roly López y Rubén Valle son algunos de los que aportan en este paseo por cuatro décadas de un movimiento que revolucionó el mundo y bien temprano recaló en Mendoza.

Viñetas alêatorias, de Lêa
Nada nuevo se puede decir sobre la producción de historietas en Mendoza que enaltezca más la tarea de los dibujantes locales. Las páginas de los diarios y revistas son una muestra cotidiana de la calidad de las tiras que los laburantes de la tinta desarrollan todos los días. Y en la Feria del Libro sorprendió la aparición de Viñetas alêatorias, del dibujante Lêa. Con el formato tradicional de las viñetas y a todo color, Lêa propone una galería de personajes que trashuman historias plenas de un excelente humor. Un ser con forma cubista (que por más que se mira al espejo no logra ponerse de frente), una chica que consigue trabajar en la historieta luego de un casting bastante poco riguroso y una nuca que tiene su propia vida y dice groserías que hacen sentir mal a su portador son algunos de los personajes que desfilan por esta muy cuidada propuesta de Lêa, que agrega otra joyita al humor gráfico local.

La Fiamma, vida de ópera, de Jorge Paolantonio
Tres golpes de timbal, de Daniel Moyano, y El suelo bajo sus pies, de Salman Rushdie, son dos ejemplos de novelas en las que lo musical tiene una preponderancia que se transmite hasta en el ritmo de los textos. Y La Fiamma, vida de ópera, de Jorge Paolantonio se encarama como otro modelo de cómo la música puede impregnar una novela, aunándose con el texto y logrando, juntos, un ritmo que impregna al lector. La obra narra la vida de Franco Paolantonio, director de orquesta de ascendencia italiana, quien desde el Buenos Aires de principios del siglo XX logró recorrer el mundo merced a su profesionalismo. Estructurada como una ópera, la novela deja en claro cómo se puede contar una historia familiar sin caer en lugares comunes llenos de melancolías melosas y glorificaciones sin sentido de esos inmigrantes que llegaron a nuestro país, huyendo de las guerras y las miserias que azotaron a Europa.

Entre viñas, guitarreadas y revoluciones, de Hugo de Marinis
La propuesta de Hugo de Marinis en Entre viñas, guitarreadas y revoluciones es repasar la vida de Ramón Negro Ábalo, a través de un diálogo con él. En una charla distendida, entre amigos, se va reconstruyendo la historia del Negro, pasando por su infancia en la Cuarta, su llegada a la Media Luna guaymallina, su militancia en la Alianza Libertadora Nacionalista, la bohemia mendocina junto a Armando Tejada Gómez, sus inicios en el periodismo, las persecuciones en los setenta, la gobernación de Martínez Baca y la Mendoza montonera, la dictadura, su trabajo en el PSOL y su labor por los derechos humanos. Por supuesto, indagar en la vida de alguien como el Negro Ábalo es también recorrer la historia de la provincia, el país y el mundo, porque en la conversación hay lugar para analizar hechos internacionales, como la revolución cubana, y su impacto en la política local. Entre viñas... es para el lector, como lo fue para De Marinis, una charla imperdible con un compadre.

Policronías II, de autores diversos
Policronías II es la segunda publicación realizada por la Municipalidad de Las Heras y que forma parte de una colección de obras de escritores y artistas plásticos de ese departamento. Quizás, una de las cosas que se podrán decir sobre esta Feria del Libro es que fue la edición de las antologías. Eloísa Cartonera, Tortitas Caseras y la DGE hicieron sus aportes con la publicación de compilaciones, pero hemos elegido la realizada por los lasherinos por ser la más prolija de todas las presentadas, tanto en el cuidado de los textos como en la impresión, además de ser parte de un proyecto que se extiende en el tiempo. Policronías II tiene, como varias de las compilaciones de este tipo, puntos altos y otros muy bajos, pero cualquier mirada que se haga de este libro debe considerar que los participantes son jóvenes que están dando sus primeros pasos en las letras. Eso sí, prestemos atención a Mario Daniel Chamorro, una verdadera promesa.

El Sol, 12 – 11 – 09

La Quinta Pata

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