domingo, 14 de marzo de 2010

Complot en el Senado

Rodrigo Farías

Menem tuvo quizá el último gesto político coherente con su rol en la historia del país: la sistemática traición a los intereses nacionales. Obró de punto de desempate en una encrucijada que dirime en este momento dos paradigmas que se encuentran en pugna desde los orígenes de la Nación.
Menem, el hombre, el voto, el número 37, la fuerza crepuscular que acicala la restauración de una derecha furiosa e impaciente, engendro de empresas, periódicos, botas y gauchos. Carlos Saúl, el ladrón hijo de puta que saqueó el país, la historia, diez generaciones pasadas y diez futuras, se desliza feliz en el anagrama de una oposición filosóficamente débil, publicitaria, inconstante pero acérrima. Qué sería si este senador riojano estuviera donde debiera estar, cumpliendo perpetua, y no lo está gracias al funcionamiento de una “Justicia” arbitraria compuesta por hombres y mujeres que se comportan como proxenetas de la norma, doctores del proceso, la picardía y la trampa. ¿Qué sería? ¿Alguien sabe? Si fuese lo que debiera ser y no existiese esta justicia manchada – más que con salpicaduras – con derrames, familiares, doctrinales, consanguíneos del último gobierno de facto.

Al pan, pan y al vino, vino. A la derecha, Derecho y a la oposición, Menem. Todo cuadra en este adefesio, comunicación y opinión pública, campo y exacción impositiva de exportaciones, libre mercado y privatización reprivatización. Los figurines titilan al unísono: Macri y Carrió, Reutemann y Giustiniani, nada importa, todos juntos ¡Volveremos! A Malvinas o a donde sea siempre y cuando vayamos al pasado, no glorioso, del 76 o del noventa, al 55... da igual. Socialismo y derecha peronista, Pro y Coalición Cívica (que le encantaría también ser militar), Unión Cívica Radical y Cobos. Nada importa porque lo único que quiere esta gente es que se vaya todo al carajo y al carajo nos dirigen. Si el Gobierno está obstinado en honrar una deuda contraída deshonrosamente (por aquellos que quieren volver), la derecha doblega la apuesta y afila tijeras, “que se la honre pero que se lo haga con el presupuesto ordinario”, ese, el de la inversión social, que se pague con la asignación universal, con la salud, con educación, con obra pública”. Si no alcanza, viable es reendeudarse y reprivatizar, ellos están para llevar adelante todo el negociado. Paradójicamente, Solanas golpea la mesa de un estudio de TN y grita “¡pero la deuda es ilegítima, que no se la pague!”. La Derecha sonríe “Está bien Pino, no seas alarmista, tomá, hacete cargo de una comisión investigadora”. Pino levanta la diestra y vota con ellos.

Río de Palabras, 12 – 03 – 10

La Quinta Pata

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