domingo, 18 de abril de 2010

Un cierto empate político en las alturas, que se van aclarando desde abajo

Emilio Marín

Entre el gobierno y la oposición se verifica un cierto empate cuando se vota en el Congreso. Esa paridad parece romperse, no siempre, a favor de ideas positivas, cuando la gente sale y dice lo suyo.

Son números repetidos que ni el oficialismo ni la oposición suelen juntar en el Congreso: 129 y 37. El primero marca el quórum en Diputados y el segundo en el Senado.

Luego de las legislativas de junio, ganadas por la oposición conservadora, las facilidades que disponía el kirchnerismo en ambas cámaras se encogieron o desaparecieron. Esto es así, al margen de que el Frente para la Victoria puede decir, sin mentir, que es la primera minoría y exhibe una relativa homogeneidad. La oposición es una diáspora, para decirlo elegantemente; en el barrio dicen "un despelote".

Esta semana mostró ese equilibrio inestable parlamentario, donde algunas victorias de la oposición fueron logradas con fórceps y malas artes. Es que en Diputados logró quórum y declaró "nulo de nulidad absoluta" el Decreto de Necesidad y Urgencia 298 que la presidenta había redactado para pagar vencimientos de la deuda externa.

Pero el texto constitucional que dio a esos DNU rango de leyes no autoriza a las cámaras más que a convalidarlos o rechazarlos. Al ir más allá y pretender nulificarlo, la matrona de la Coalición Cívica demuestra que ha perdido hasta el olfato constitucionalista del que hizo gala en Santa Fe en 1994. Felipe Solá, Federico Pinedo, Oscar Aguad y Pino Solanas nunca lo tuvieron ni presumieron de ello. Sus oficios son otros.

¿Tratará el Senado ese medio proyecto que viene mal parido por el útero prolífico de Elisa Carrió? Nadie lo puede afirmar hoy.
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La Cámara Alta logró sesionar con quórum facilitado por una senadora oficialista de Misiones que dijo estar sola y tener miedo. Miedo podrían tener sus colegas de bancada y parte de la sociedad frente a los vínculos familiares con el clan Duhalde. Este sería el que está detrás de la díscola, a estar por los comentarios bastante detallados de "Clarinete" y "Gaceta Ganadera".

Así el Senado produjo dos decisiones contrapuestas. Con la primera aprobó el pliego de Mercedes Marcó del Pont como titular del Banco Central, a quien la oposición fuera de sus cabales había destituido cuando la comisión fue tomada por asalto por Gerardo Morales, Adolfo Rodríguez Saá y Julio Cobos. Ahora y por apretado margen, la reputada economista vio blanqueado su mandato con una victoria neta de los K.

La otra votación, cambiando la coparticipación de la ley del cheque, fue ganada por la oposición por 35 votos contra 33 y encendió la polémica que aún arde. Es que en estos temas, como en los electorales, hace falta la mayoría absoluta: mitad más uno de los miembros de la cámara, o sea 37.

Cristina Fernández dijo de Cobos que violaba la Constitución y actuaba como "un croupier que cuenta los votos". Hugo Moyano lo tildó directamente de "usurpador".

La calle
Si en la cúpula del Congreso y a veces de los tribunales, el resultado de la puja suele ser trabado y cambiante entre los dos grandes bloques políticos, tal paridad suele ir rompiéndose cuando los interesados – la población, la ciudadanía, el pueblo, la gente, bah, como usted prefiera nombrarla – piden la palabra y se expresan.

Eso se pudo visualizar el jueves 15, cuando una multitud multicolor y alegre marchó desde Congreso a Tribunales exigiendo se implemente la ley de servicios de comunicación audiovisual. La norma fue aprobada con holgados márgenes legislativos, tras un riquísimo debate previo que incluyó y partió desde sectores sociales.

Pero desgraciadamente, desde su aprobación en el último trimestre del año pasado, fue trabada por decisiones judiciales inspiradas en los pulpos de la comunicación (Clarín y Grupo Uno). Los magistrados que se interpusieron en el camino de la ley no tienen los mejores antecedentes como jueces y personas, especialmente los dos de la Cámara Federal de Mendoza que la suspendieron. Antes había fallos que fulminaban a uno u otro artículo, pero los camaristas cuyanos amigos de la dictadura militar tiraron a matar.

Gabriel Mariotto, autoridad de aplicación de la ley, apeló ante la Corte Suprema de Justicia. Pero los pasos de la justicia suelen ser cansinos y tardíos. Basta ver lo que sucede con los juicios por derechos humanos, cuando llegan con más de tres décadas de atraso a poner a algunos genocidas tras las rejas o en sus viviendas, porque muchos de estos ya están viejos y enfermos.

Por eso la apelación de Mariotto debía ser acompañada por todos los sectores sociales que consideran necesario contar con una ley que no sea la de la dictadura. Es que los camaristas de los pagos de Cobos, al suspender la flamante ley, dispusieron que siguiera vigente el engendro videlista.

Fue reconfortante ver llegar a Tribunales a tanta gente, invitada por la Coalición por una Radiodifusión Democrática, agrupaciones, partidos, gremios, sectores intelectuales y organismos de derechos humanos.

Cuando se dan estas concentraciones, algunos analistas realzan la "autoorganización" y "autoconvocatoria", como si todo hubiera sido fruto de la casualidad. Lo más importante para el éxito es la convocatoria de entidades que gocen del respeto de la población, y este fue el caso de la citada Coalición, CTA, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Carta Abierta y partidos democráticos, kirchneristas, de centroizquierda y algunos pocos de izquierda.

Congruente con esa organización, hubo un palco con oradores y músicos invitados, donde quedó de resalto la unidad. Hugo Yasky y Julio Piumato no militan en la misma mesa gremial; Estela de Carlotto y Hebe de Bonafini tampoco son del mismo palo. Pero en aras de tener un espectro de medios sin el monopolio y discurso único, todos cedieron algo y salió flor de movilización. La oposición conservadora y su "Grupo A", ausente, igual que en las marchas del 24 de marzo pasado.

Avanti con el canje
Por razones obvias de quién ejerce el gobierno, la oposición no puede disputar palmo a palmo con Cristina en política internacional. Así se vio a la presidenta ir a Washington cinco días, reunirse con el mundillo empresarial del imperio, dialogar con 46 representantes de países del mundo invitados por Barack Obama a la Cumbre de Seguridad Nuclear, y hasta disfrutar de una acotada reunión bilateral con el dueño de casa.

Varios de los opositores habrían matado por estar en su lugar, porque el latiguillo sobre la "reinserción en el mundo" es concebido en esos términos por varios de los críticos de la presidenta.

En beneficio de esta, hay que mencionar que a su regreso de Washington recibió al primer presidente ruso en visitar Argentina, Dmitri Medvedev, llegado con una importante comitiva ministerial y empresarial. Los rusos han ofertado hacerse cargo de la construcción de Atucha III, una vez que la jefa de Estado confirmó la decisión de construir más centrales nucleares. El mundo parece caminar en esa dirección: China está construyendo veintiún centrales de ese tipo. Supuestamente son más limpias, seguras y económicas que las alimentadas a combustible común.

La diferencia entre la presidenta y los candidatos derechistas a suplantarla en 2011 es que aquella puede ir al Norte y hacer gestos concesivos al imperio, pero al regreso se reúne con el líder de Rusia. Y de yapa recibe al primer ministro de Vietnam, Nguyen Tan Dung, y lo colma de elogios por haber tomado las armas a los 12 años de edad.

De todos modos es cuestionable que el gobierno nacional haya puesto el énfasis en legalizar por DNU o ley la utilización de reservas para pagar la deuda externa con los bonistas autoexcluidos en 2005. Si se demostrara que no hay carencias sociales ni de programas de desarrollo, esa hipótesis podría haber sido considerada. Claro está, en cuanto a su tramo legal. Pero es evidente que a despecho de la reactivación económica y del envión agrícola-automotriz del 2010, hay demasiados argentinos viviendo por debajo de la pobreza.

En ese marco, poner como prioridad de la agenda oficialista la deuda externa y el canje de los 20.000 millones de dólares de los títulos de los bonistas, que además reclaman 10.000 millones de intereses, no tiene nada de patriótico. Y menos el derrotero fijado de antemano por Amado Boudou: luego irá a un acuerdo con el Club de París, que reclama casi 7.000 millones con más los intereses devengados.

Estaba anunciado que el 14 de abril se lanzaría oficialmente el canje, pero no pudo ser. El regateo de los bonistas italianos frustró la ceremonia, disimulada en parte por Boudou con una conferencia de prensa donde dio detalles de la operación. A los bonistas se les pagarán los intereses con "cash", en tanto a los institucionales se los reconocerán con un bono. En fin, que luego del corte del orden del 66 por ciento, la deuda externa será un poco más abultada porque se blanqueará una deuda que hasta ahora supuestamente no existía. Después del canje la deuda crecerá unos 15.000 millones de dólares, aún luego del corte que acepten los tenedores de títulos.

La peor crítica a esta operación es el elogio, medido, que Eduardo Duhalde dispensó al canje, igual que los mercados, la Comisión de Valores (SEC) norteamericana y la administración Obama. Si ellos elogian...

La Arena, 18 – 04 – 10

La Quinta Pata

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