Marcos Meloni
La memoria nos llevará a una historia, un breve y sesgado relato de lo que significó una lucha. Toda contradicción posible y redituable, cercana a la construcción del sentido de confrontación más presente en nuestros días.
La política inunda, rebasa, satura, rellena y es fondo de pantalla de todo un itinerario plagado de dichos y contradichos de una cultura que se debate entre la variedad de banderas partidarias y la represión constante de un pasado marcado a fuego y resentimiento. ¿Acaso la huelga nos es fruto de la prepotencia y del desenfrenado propósito de cambiar las cosas? Mendoza no se escapó del frenesí y la pasión movilizadora. Un Mendozazo avala estas letras. Un pueblo en la calle enfrentando la opresión que dirimía un enclave del terror futuro y la necesidad de restablecer los valores democráticos que los trabajadores lograron legitimar hasta el año 55, momento donde todo reconocimiento de clase se reducía a una palabra prohibida.
En este escenario a principio de los 70 se daba huelga tras huelga en Mendoza. Los idealismos y la praxis se conjugaban en lo que podríamos denominar la resistencia de los más postergados de siempre: los trabajadores de toda naturaleza. Y en este sentido, los docentes daban batalla, como tantos obreros sometidos al engaño democrático más atroz de los años posperonismo. En este clima de gobiernos fraudulentos a veces se obtenían mínimas victorias. Tal es el caso de los educadores provinciales que recién iniciados los setenta, luego de intensas medidas de fuerza las cuales significaron el descuento por los días no trabajados, fueron resarcidos con la devolución del dinero descontado. Este reconocimiento fue traducido en la compra del caserón del SUTE, ubicado en Patricias y Godoy Cruz de nuestra ciudad.
Después de casi cuarenta años, podríamos decir que este inmueble tiene más que un valor simbólico. Representa y reivindica la resistencia frente al peso de una historia trágica que resplandece cada día en busca de justicia. Hoy, esta casa está por venderse, al menos eso se decidió en el último plenario realizado en San Carlos, con el fin de invertir en la construcción de un hogar de día para los jubilados afiliados a este sindicato. Si bien la iniciativa para los abuelos es importante, creemos que se debe respetar el origen del otro hogar, espacio adquirido por la construcción de un país que nunca dejó de luchar.
Río de Palabras 36, 16 – 12 – 10
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