Agustín Sur
El Viti Fayad, de larga prosapia radical en Mendoza, es torazo en rodeo propio, es decir al interior del mismo radicalismo. Desde el principio descalificó a Cobos por "mi voto no es positivo" y otras menudencias, para descargar mandobles a otros dirigentes, como el auto-reciclado Ernesto Sanz. En la semana última, se la agarró con un desganado delfín del Cleto, el intendente de Godoy Cruz, Cornejo, a quien le tiró con todo y prácticamente lo trató de ignorante: "...tuvo que rendir cuatro veces una materia para recibirse...yo lo hice de una sola vez". Las broncas se profundizan en el viejo partido aquí en Mendoza, como ecos de lo que se cocina en el orden nacional en cuanto a las internas presidenciales. Pero en estos lares la cuestión es más aguda por la proximidad de dos de los tres candidatos: el Cleto y Sanz.
Lo que nadie puede descifrar es cuál va a ser la última jugada del Viti: ¿se queda, o se va de la UCR? ¿Se alineará en una alianza con el justicialismo? ¿O correrá solo, como hasta el momento? Lo más seguro es que seguirá siendo un radical inorgánico hasta la última hora en que se cierren las apuestas electorales.
El Celso descansa
Después de varios viajes al exterior en misión específica de su cargo, el Celso Jaque, el gobernador, se tomó una semana de vacaciones. Tras de sí dejó algunos problemas que ya no le inquietan tanto, como el sueldo de los estatales – la mayoría de estos los pesos pesados de los maestros, especialmente – porque están con la licencia anual. Con el presupuesto, que se trató en diciembre, hizo una jugada que hasta el momento le favorece, ya que superó la oposición radicheta con el aval de los gansos. Pero la jugada es que se aprobó, en Diputados, incluso el tratamiento en particular, por lo cual los radicales gritan porque "fue a libro cerrado".
Candidatos silenciosos
En el reñidero justicialista, las aguas están calmas y los pollos no se picotean. Tampoco los gallos viejos, que ni siquiera se hacen ver, a no ser que en esa división lo coloquemos al actual senador nacional Bermejo, o al secretario general de la gobernación, Alejandro Cazabán, que se hacen sentir de una u otra manera y con cierta fuerza. Este silencio tal vez se rompa inmediatamente terminado enero, pero no tanto porque es de presumir que en el justicialismo, todos los que lo representan en lo institucional y partidario, estarán por varios meses más con la brújula en la mano para ver hacia dónde corren los vientos o por donde aparece el sol. O sea de lo que ocurra en el orden nacional en torno a la candidatura, o no, de la Cristina. Es una lógica.
¿Y los gansos?
Tampoco la pasan bien en su corralito, más que nada por las presiones de los de afuera, como los sectores macristas. De ningún lado o costado aparecen figuras relevantes que hagan algo de sombra a los futuros adversarios. El que grita más fuerte es De Marchi, un dirigente ya histórico, con gimnasia política y estatura propia.
La oposición demócrata al gobierno es menos virulenta que la de los radicales; incluso suelen aparecer, al menos en lo legislativo, al lado del oficialismo, como ocurrió con esto del presupuesto. Algunos analistas de café comentan que las aproximaciones tienen que ver con aquel sinceramiento ideológico de Jaque al ganar las elecciones: "...soy conservador…religioso, hombre de hogar." En fin, el libro de pases, como en el fútbol, recién se abre por lo que las sorpresas tardarán en aparecer, para regocijo de algunos y bronca de muchos.
La Quinta Pata, 30 – 01 – 11
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