“Dormíamos en el suelo, no teníamos agua y hacían rondas para tratar de humillarnos”
Daniel Calivares
En la jornada del jueves declaró una ex detenida y el hijo de un ex interventor. La mujer sufrió la muerte de su niño durante el encierro.
“Yo no pertenecía a ningún grupo”, explicó Nélida Allegrini durante su testimonio en el juicio por delitos de lesa humanidad. Sin embargo, eso no la salvó de ser detenida y de permanecer encerrada durante cuatro años en distintos centros de detención de Argentina. En el medio, le ocurrieron muchas cosas. Fue torturada, golpeada y sufrió la muerte de un hijo, pero ella pudo salir adelante, no así su marido, quien jamás se recuperó de lo que le ocurrió durante la última dictadura militar.
Detenidos
Allegrini fue detenida el 11 de mayo de 1976. En realidad, la noche del 10, cuatro personas de civil ingresaron a su casa a detener a su marido, Víctor Sabatini, quien estaba en cama, y a un amigo de este, Daniel Moyano, que estaba de visita. Tras llevárselos a los dos, los captores decidieron quedarse en la casa, con la mujer y los hijos de esta, hasta que el mediodía del 11, el padre de Sabatini llegó a la casa. Entonces, los policías de civil le dijeron que debía cuidar a los chicos y a la mujer se la llevaron detenida al D2, explicó Allegrini.
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“Me mostraron unas fotos, unas horas después, me llevan hacia abajo, me picanearon y me dejaron una lesión en la columna que tengo hasta hoy”, explicó la testigo, quien agregó que, al no saber nada, se ensañaron mucho con ella. Allegreni también explicó que estuvo detenida en el D2 por un mes, luego pasó por la Comisaría 33ª, por la Penitenciaría provincial y, finalmente, por el penal de Devoto, donde quedó libre en 1980. En el D2, la mujer contó que dormían en el suelo. “No teníamos agua ni nada, hacían rondas donde nos trataban de humillar, nos infundían miedo”, afirmó.
La mujer explicó también que, cuando fue trasladada a Devoto, su cuñado comenzó a hacer trámites para que la trajeran nuevamente a Mendoza y que, en una oportunidad, le dijeron que lo harían, pero, al llegar a la camioneta penitenciaria, un policía le dijo que la trasladaban porque había muerto el hijo, de tan sólo ocho años. Finalmente, Allegreni señaló que su marido quedó libre en 1984, pero nunca se recuperó de lo vivido.
El hijo del militar
El segundo testigo de la jornada fue Pedro Tránsito Lucero, quien declaró haber sido detenido por personal del Ejército el 23 de marzo de 1976, momento en que estalló el golpe militar. Lucero era jefe de noticias de diario Los Andes y también hijo de un interventor federal del Ejército que, si bien formaba parte de la línea dura de la carrera militar, no apoyaba los golpes de Estado. Esta situación habría sido el desencadenante para la detención de Lucero, que, según sus propios dichos, fue ordenada por el general Maradona. El testigo también explicó al tribunal que su padre no pidió por su libertad para no “deber favores” a quienes detentaban por esos días el poder del horror. Lucero fue detenido junto a su esposa, que era juez correccional.
El Sol, 23 – 01 – 11
El sacerdote que dijo luego de censurar un show del grupo coral Les Lutherieces que "la violación de la fe es diez mil veces peor que la violación de una hija", ahora podría ser sancionado por el obispado de San Rafael y el INADI.
El cura, quien había censurado un show cómico por considerar que atentaba contra los valores religiosos, emitió una terrible y preocupante frase: "La violación de la fe es diez mil veces peor que la violación de una hija". Ahora tanto el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), como el obispado de San Rafael, evalúan sancionar la actitud del cura.
Para retrotraerse al comienzo de la historia vale volver una semana atrás. El pasado viernes el "padre Pato" decidió interrumpir la actuación de un grupo artístico en la Fiesta Nacional del Chivo en Malargüe. Cuando el grupo coral Les Lutherieces interpretaba la obra "Educación Sexual Moderna" subió al escenario, le quitó el micrófono a un actor y pidió pasar a otro acto por considerar que la pieza atentaba contra las convicciones religiosas.
Ante las críticas recibidas por su acto de censura, el padre en declaraciones radiales sostuvo: "Lo que pasa es que ellos (los Lutherieces) no se han dado cuenta que lo que están haciendo es peor que una violación, pero diez mil veces".
Ahora tomó cartas en el asunto el obispado de San Rafael, al que responde el sacerdote. El presbítero José Antonio Álvarez, responsable de la Oficina de Prensa del Obispado de la diócesis de San Rafael, tildó las declaraciones del cura de "disparate y ofensivas". A su vez dijo que "no es una comparación aceptable" y explicó que la broma realizada en el espectáculo "no puede considerarse una violación de la fe". A su vez le pidieron a Gómez que no hable más con la prensa hasta que ellos avalúen la situación.
"Las declaraciones del sacerdote son un hecho grave que el Obispo monseñor Eduardo María Taussig a su regreso de Roma analizará profundamente y tomará los recaudos del caso si así lo considera", finalizó Álvarez.
En tanto, el presidente del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), Claudio Morgado, señaló que la entidad que encabeza planea "actuar de oficio" frente a las declaraciones del cura.
El antecedente
El exabrupto del cura no está descontextualizado respecto de su pensamiento. Jorge "Pato" Gómez también había sido cuestionado por decir durante un programa educativo en Mendoza que había "indios buenos e indios malos" como justificativo de la dominación a los pueblos aborígenes.
Estuvo en los centros clandestinos Papagayos y D-2 y en el penal de Boulogne Sur Mer. Relató los tormentos a los que fue sometido ante el tribunal que juzga a diez represores por los casos de 24 víctimas.
”Hay infinidad de dirigentes políticos que estuvieron vinculados con la dictadura... pero no voy a mencionarlos.” La afirmación, ante el Tribunal Oral Federal N0 1 que conduce el primer juicio por delitos de lesa humanidad en la capital de Mendoza, pertenece al diputado provincial Ricardo Puga, sobreviviente de los centros clandestinos Papagayos y D-2 y ex preso político del penal de Boulogne Sur Mer durante la última dictadura. Puga declaró el martes 18, durante la decimo octava audiencia del juicio oral a diez represores por secuestros y torturas contra 24 víctimas, incluido el poeta, periodista y militante montonero Francisco Urondo. El coronel retirado Tamer Yapur, de 87 años, fue trasladado desde su prisión hogareña al hospital privado Español, de Godoy Cruz.
El actual presidente de la Comisión de Derechos y Garantías de la Cámara baja mendocina, donde integra un bloque unipersonal, detalló ante el tribunal que preside Juan González Macías las torturas que padeció durante los meses posteriores a su detención, el 13 de enero de 1976. Puga militaba en el Partido Auténtico y había acusado de poner una bomba en la casa del ex gobernador Alberto Martínez Baca al brigadier Julio César Santuccione, jefe de policía de Mendoza desde 1975 y luego símbolo del terrorismo de Estado en Cuyo.
“Me interceptó una persona que dijo ser de Investigaciones. Me pidió el documento y me llevó hacia una rural Fiat 125. Ahí aparecieron tres hombres con pelucas y me metieron en el asiento de atrás”, relató Puga. De inmediato recordó el mensaje por radio que emitió uno de los secuestradores: “Ya tenemos el paquete”.
La primera escala fue en un descampado del barrio Univev, donde lo obligaron a bajar del vehículo, lo encapucharon, lo esposaron y lo metieron en el baúl de un Ford Falcon. “Como mis manos fueron sujetadas por delante pude bajarme la venda, pero cuando se dieron cuenta me partieron los dientes de un culatazo”, añadió Puga.
En el centro clandestino Papagayos, que reconoció durante una inspección ocular en democracia, padeció la primera sesión de corriente eléctrica. “Me llevaron a una habitación y un rato después empezaron a aplicarme picana. Tomaban mate mientras yo me orinaba por la picana”, relató. También le hicieron cavar un hoyo en la tierra y lo sometieron a varios simulacros de fusilamiento.
Los interrogatorios estaban a cargo de un personaje apodado “Porteño”, al que volvería a escuchar en el D-2, el departamento de informaciones de la policía. “Por la forma de hablar y de dirigirse al resto, para mí se trató de un militar”, sugirió Puga. La pregunta que reiteraba a cada secuestrado era “¿Quién mató a Cuello?”, un policía asesinado en los meses previos.
Luego de “cinco o seis días” en el primer centro clandestino, Puga fue trasladado el D-2, por donde pasaron la mayor parte de los testigos de la causa. Allí llegó “con una costilla rota, los testículos quemados por la aplicación de picana y doce kilos menos de peso”, precisó el diputado. En la dependencia escuchó “el comentario de otro preso de apellido Sgroi acerca de que las sesiones de picana podían ser aguantadas”. Entonces “los represores escucharon los dichos, se lo llevaron y lo torturaron más salvajemente antes de tirarlo otra vez en su celda”, recordó.
Puga agregó que en el D-2 no fue sometido a picana pero sí a golpizas. “Una vez me encerraron en el baño y me pegaron. Ahí también escuché al ‘Porteño’”, destacó. La última etapa en cautiverio fue en el penal de Boulogne Sur Mer, del que fue liberado a fines de 1976. Allí el ex comisario Naman García “dio vía libre a la represión”, declaró.
Cuando el querellante Pablo Salinas le preguntó por dirigentes políticos vinculados al aparato represivo, Puga mencionó al ex concejal de Las Heras Roberto Lucas. “Me enteré que participó en un operativo como miembro de la CNU”, dijo, en referencia a la Concentración Nacional Universitaria. También recordó el caso del ex comisario Carlos Rico Tejeiro, ex subsecretario de Seguridad del gobernador Celso Jaque, y manifestó que varios de los funcionarios designados por el ex ministro Carlos Aguinaga “hicieron los cursos de lucha antisubversiva”. Ante una nueva pregunta de Salinas, abogado del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, Puga admitió que “hay muchísimos dirigentes políticos que estuvieron vinculados con la dictadura... pero no voy a mencionarlos”.
Página 12, 19 – 01 – 11
La mujer explicó también que, cuando fue trasladada a Devoto, su cuñado comenzó a hacer trámites para que la trajeran nuevamente a Mendoza y que, en una oportunidad, le dijeron que lo harían, pero, al llegar a la camioneta penitenciaria, un policía le dijo que la trasladaban porque había muerto el hijo, de tan sólo ocho años. Finalmente, Allegreni señaló que su marido quedó libre en 1984, pero nunca se recuperó de lo vivido.
El hijo del militar
El segundo testigo de la jornada fue Pedro Tránsito Lucero, quien declaró haber sido detenido por personal del Ejército el 23 de marzo de 1976, momento en que estalló el golpe militar. Lucero era jefe de noticias de diario Los Andes y también hijo de un interventor federal del Ejército que, si bien formaba parte de la línea dura de la carrera militar, no apoyaba los golpes de Estado. Esta situación habría sido el desencadenante para la detención de Lucero, que, según sus propios dichos, fue ordenada por el general Maradona. El testigo también explicó al tribunal que su padre no pidió por su libertad para no “deber favores” a quienes detentaban por esos días el poder del horror. Lucero fue detenido junto a su esposa, que era juez correccional.
El Sol, 23 – 01 – 11
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El polémico cura mendocino complicado por sus declaraciones
El sacerdote que dijo luego de censurar un show del grupo coral Les Lutherieces que "la violación de la fe es diez mil veces peor que la violación de una hija", ahora podría ser sancionado por el obispado de San Rafael y el INADI.
El cura, quien había censurado un show cómico por considerar que atentaba contra los valores religiosos, emitió una terrible y preocupante frase: "La violación de la fe es diez mil veces peor que la violación de una hija". Ahora tanto el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), como el obispado de San Rafael, evalúan sancionar la actitud del cura.
Para retrotraerse al comienzo de la historia vale volver una semana atrás. El pasado viernes el "padre Pato" decidió interrumpir la actuación de un grupo artístico en la Fiesta Nacional del Chivo en Malargüe. Cuando el grupo coral Les Lutherieces interpretaba la obra "Educación Sexual Moderna" subió al escenario, le quitó el micrófono a un actor y pidió pasar a otro acto por considerar que la pieza atentaba contra las convicciones religiosas.
Ante las críticas recibidas por su acto de censura, el padre en declaraciones radiales sostuvo: "Lo que pasa es que ellos (los Lutherieces) no se han dado cuenta que lo que están haciendo es peor que una violación, pero diez mil veces".
Ahora tomó cartas en el asunto el obispado de San Rafael, al que responde el sacerdote. El presbítero José Antonio Álvarez, responsable de la Oficina de Prensa del Obispado de la diócesis de San Rafael, tildó las declaraciones del cura de "disparate y ofensivas". A su vez dijo que "no es una comparación aceptable" y explicó que la broma realizada en el espectáculo "no puede considerarse una violación de la fe". A su vez le pidieron a Gómez que no hable más con la prensa hasta que ellos avalúen la situación.
"Las declaraciones del sacerdote son un hecho grave que el Obispo monseñor Eduardo María Taussig a su regreso de Roma analizará profundamente y tomará los recaudos del caso si así lo considera", finalizó Álvarez.
En tanto, el presidente del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), Claudio Morgado, señaló que la entidad que encabeza planea "actuar de oficio" frente a las declaraciones del cura.
El antecedente
El exabrupto del cura no está descontextualizado respecto de su pensamiento. Jorge "Pato" Gómez también había sido cuestionado por decir durante un programa educativo en Mendoza que había "indios buenos e indios malos" como justificativo de la dominación a los pueblos aborígenes.
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Torturas en los centros mendocinos
Estuvo en los centros clandestinos Papagayos y D-2 y en el penal de Boulogne Sur Mer. Relató los tormentos a los que fue sometido ante el tribunal que juzga a diez represores por los casos de 24 víctimas.
”Hay infinidad de dirigentes políticos que estuvieron vinculados con la dictadura... pero no voy a mencionarlos.” La afirmación, ante el Tribunal Oral Federal N0 1 que conduce el primer juicio por delitos de lesa humanidad en la capital de Mendoza, pertenece al diputado provincial Ricardo Puga, sobreviviente de los centros clandestinos Papagayos y D-2 y ex preso político del penal de Boulogne Sur Mer durante la última dictadura. Puga declaró el martes 18, durante la decimo octava audiencia del juicio oral a diez represores por secuestros y torturas contra 24 víctimas, incluido el poeta, periodista y militante montonero Francisco Urondo. El coronel retirado Tamer Yapur, de 87 años, fue trasladado desde su prisión hogareña al hospital privado Español, de Godoy Cruz.
El actual presidente de la Comisión de Derechos y Garantías de la Cámara baja mendocina, donde integra un bloque unipersonal, detalló ante el tribunal que preside Juan González Macías las torturas que padeció durante los meses posteriores a su detención, el 13 de enero de 1976. Puga militaba en el Partido Auténtico y había acusado de poner una bomba en la casa del ex gobernador Alberto Martínez Baca al brigadier Julio César Santuccione, jefe de policía de Mendoza desde 1975 y luego símbolo del terrorismo de Estado en Cuyo.
“Me interceptó una persona que dijo ser de Investigaciones. Me pidió el documento y me llevó hacia una rural Fiat 125. Ahí aparecieron tres hombres con pelucas y me metieron en el asiento de atrás”, relató Puga. De inmediato recordó el mensaje por radio que emitió uno de los secuestradores: “Ya tenemos el paquete”.
La primera escala fue en un descampado del barrio Univev, donde lo obligaron a bajar del vehículo, lo encapucharon, lo esposaron y lo metieron en el baúl de un Ford Falcon. “Como mis manos fueron sujetadas por delante pude bajarme la venda, pero cuando se dieron cuenta me partieron los dientes de un culatazo”, añadió Puga.
En el centro clandestino Papagayos, que reconoció durante una inspección ocular en democracia, padeció la primera sesión de corriente eléctrica. “Me llevaron a una habitación y un rato después empezaron a aplicarme picana. Tomaban mate mientras yo me orinaba por la picana”, relató. También le hicieron cavar un hoyo en la tierra y lo sometieron a varios simulacros de fusilamiento.
Los interrogatorios estaban a cargo de un personaje apodado “Porteño”, al que volvería a escuchar en el D-2, el departamento de informaciones de la policía. “Por la forma de hablar y de dirigirse al resto, para mí se trató de un militar”, sugirió Puga. La pregunta que reiteraba a cada secuestrado era “¿Quién mató a Cuello?”, un policía asesinado en los meses previos.
Luego de “cinco o seis días” en el primer centro clandestino, Puga fue trasladado el D-2, por donde pasaron la mayor parte de los testigos de la causa. Allí llegó “con una costilla rota, los testículos quemados por la aplicación de picana y doce kilos menos de peso”, precisó el diputado. En la dependencia escuchó “el comentario de otro preso de apellido Sgroi acerca de que las sesiones de picana podían ser aguantadas”. Entonces “los represores escucharon los dichos, se lo llevaron y lo torturaron más salvajemente antes de tirarlo otra vez en su celda”, recordó.
Puga agregó que en el D-2 no fue sometido a picana pero sí a golpizas. “Una vez me encerraron en el baño y me pegaron. Ahí también escuché al ‘Porteño’”, destacó. La última etapa en cautiverio fue en el penal de Boulogne Sur Mer, del que fue liberado a fines de 1976. Allí el ex comisario Naman García “dio vía libre a la represión”, declaró.
Cuando el querellante Pablo Salinas le preguntó por dirigentes políticos vinculados al aparato represivo, Puga mencionó al ex concejal de Las Heras Roberto Lucas. “Me enteré que participó en un operativo como miembro de la CNU”, dijo, en referencia a la Concentración Nacional Universitaria. También recordó el caso del ex comisario Carlos Rico Tejeiro, ex subsecretario de Seguridad del gobernador Celso Jaque, y manifestó que varios de los funcionarios designados por el ex ministro Carlos Aguinaga “hicieron los cursos de lucha antisubversiva”. Ante una nueva pregunta de Salinas, abogado del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, Puga admitió que “hay muchísimos dirigentes políticos que estuvieron vinculados con la dictadura... pero no voy a mencionarlos”.
Página 12, 19 – 01 – 11
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