domingo, 27 de marzo de 2011

El fuego de la memoria

Marcos Meloni

Vivimos en un mundo de símbolos. Tal vez el mayor ejemplo y sin dudas el más conflictivo sea el dinero. Pero no es de eso de lo que queremos hablar, más allá de estar omnipresente en nuestras vidas y sociedades. Lo que hoy nos convoca es el día en que conmemoramos el inicio de la peor catástrofe contemporánea que vivió nuestra Argentina. El 24 de marzo pasa a ser uno de los nuevos símbolos que mueven a todo un país y por qué no a toda Latinoamérica.

El Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia nació en el marco del gobierno de Néstor Kirchner, que junto con Cristina Fernández forjaron un compromiso indeclinable frente al horroroso pasado que se encendía no solo para esta fecha sino en cada jueves que las Madres se reunían en la emblemática Plaza de Mayo, en cada día de los que vivieron en carne propia la pérdida como el encierro durante el espanto llamado Proceso de Reorganización Nacional. Frente a esta realidad, inexorable como tantas que nos han tocado y nos siguen acechando, un Proyecto se inviste de su capacidad y su voluntad para transformar ese recuerdo que no solo es una llaga sino un abismo generacional que cercenó el futuro de miles de ideales, de proyectos, de sueños, de construcciones que hoy empiezan a reverdecer, con otro tono, otra intensidad, pero fuera de la violencia y la persecución que se vivieron en esos años terribles.

Eduardo Galeano, en circunstancias de una visita reciente a Mendoza por el recibimiento de un título honorífico, confesó textualmente estar “muy, pero muy contento y muy orgulloso de recibir un Honoris Causa en este país que está a la vanguardia de los derechos humanos en el mundo”. Imposible no sentirnos orgullosos de que semejante hombre de la intelectualidad latinoamericana de la resistencia diga estas contundentes palabras, el hombre de las Memorias del Fuego y de nuestro Uruguay hermano, que como la mayoría de nuestros pueblos de América Latina sufrió las dictaduras cívico-militares en aras de los intereses más mezquinos y oscuros de nuestra historia reciente.

Hacernos cargo y demás. Recrudecer y construir a partir del legado de esas treinta mil personitas. Llevar hasta lo más hondo sus enseñanzas, sus peleas, sus fuerzas, su resistencia. Llevar hasta lo más alto un país que no olvida ni perdona, un país que hace Justicia por su Memoria.

Río de Palabras 43, 24 – 03 – 11

La Quinta Pata

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