domingo, 13 de marzo de 2011

A su manera, está a la vista que Cristina irá por la reelección

Emilio Marín

Con el acto masivo en Huracán, quedó claro que la presidenta irá por la reelección en octubre. No fue oficializada su candidatura pero es un hecho admitido por propios y extraños.

En política hay una arraigada costumbre de conmemorar con actos ciertas fechas importantes. Eso sí, en esos homenajes no se habla tanto de lo que ocurrió en ese pasado sino sobre todo de lo que esté pasando en la actualidad.

Ese costado de la política local quedó demostrado el viernes 11 con el multitudinario acto de Huracán que tuvo a la presidenta como oradora central.

Formalmente, era un recordatorio de la victoria electoral del peronismo y el FREJULI el 11 de marzo de 1973, que llevó a Héctor Cámpora a un breve gobierno. Pero de lo menos que se habló este viernes fue de Cámpora; se habló mucho más de Néstor Kirchner y de las realizaciones del gobierno de Cristina.

Hubo sí muchas referencias a la juventud, casi equiparada a la "juventud maravillosa" de aquellos años ´90, sin las reminiscencias de la JP Regionales y montoneras porque los tiempos políticos son otros. Sí hubo varias pancartas de jóvenes desaparecidos en la época de la dictadura militar con que se cerró esa época setentista.

En el estadio quemero había 80.000 personas más 10.000 o 20.000 afuera, se entusiasmaron los organizadores, de la Corriente Nacional de la Militancia. El diario La Nación bajó drásticamente esa cifra a la mitad, pero sin poder negar el éxito de la convocatoria.

De esa Corriente hablaron líderes de cuatro sectores internos: el titular de la bancada de diputados del FPV, Agustín Rossi; el Movimiento Evita de Emilio Pérsico, por medio de "Chino" Navarro; el Frente Transversal de Edgardo Depetri y la agrupación del quilmeño Francisco Gutiérrez. Hubo también un orador de La Cámpora, Andrés Larroque, y el gobernador de Entre Ríos, Sergio Uribarri, quien va por la reelección.
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Daniel Filmus quedó afuera, dicen que por veto presidencial. Cristina no le perdonaría la "traición" de su ley de glaciares acordada con Miguel Bonasso, ni la "deserción" de 2009 cuando se negó a una candidatura testimonial.

La ausencia más notable, del palco y de las tribunas, fue la de Hugo Moyano, los camioneros y la CGT. También faltaron los intendentes del conurbano más enfrentados con la idea de aceptar colectoras y conformar una lista transversal, por ejemplo con Martín Sabbatella. Este también se abstuvo de ir a la cancha aunque había sido invitado.

De todos modos, con esas polémicas eternas sobre el número de asistentes a un acto de masas y con esas ausencias o vetos, lo cierto es que este sector del kirchnerismo largó primero con una campaña política apuntada a que Cristina sea reelecta. Rossi fue el más claro y enfático en blanquear este objetivo.

La presidenta, en cambio, no se hizo cargo de la consigna "Borombombom, para Cristina, la reelección". "Para Cristina, veremos" había dicho dos días antes al inaugurar el nuevo edificio de Económicas de la UBA. Nadie, salvo la fracasada pitonisa Elisa Carrió, tiene dudas de que CFK será la candidata.

Depende, ¿de qué depende?
Se nota que a casi cinco meses del fallecimiento de su marido, la presidenta lo tiene muy presente en su interior y lo refleja en su actividad política. Es como si no pudiera prescindir de su recuerdo y eso es muy entendible. Probablemente sea esa circunstancia la que la lleve a repensar una y otra vez las condiciones personales y familiares para aceptar o no la candidatura que le pide unánimemente el kirchnerismo y no sólo la Corriente Nacional. "Como compañera quiero pedirles que este acto de este 11 de marzo sea en recuerdo a quien fue mi compañero de toda la vida; Néstor estaría contento y orgulloso de ver a miles y miles de jóvenes", dijo al comienzo de su discurso.

Los opositores acérrimos y los medios monopólicos, en cambio, interpretan que estas medias tintas sobre su candidatura obedecen a un cálculo político: Cristina no estaría segura de ganar en primera vuelta y quiere dejar que las cosas decanten para imponer la idea de que su triunfo es inexorable.

Una cosa es segura: hoy – aunque para octubre faltan 7 meses, Cristina tiene una alta intención de voto y lleva una clarísima ventaja a sus impresentables competidores. Faltan muchas cosas, entre otras su confirmación y proclamación formal, pero quienes estuvieron en la cancha de Huracán y quienes lo vieron por TV, no tienen dudas de que ella será la candidata a presidenta.

Entre otros argumentos, hay uno que tiene su peso: ¿CFK habría aceptado ir a un acto donde era sabido que la consigna unificadora pasaba por su reelección, si no tuviera decidido in pectore la aceptación? O dicho de otro modo, si piensa rechazar la candidatura del FPV, ¿habría ido a ilusionar en vano a sus seguidores?

Lo que sí está en duda o en debate es el segundo término de la fórmula. La discusión recién empieza. Y dos ministros se han pronunciado por un acuerdo transversal aún con el triste antecedente de la traición de Julio Cobos. Florencio Randazzo y Aníbal Fernández recordaron la línea frentista del PJ de tiempos de Perón. Así y todo eso no aclara el fondo de la cuestión, porque una cosa sería elegir a Sabbatella para vice y otra al titular de la Daia o de la AMIA.

A propósito, las autoridades de la colectividad israelita estuvieron esta semana en la Casa Rosada acompañando a la cúpula del Comité Judío Americano (American Jewish Committee-AJC). Fueron recibidos por la presidenta y el canciller Héctor Timerman. La directora del AJC, Dina Siegel Vann, dijo que la marcha de la causa AMIA se llevó buena parte del encuentro, así como "la presencia creciente de Irán en la región y sus posibles consecuencias".

Por lo visto, en este punto, el gobierno argentino sigue con una política pro Israel opuesta por el vértice a la que practican Hugo Chávez, Dilma Rousseff, Evo Morales y Rafael Correa, entre otros socios de la Unasur.

La embajada
Cristina y Timerman hacen todo cuanto pueden para que la relación con Estados Unidos funcione de la mejor manera posible. Su adhesión a las campañas anti-Irán son parte de ese dispositivo a la alianza con Washington.

Sin embargo, varios acontecimientos de la semana ponen en tela de juicio esa actitud de colaboración o buena vecindad con el norte.

Por ejemplo, la IBM o Big Blue salió indemne del juicio por pago de sobornos a funcionarios de la Anses en la época menemista. Fue al cabo de 16 años de un cajoneo judicial que terminó sirviendo de argumento para la defensa de los procesados. Se repitió en este caso la conducta estadounidense de no colaboración, ya advertida en el otro juicio por sobornos, entre IBM-Banco Nación, cuando los directivos estadounidenses ni vinieron al país ni aceptaron declarar desde su país.

Quiere decir que una de las partes colabora en asuntos de interés mutuo como debería ser la lucha contra la corrupción, y la otra no.

La embajada norteamericana es parte de la política imperial, de injerencia en los asuntos internos argentinos. Esto se corroboró con los cables desclasificados de WkiLeaks donde la embajadora Vilma Martínez aparece opinando en contra de la utilización de reservas del Banco Central y criticando la remoción de Martín "Luli" Redrado.

Y no se trata de que estas opiniones fueran estrictamente reservadas. Es que la embajadora se formó esa opinión en base a las reuniones con los políticos de la oposición y a su vez los influyó también a ellos con ese pensamiento antigubernamental. Mauricio Macri, Eduardo Amadeo, Julio Cobos, Federico Pinedo y otros fueron sus contertulios.

Al actuar de ese modo, Martínez incumplió su promesa del día de la presentación de sus cartas credenciales, el 18 de setiembre de 2009, cuando dijo: "Voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para mejorar la excelente comunicación y cooperación que tenemos".

La embajadora presentó el 15 de enero pasado al secretario de la Marina de los Estados Unidos, Raymond Mabus, al ministro de Defensa Arturo Puricelli y al jefe del Estado Mayor de la Armada Almirante Jorge Godoy. La web de la embajada publicó que esos encuentros eran para "repasar temas de interés mutuo y reafirmar el histórico compromiso de la Armada de la Argentina y la Armada de Estados Unidos con la cooperación bilateral".

Sin embargo, la llegada de un avión militar de la Fuerza Aérea estadounidense, el pasado 10 de febrero, con armas y drogas ilegales, indicó que tal "cooperación bilateral" no era tal.

Por supuesto, la culpa no está toda afuera. El ministro Julio Alak en su momento había autorizado esos ejercicios entre militares norteamericanos y policías federales de GEOF, que tuvieron una primera parte el año pasado. A Nilda Garré, en Seguridad, le cupo el triste papel de autorizar la segunda parte, imposibilitada por el escándalo detonado el 10 de febrero.

El gobierno nacional pidió a Washington una disculpa, que aún no llegó. Y como el juez en lo penal económico Marcelo Aguinsky resolvió el viernes pasado que en esos hechos detectados en Ezeiza no había delitos, es más improbable aún que llegue esa disculpa. Peor aún, lo que han arreciado son los reclamos de devolución del material incautado, que debería ser destruido y no reintegrado si en Buenos Aires hubiera un poco más de determinación nacional y popular.


La Arena, 13 – 03 – 11

La Quinta Pata

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