domingo, 15 de enero de 2012

Un no grande como el horizonte

Ernesto Goldar*, Revista Utopias , Buenos Aires, marzo/abril 1992; año IV, Nº 7.

Por supuesto que no a las estrategias de reconversión, al estancamiento, a los planes de ajuste, al endeudamiento externo y al abismo de la deuda que crece, a los sesenta y tres mil millones de dólares negociados con monitoreos y controles, a la entrada en el primer mundo, a las subordinaciones de costumbres y a las que vienen desde 1976 hasta la fecha, a la nueva división internacional del trabajo, al genocidio y a la democracia para los ricos, a los indultos y a los insultos, a Raúl Alfonsín y a Carlos Menem, a las estrategias de recomposición hegemónica y a la prepotencia norteamericana, a la guerra, a la estabilidad, a las concentraciones y centralizaciones y a los cuarenta grupos económicos que pasan a controlar mil noventa y una empresas en pocos años, a las regulaciones y desguaces, a la exclusión social, al consenso, a los que domestican y a los domesticados, a la plusvalía absoluta y a la relativa, a los burócratas, a los comunicadores sociales y a los intelectuales orgánicos, a la represión abierta y encubierta, a la ideología privatizadora, a las auditorías permanentes, a la realidad, a los desmoralizados, al universalismo de la modernidad y a la decadencia de los posmodernos, al desencanto de Max Weber, a los egoístas por programa y por manía, a los que bajan los brazos y no aprietan mi mano, a los que tiran los bustos de Lenin, a los que pegan fotos del Che y no lo elevan en el corazón, a los que no son del sesenta ni del setenta ni del ochenta ni del noventa, a los babiecas del paddle y Sacoa, a la ciudad de baratijas, a los que no tienen ni a Cristo ni a Marx, al modelo Puerto Rico, a los que dicen adiós al proletariado, a los que no le encuentran sentido a la vida y están monopolizados por la racionalidad instrumental, a las perspectivas de Habermas, Berger, Lyotard, Baudrillard y sus diagnósticos, a la izquierda cansada, a los pasados de moda, a los que tienen vergüenza de emocionarse, al fin de la historia, a los politiqueros y a las nuevas tecnologías informatizadas, a las crisis, a los siete grandes, al plan Brady, a las videocaseteras, al imbécil pomposo y a la mujer resignada a la rentabilidad de las empresas, a la precariedad de las relaciones salariales, laborales y personales, a los cínicos, a los socios activos del renegado Kautsky, y no también, de ningún modo, a las alienaciones religiosas, al mundo profano, al estado, a los socialismos falsos, a la mercancía y a la acumulación originaria, al saber absoluto, a los valores éticos tradicionales, al hombre que está solo y espera, a los santos oficios, a las ambigüedades, a los guarismos electorales, al conocimiento fragmentario, al culto de lo insignificante.
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Definitivamente no, negativo, opuesto, con disentimiento, discordia y desavenencia, con las reservas del caso además de veto, adversidad, mala estrella, intersección y entremetimiento, con los antagonismos concomitantemente y con las rivalidades juntas, en fin, de todas las maneras, para resumir: negado; sea como sea en síntesis, más apropiadamente y a tal punto que no, por ausencia de influencia, falta de entendimiento, ceguera, brutalidad, contraevidencia, cisma, nónada, hostilidad, fruslería y para que cada cual piense como le venga en gana digo que no, digo no por refutación y digo en contra.

* Ensayista y político, hombre del llamado “pensamiento nacional” (1940-2011). Publicó más de veinte libros. Entre ellos se destacan, "El peronismo en la literatura argentina"; "La mala vida"; "Jauretche"; "Proceso a Roberto Arlt"; "Buenos Aires: vida cotidiana en la década del '50"; "John William Cooke y el peronismo revolucionario"; "Los argentinos y la guerra civil española"; "La clase media en el '83"; "¿Qué hacer con Perón muerto?", y tres poemarios: "Feria en San Telmo"; "Instinto de conversación", y "En voz desmayada y baja" (Página/12, Buenos Aires, 18 de julio de 2011) .

Esta declaración surge probablemente por el clima de consulta popular (por “sí” o por “no”) promovido desde el gobierno del Presidente Menem, en vistas de la reforma constitucional que instauraría —a partir de 1994— la reelección presidencial. (Eduardo Hugo Paganini)

Revista Utopías, Buenos Aires, marzo/abril 1992; año IV, Nº 7



La Quinta Pata, 15 – 01 – 12

La Quinta Pata

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