Emilio Marín
La presentación de Héctor Timerman ante Naciones Unidas, fue impecable. Lo había adelantado la presidenta Cristina Fernández en el acto del Salón de los Patriotas Latinoamericanos: se llevaría una denuncia contra el gobierno británico por militarización del Atlántico Sur.
Y allá fue Timerman, con sus carpetas y fotografías, que entregó protocolarmente al secretario general, el surcoreano Ban Ki Moon; al titular de turno del Consejo de Seguridad, Kodjo Menan, de Togo, y a quien preside la Asamblea General, el qatarí Nassir Abdulaziz Al Nasser.
El tejer alianzas lo llevó también a hablar con los representantes de los dos gobiernos latinoamericanos que tienen representación no permanente en el Consejo, Colombia y Guatemala.
El canciller realizó una conferencia de prensa con medios y representaciones de países amigos de Argentina, donde mostró esas fotos e imágenes que comprueban la mentada militarización británica.
En ese despliegue aparecieron el destructor clase 45, HMS Dauntless, los aviones de quinta generación (empleados por los ingleses en Irak, Afganistán y Libia), con misiles que pueden alcanzar el sur de Brasil. Y el punto crucial: se acusó a Londres de introducir armamento nuclear en la zona, antes y ahora. La potencia ocupante viola así los tratados internacionales como el de No Proliferación Nuclear de Tlatelolco, del que es firmante.
Timerman castigó otro flanco. El presupuesto del Reino Unido ha bajado en numerosos rubros, pero ha subido el gasto militar en Malvinas. El resultado concreto, según el disertante, es que allí se cuadriplicó la fuerza militar.
Si la batalla por la soberanía del archipiélago se fuera a definir sólo por la política, habría que decir que Argentina ya ganó la pulseada. Es que frente a semejante despliegue de datos y aliados, el Reino Unido se limitó a contestar, secamente, por boca de su representante en la ONU, Mark Lyall Grant. Este burócrata, con cara de aburrido, dijo que no debía comentar el despliegue militar de su país pero que era un hecho conocido que submarinos británicos patrullan los mares del mundo. Indirectamente confirmó las denuncias del canciller argentino, quien había apuntado al submarino Vanguard.
Hasta aquí todo bien con la posición del Palacio San Martín. ¿Alguien podría no compartirla? Y sí. Hay gente que tiene una posición contraria, afín a la del Foreing Office o funcional a éste. Algunos la han trasuntado, al boicotear el acto político con la presidenta, casos de Mauricio
Macri, Eduardo Duhalde, Hermes Binner, Pino Solanas y Oscar Aguad, entre otros políticos. Otros lo expresan en notas periodísticas, como el ex vicecanciller de Menem, Andrés Cisneros.
Joaquín Morales Solá también criticó al gobierno en TN, diciendo que aún desde la retórica, esa política era similar a la que siguió la dictadura. Clarín y La Nación estaban muy preocupados por la carestía de la vida que supuestamente empezarían a sufrir los kelpers fruto del "bloqueo comercial".
Leer todo el artículoLímites K. Esa línea de reclamos a Londres es correcta, a pesar de los misiles disparados por el ex amigo del genocida tucumano Bussi (en rigor entrerriano). Los valores en juego en Malvinas, por su impacto político de territorio usurpado con violencia hace 179 años, sus recursos naturales en plena depredación por los okupas ilegales, los mares circundantes y su proyección antártica, poderoso reservorio de agua potable), explican que el grueso de la población simpatice con la postura más bien malvinera de CFK que con la desmalvinización iniciada por el general Reynaldo Bignone y seguida por las "relaciones carnales".
Esto es tan así que la presidenta, junto con el apoyo social recibido dentro y afuera del país, puede estar ante un problema político el próximo 2 de abril. Se cumplen 30 años del breve desembarco. ¿Habrá reivindicación crítica de esos 73 días de soberanía en las islas? ¿O se considerará que esa recuperación fue una completa locura y debe ser repudiada como si fuera sinónimo de terrorismo de estado?
Aún suponiendo que impere el equivocado criterio de rechazar al 2 de abril, el problema sigue en pie con solo treinta días de diferencia. Es que el 2 de mayo de 1982, cuando fue hundido el ARA "Gral. Belgrano" mientras navegaba fuera de la "zona de exclusión", provocando 223 muertos argentinos, allí ya no había lugar para criticar la recuperación. "Hundidlo" dijo la Dama de Hierro, en escena refrescada por Meryl Streep. A partir de allí, aunque se siguiera denunciando que el "Operativo Rosario" había sido concebido por la Junta Militar para perpetuarse, solo un acendrado espíritu antiargentino (léase cipayo) podía aconsejar que el fuego se dirigiera sobre las tropas argentinas. El blanco debía ser la flota fletada por la "Vieja Raposa" denostada por León Felipe.
Para estas circunstancias complejas y confusas viene bien releer a los próceres. San Martín, en su carta a Rosas, del 10/06/1839, le dice: "A aquellos argentinos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su Patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempo de la dominación española; una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer". Tal cual, don José.
El apoyo a las demandas argentinas formuladas por el actual gobierno democrático, no es óbice para no puntualizar sus carencias en este tema. En Buenos Aires y Nueva York los anuncios de estos días no incluyeron ni una sanción a las empresas británicas que acá ganan fortunas con total tranquilidad, como si fueran sociedades anónimas de otro planeta.
Antes de volar a Nueva York, Timerman tuvo una amable reunión con Roberta Jackson, alta funcionaria del Departamento de Estado. Ambos se colmaron de piropos sobre lo importante de la relación bilateral. ¿Acaso no se sabe que EE UU fue y es el principal soporte inglés? No es "el enemigo de nuestro enemigo". Es el amigo de nuestro enemigo, pero Cristina-Timerman se hacen algunas ilusiones en Washington, como Galtieri-Costa Méndez.
¿Debate serio o seria represión? Se viene haciendo más dura confrontación entre las empresas mineras, avaladas por los gobiernos provinciales y el nacional, y las comunidades que se consideran afectadas por esos proyectos.
En particular se vivieron acontecimientos muy dramáticos, con represiones policiales en Belén y Tinogasta (Catamarca) y en Amaicha, Tucumán. La protesta popular tenía que ver con bloqueos a Bajo la Alumbrera, donde domina la firma suiza Xstrata Plc y las canadienses Goldcorp y Northern Orion Resources, más Catamarca y la Universidad de Tucumán.
Algo similar había ocurrido días atrás en Famatina, La Rioja, donde los vecinos y los ambientalistas habían bloqueado varios días los caminos hacia la mina que quiere explotar la canadiense Osisko, autorizado por el panqueque Beder Herrera.
Cambian los nombres de los pueblos y empresas (todas multinacionales), porque también aparecen Veladero y Pascua Lama en San Juan, con la Barrick Gold y Gioja; Andalgalá y Agua Rica, etc., pero el problema es el mismo.
Esa mera descripción, más el rechazo social a la minería contaminante en Río Negro, Salta y Chubut, pintan un panorama grave. Hay amplios sectores populares que se oponen a esos proyectos extractivos y los identifican con saqueo y contaminación.
Lejos de atender a estos reclamos, por ahora el gobierno redobla la apuesta a favor de la megaminería. Uno de los últimos proyectos legales de Carlos Soria, antes de ser baleado por su esposa, fue autorizar el uso del cianuro, antes prohibido en Río Negro.
La protesta social y política contra los proyectos descontrolados de las multinacionales – y la complicidad del gobierno – viene ganando más apoyo a nivel nacional. Ese aval pegó un brinco alto cuando las imágenes de la TV mostraron la brutal represión en Belén y sobre todo Tinogasta.
Una policía con armas de fuego, palos, gases, perros, balas de goma, etc., se llevó por delante a los pobladores, gente humilde del lugar. A propósito, esos efectivos tan poco democráticos estaban enmascarados. ¿No se criticaba tanto a los piqueteros por ponerse pañuelos? ¿Qué se dice ahora de esos policías enmascarados y de gas fácil?
Justo en el medio de los incidentes de Belén y Tinogasta, la presidenta estuvo muy gozosa en una teleconferencia con su vice Boudou, Débora Giorgi y directivos de Cemento Avellaneda, en Olavarría. Más feliz estuvo por las palabras de un supuesto obrero que apoyó la minería y denostó a los ambientalistas, mintiendo con que los cortes en Catamarca no dejaban entrar comida a los mineros (el ministro de gobierno catamarqueño justificó la represión para que pudieran pasar los camiones con explosivos).
El fraude tuvo patas cortísimas. Cristina elogió a ese seudo minero "Antonio" como si sus palabras fueran "vox populi, vox dei". Pero se trataba de Armando Domínguez, presidente del PJ en la ciudad y secretario de AOMA, que hace 25 años no se ponía el casco. La presidenta metió la pata hasta la cintura y además prometió un debate serio, pero en vez de eso sobrevino
una seria represión.
La Arena, 12 – 02 – 12
La Quinta Pata
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