Embestida contra Diego Lavado y los derechos humanos: otra voz de repudio

Horacio Báez

Quiero expresar también mi solidaridad con Diego Lavado y manifestarme sobre lo que dice Ramón Ábalo. Sobre Diego habla su historia coherente con el servicio a los derechos humanos de todos, sean víctimas o imputados, sobre todo de los derechos de los más vulnerables. Es un orgullo para los mendocinos contar con una persona como Diego. Y también es una tranquilidad que esté allí, donde se lo necesite, dispuesto a poner el hombro en favor de la paz y de una mejor convivencia. Junto con la agresión contra él de gente encubierta está una parte de la realidad que describe y presiente muy bien, en mi criterio, Ramón Ábalo.

Podemos ver con naturalidad que la derecha, en todas sus manifestaciones, esté apareciendo con su violencia ya conocida por el pueblo argentino. La democracia política en el estado de derecho actual ha durado más que en toda nuestra historia desde que fuimos colonia. Creo que esto se da porque todavía hay voluntad de inclusión y de resistencia en el seno más digno de nuestro pueblo y en su conducción de lucha más consecuente, los organismos de derechos humanos, nacidos al calor del sufrimiento y del amor.

En este momento se está haciendo presente y está mostrando sus garfios la reacción más conservadora y criminal a través de varias vías, pero especialmente en el terreno de la seguridad/ inseguridad, que es lo que destaca Ramón Ábalo. En mi trabajo ligado al derecho penal provincial lo vengo viendo incrementado desde hace algún tiempo. Antes habría que decir que la parte de la sociedad más vulnerable a la violencia del derecho penal institucional, es decir el pueblo más pobre, siempre ha sido víctima de esa violencia. Recordemos que más del 90 % de los imputados en el sistema penal provincial no han terminado la escuela primaria. Pero más acá de esa realidad histórica, actualmente se muestran expresiones de mucha violencia institucional, entre otras la ley Petri. Habría que decir que esa manifestación no viene sola; se trata de una muestra de odio y de ceguera que en manos de nuestra legislatura es demencial.
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Creo que nuestros legisladores, en particular los que puedan estar mejor intencionados, son gravemente inconscientes de lo que generan y promueven con leyes como esa. Están poniendo picanas en las manos de los instrumentos de la represión física del sistema penal, que son los organismos policiales. No podemos dejar de tener en cuenta que esos organismos policiales son los mismos, en cuanto a su mentalidad no alterada por una nueva educación democrática, que actuaron durante la última dictadura y que ya venía desde el fondo de nuestra historia antinacional - campañas al desierto, bombardeos en plaza de mayo, represión a la resistencia popular. Si no entendemos que esa violencia de arriba no hará bien al problema de la inseguridad sino todo lo contrario, como viene sucediendo, estaremos suicidándonos como sociedad y estaremos reprimiendo salvajemente a los más vulnerables y pobres. Es decir que estaremos dando muestras de cobardía, autoritarismo y estupidez.

Es muy posible que esos instrumentos mecánicos e ideológicos de la derecha estén actuando ahora, como también dice Ábalo, en reacción a los juicios por los crímenes de lesa humanidad, que son un ejemplo para la humanidad y están bañándonos de dignidad como pueblo y como seres humanos. Es posible y hasta evidente que tratan de vengarse, que es el medio de quienes no tienen una ideología que pueda mostrarse en democracia. Y lo peor de todo esto es que estén convenciendo a políticos elegidos en proceso democrático. Habría que insistir en que no hay otra forma de pacificar nuestra sociedad que con más política de comunicación con nuestro pueblo. Este es el que nos puede enseñar a mejorar las relaciones de convivencia pero para que se expresen y para que estemos dispuestos a escuchar hay que abril el juego democrático, que es la tarea de la política. Y no seguir refugiados detrás del mensaje canalla de la criminología mediática.

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La Quinta Pata