Ramón Ábalo
Las jornadas de la semana pasada y las de la presente, de los juicios que por lesa humanidad contra los genocidas de la dictadura se están llevando en Mendoza, han estado signadas por los alegatos tanto de las querellas como los de la defensa. Pero fundamentalmente por la amnesia de los imputados, al grado tal que, por ejemplo, el que fuera jefe del D2, el sitio más emblemático por la masividad de las víctimas a consecuencia de haberse constituido en el más importante centro clandestino de torturas, asesinatos y desaparición forzada de personas, Patrocinio Bruno, afirma que nada tuvo que ver y que nunca supo que en ese ámbito se cometieran ilícitos contra las personas.
Estuvieron en el tapete varias causas de desapariciones, como asimismo de detenciones y torturas, y como principales involucrados aparecen los jefes policiales, en ese entonces, J. Morelato, Armando Fernández y Patrocinio Bruno Pérez. Algunas de las causas son por las desapariciones de Margarita Dolz, Armando y Mario Camín, Daniel Ramírez, Raúl Gómez, Juan José Galamba, y oros, las que han sido exhaustivamente tratadas y que son retomadas en esta instancia de los alegatos. El abogado Diego Lavado, por la querella de las víctimas y sus familiares, en consonancia con su par Pablo Garciarena, por la sección de derechos humanos de la nación, y el fiscal público Dante Vega, afirmó la responsabilidad del único imputado como autor mediato por el grado jerárquico que ocupaban altos funcionarios, las responsabilidades que se les otorgaba, la disposición de informaciones que allí se armaban, la participación de sus subordinados en operativos y la ocupación de las instalaciones del D2 como centro clandestino de detención. Los hechos, afirmó Lavado, fueron perpetuados por un grupo con la decisión de cometer delitos, es decir, que conformaron una asociación ilícita. Por lo tanto, Bruno es responsable, según lo que tanto Lavado como Garciarena y Vega también afirman, con la figura de autor mediato.
Por su parte, la defensa explicó que esa responsabilidad lo hace en el plano técnico, y también de dichos alegatos surge que la defensa acepta los hechos como plan sistemático del terrorismo de estado y la represión ilegal. Sin embargo, solicitó la absolución de Patrocinio Bruno, "porque no se comprueba participación directa ni la de sus subordinados en los operativos represivos ni que las víctimas hayan pasado por el D2."
A su vez Morelato, es el único imputado que ha declarado personalmente ante el tribunal por su alto rango en la nomenclatura policial como jefe de la repartición motorizada. Sin embargo, al igual que Bruno y Fernández, sin inmutarse afirma que ellos "no sabían nada" y que sus tareas eran eminentemente administrativas. Una defensa - la propia - a puro cinismo.
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