Francisco Audelino Amaya completó su testimonio en el marco de la causa que investiga la actuación de José Lorenzo y Antonio Garro en la Comisaría 7ma. de Godoy Cruz. Una vez más quedó evidenciado que la Seccional funcionó como un Centro Clandestino de Detención. Por otro lado, Luis María Vázquez, reconocido dirigente sindical de los ’70, inició la declaración sobre su detención en 1975.
La jornada comenzó con un revés para los doctores Carlos Reig y Omar Venier, abogados defensores de los represores Garro y Lorenzo, cuando se informó por Secretaría, la resolución del Tribunal de rechazar el recurso de reposición, solicitado la jornada anterior. La argucia pretendía evitar preguntas por parte de los querellantes del MEDH y de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
Así, abrió el debate la querella, solicitando precisiones al testigo. No sin esfuerzo, Francisco Amaya, se refirió a la participación de Garro y Lorenzo como los policías que le vendaban los ojos y lo conducían hacia la sala de tortura. Pero este “trecho” entre un lugar y otro fue motivo de indagación rigurosa y de ásperas repreguntas que conmovían al testigo. Quedó claro que Lorenzo y Garro, actuaban funcionalmente “ablandando” al prisionero: vendando, empujando, profiriendo insultos y amenazándolo.
La defensa particular de los policías acusados, fieles a su estilo, intentaron apurar a Amaya insistiendo: “¿vió usted torturar a Garro? ¿sí o no?”, conocida estrategia que busca provocar inseguridad en el testigo. Amaya resistió los embates y, en síntesis, ratificó que los policías acusados participaron activamente y fueron funcionales a un mecanismo ilegal de represión.
Amaya, militante del PRT, fue secuestrado en la calle y alojado inicialmente en la Policía Motorizada, donde convergió con Pablo Seydell y Luis Moretti, a quienes conoció en esa dependencia. Los tres fueron detenidos el mismo día, en distintos lugares y circunstancias. Luego, trasladados a la Comisaría Séptima de Godoy Cruz. En esa misma fecha se produjo un robo en el Banco Nación de Carrodilla, ilícito que endilgaron a los tres militantes para dejarlos, durante años, complicados judicialmente.
Trato inhumano en la cárcel
Luis María Vázquez, reconocido sindicalista de la década del ‘70, inició su testimonio por la detención sufrida entre la Navidad de 1975 y septiembre de 1976. Luego siguió su derrotero como preso político en La Plata y Caseros.
En el momento de ser apresado Vázquez tenía una larga trayectoria pública. Fue uno de los creadores del Sindicato de Obreros y Empleados Públicos de Mendoza –SOEP-, una valiosa experiencia de organización antiburocrática, con gran representación de base, cuyos militantes también sufrieron los embates de la represión.
En esta ocasión fue interrogado por el Fiscal Dante Vega sobre su paso por la Penitenciaría mendocina. Allí, Vázquez identificó, claramente, a la “Peluquería” como el espacio utilizado como sala de tortura y mencionó los nombres de los carceleros Bianchi, Barrios, Linares y Bonafede. Agregó que los cuatro integraban el equipo represivo que tenía por objeto minar la vida de los detenidos por razones políticas.
Inmediatamente describió el trato de los penitenciarios como salvaje, humillante, deshumanizado y degradante. Al recordar esto, Vázquez quedó muy afectado emocionalmente, tuvo un pico de presión y fue atendido por un médico tras lo que debió interrumpirse la audiencia.
El TOF dispuso un cuarto intermedio hasta el próximo lunes, cuando continuará declarando el testigo y luego lo hará Pablo Seydell.
Fuente: https://juiciosmendoza.wordpress.com/
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