miércoles, 31 de octubre de 2007

Año 1 Nro. 5 - Derechos humanos

Derechos humanos: sombras nada más

Los escollos se siguen presentando en la Cámara de Apelaciones y en la de Casación, a la que recurren los defensores de los genocidas para demorar las causas. Apelaciones tras apelaciones con argumentos leguleyos que logran dilatar, pero seguramente por presión del juez Bento, esas apelaciones se van desechando y en poco tiempo habrá juicios públicos y orales, y genocidas a la cárcel.


En Mendoza, a tres años de la nulidad de las leyes de impunidad, con lo cual se reiniciaron los juicios a los genocidas de la dictadura militar, todavía no hay, ni por asomo, ni juicios ni condenas a un solo represor. Apenas se declaró la nulidad, los organismos de derechos humanos hicieron los movimientos adecuados para que, de una vez por todas, se hiciera justicia. El clamor por Verdad y Justicia no era una simple consigna que atemperara en el plano de lo ético el dolor, la bronca y la exigencia de los damnificados, de los familiares de los desaparecidos, que, aquí en Mendoza son algo más de trescientos. El camino no fue fácil desde el mismo momento que se recuperó la democracia y los organismos se dieran la tarea de estructurar, mediante los archivos y las propias investigaciones, los juicios contra los miles de genocidas.Leer todo el artículo - Cerrar
Ya en 1985 se habían llevado a la justicia federal los elementos para conformar una centena de expedientes, en cuyo interior se destacaban las investigaciones y los testimonios como para dar concreción a los juicios y los castigos correspondientes. Pero el poder político, con el presidente Alfonsín a la cabeza y después de aquel lastimoso "felices pascuas", cedió a las presiones de los todavía vivitos y coleando represores, y el Congreso le aprobó las leyes de punto final y obediencia debida, las leyes de impunidad, que se completaron con el indulto menemista. A la democracia se imponía el oscurantismo de los genocidas y sus cómplices.

Para las madres, para los familiares y para los organismos no fue el final. En medio de bronca, o mejor, la bronca como bandera de JUICIO Y CASTIGO A LOS CULPABLES, siguieron en la pelea: "No hay peor lucha que la que se abandona", dijeron las madres y fue clarinada de combate cívico para todos y para siempre, hasta la victoria por sobre el escepticismo, la corrupción política y la omisión judicial. El empeño socavó las bases de la debilitada ética de los mandantes en el Estado, se encontraron resquicios jurídicos para poner en la picota a los genocidas mediante juicios por la verdad. Más de uno de aquellos tuvieron que ir a los estrados judiciales aunque sea para ser señalados públicamente y quedar enterrados en sus cinismos, ya que no tras las rejas. Ya llegaría esta instancia.

Y llegó tras la anulación de las leyes de impunidad, incrementada por la reciente nulidad del indulto menemista.

SE DEBIÓ IMPLEMENTAR LA EXCEPCIONALIDAD EN DEMOCRACIA
En una reunión nacional de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, en una charla informal con el juez que condenó a Etchecolatz, y ante una pregunta, afirmó que los juicios que se llevan a cabo en todo el país llegarán a su término en menos de 15 a 20 años. Es que hay toda una estructura jurídica que impide, dijo, una dinámica a tono con las exigencias de justicia verdadera. Señaló que la mora se produce en los códigos de procedimientos, que en más de un 50 por ciento de sus ítems son inocuos. Si se reformara en ese sentido, en igual proporción se reducirían los tiempos.

Pero está también claro, que la solución, desde el principio, era de la decisión política, y por eso el discurso oficial de derechos humanos no se condice con la exigencia de Verdad y Justicia de las víctimas, sus familiares y de la misma comunidad argentina. No se tuvo en cuenta que la excepcionalidad institucional, jurídica, cívica y ética de la dictadura, para hacer justicia correspondía también la excepcionalidad en democracia y por eso correspondía, al menos, tribunales especiales y medios suficientes, como ámbitos físicos, auxiliares de justicia, muebles y útiles, etc. etc.

EN MENDOZA OTRA DINÁMICA
Sin exagerar, desde el mismo momento de las anulaciones de las leyes de impunidad, los organismos de derechos humanos desempolvaron los expedientes, que en su mayoría estaban en la jurisdicción de la justicia federal en Córdoba. Ello fue así, por lo de la jurisdicción, por un esquema trazado por la justicia militar, de acuerdo a los intereses de sus pares genocidas. Se demoraban las entregas y hasta se encontraron expedientes en el ex ámbito castrense. Otros se habían "perdido". Pero como quien sigue peleando no está muerto, finalmente se cumplió el objetivo de que las causas se radicaran en su totalidad en el Juzgado Federal Nro.1 de Mendoza. No dejaron de surgir contratiempos en la comunidad jurídica, es decir con los jueces, pues aquel juzgado tenía como subrogante al juez Castilla, por la separación del titular Leiva. Tuvo aquel en sus manos cerca de un año los expedientes y no pasó nada. Después fue el juez Rodríguez, también como subrogante, con el mismo resultado nulo. Fueron casi dos años tirados al canasto de los papeles, hasta que se hizo cargo el actual juez Walter Bento, ya como titular, con una actividad de casi dos años. En principio se declaró incompetente, hasta que retomó nuevamente las causas con una dinámica que los organismos consideran con cierta excelencia. Los escollos se siguen presentando en la Cámara de Apelación y en la de Casación, a la que recurren los defensores de los genocidas para demorar las causas, que deben culminar en los juicios públicos. Apelaciones tras apelaciones con argumentos leguleyos que logran alargar los tiempos, pero seguramente que por presión de Bento, esas apelaciones se están desechando en tiempo y forma, según léxico jurídico, y en poco tiempo más habrá juicios públicos y orales, y genocidas a la cárcel, y aunque demorada, la justicia llega, para bien de los afectados, los familiares, los organismos y la misma comunidad. Y los represores en capilla rezan hipócritamente.
R.A.


La mano de obra desocupada en plena actividad

Calumnias y amenazas son, por ahora, perdigones gruesos que se disparan contra los organismos, abogados y militantes de derechos humanos aquí en Mendoza. La mano de obra desocupada no descansa y está empeñada en cumplir lo que sus mandatos tuvieron y tienen como metodología para imponer sus fines: el miedo y el terror, como en el pasado nefasto. Y ya se sabe, el miedo y el terror paralizan y sumen en la paranoia la realidad circundante. Es el objetivo, que los señalados bajemos los decibeles de la protesta y las exigencias por JUICIO Y CASTIGO a los responsables del genocidio de la dictadura; que reneguemos de nuestra esencia solidaria con los que son víctimas del actual terrorismo de Estado, que no otra cosa es el "gatillo fácil", la ausencia en asegurar el trabajo, la salud, la educación, la cultura y el ocio constructivo de la totalidad de los sectores populares. Terminar con la marginación y el hambre de millones de argentinos, la muerte de niños y ancianos por causas que pudieron ser obviadas si la salud y la alimentación no fueran privilegios de unos pocos en un país que puede satisfacer las necesidades más críticas para 300 millones de personas por año.

Hace años, la ofensiva comenzó con la calumnia cuando el cipayo mayor de nuestra era, el ahora desterrado a la repulsa popular, cuando dijo, como presidente entonces, aquello "dónde están los derechos humanos" ante el asesinado de un gendarme, pretendiendo descalificar a los organismos para consolidar su servilismo a los autoritarios y los dueños del poder. Para abroquelar la entrega de la vitalidad del país, de sus riquezas, desmantelar el patrimonio nacional, sin oposición, porque también los organismos nos manifestábamos, y nos manifestamos, contra ese oprobio del despojo. Después, con el mismo objetivo, otros figurones lanzaron aquello de que "los derechos humanos defienden a los delincuentes". Entre ellos el desconsolado Blumberg, pero apostando fuerte a la idiosincrasia e ideología de su casta, la derecha cuasi confesional y discriminatoria sociablemente. No fue menos aquel ministro de Gobierno iglesista,... que dijo que "los organismos de derechos humanos son una pyme y los abogados hacen negocio". Es decir, nuestra vocación solidaria es el antifaz hipócrita con el que disimulamos una actividad falaz. De estas alturas bajó a sectores populares, especialmente de la clase media, desesperada con razón por la ola de violencia y muerte que cunde sin pausa en nuestro medio. La calumnia, aquello de que "miente, miente que algo quedará".

Y la arremetida se prolonga con amenazas cotidianas, como las recibidas por los abogados, Alfredo Guevara, padre e hijo, aquél ya fallecido, Pablo Salinas y Diego Lavado y algunos militantes. Y las pintadas y enchastres a los frentes de los estudios de aquellos, y recientemente, el frente de la biblioteca de la Fundación Ecuménica y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, ubicada en calle Chile, entre Colón y San Lorenzo. No es una pintada cualquier, dice bien grande: CHAU LOPEZ. Tampoco es una pintada inocente, sino algo así como que si López fue desaparecido después de dar su testimonio contra el genocida Etchecolatz, y fue paradigma en ese momento de la lucha de los organismos de derechos humanos, ustedes que están en la misma, cuídense, no vaya a ser...

Hasta ahora que no hay esclarecimiento, pero lo peor es que los gobernantes, los legisladores, esos que piden mano dura, no se han manifestado contra estos atentados que son contra los que ellos defienden, supuestamente: la convivencia, la paz social, la propiedad privada, la vida misma. La hipocresía es también moneda de cambio cuando se aproximan las elecciones.


A un año de la desaparición de Julio López
De Yapa la Ley de Seguridad Nacional

Si bien es cierto que el Estado nacional ha hecho varias acciones para dilucidar la desaparición de JULIO LOPEZ, cuyo testimonio ayudó a condenar al genocida Etchecolatz, a un año sigue desaparecido. Recientemente el gobierno ha aumentado la recompensa y está indagando la justicia, por indicación de aquel, a una serie de militares y policías retirados. Los resultados, hasta el momento, son nulos. Repetimos que para nada inculpamos al Estado, pero sí le achacamos responsabilidad política en cuando no previó este tipo de situaciones ignorando que en el entorno del acusado aún se mueven en la sombra los oscuros personajes de la dictadura. Y no son niños de pecho. A tono con el discurso oficial sobre derechos humanos, se debió, por ejemplo, haber depurado las filas de los organismos armados de seguridad, haber incursionado al interior de los cuarteles, los ministerios militares, los colegios militares. Es decir, allí donde son puestos los huevos de la serpiente. Como lavándose las manos, a lo Pilato, el gobierno depositó la responsabilidad en la Justicia, donde naufragan los mejores y más justos propósitos.

Pero no faltan los gestos de genuflexión ante la prepotencia del imperialismo yanqui con la aprobación por el Congreso Nacional de la Ley de Seguridad Nacional. De hoy en más la protesta social, por ejemplo, los piqueteros, los huelguistas, la rebeldía estudiantil y todo aquello que sea confrontación con el poder, podría ser tachado de subversión o terrorismo. En el marco de lo legal se instaura la represión a los actos que los sectores populares canalicen para exigir por sus reivindicaciones y abre las puertas para que vuelvan los nostálgicos del pasado.


En la dirección de cultura se honra a un cómplice de genocidio

Son varios los lugares, elementos y ámbitos donde son visibles los rastros de la dictadura genocida. Uno de ellos son los nombres de calle, establecimientos escolares y salas de cultura, como la que se denomina Pablo Sacchero, en el edifico donde funciona el ahora Ministerio de Turismo y Cultura, en Avda. España y Gutiérrez. Es una verdadera afrenta a quienes allí exponen el producto de sus ideales y pensamientos, nada que ver con los exponente de la muerte, de los que atentaron contra las ideas y el pensamiento crítico. Este cómplice genocida, fue docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNC, un nido de fascistas que aún lo es, pese a las luchas de años de los alumnos. Sacchero, juntamente con Adolfo Cueto, actual Decano de Filosofía, y Aníbal M. Romano, docente de la misma. Escribió un Historia de Mendoza. En ella se dice del "proceso" que fue un movimiento que "se rebeló contra los abusos cometidos por el anterior gobierno constitucional... se interrumpieron los mecanismos y mandados de la constitución, invocando la necesidad de impedir la anarquía, poner fin a las transgresiones de los gobernantes depuestos y restablecer la moral conculcada". Nada se dice de la represión del Estado a lo largo de toda la obra, que fue publicada en fascículos por el Diario Los Andes, por lo que se deduce, con claridad, también la complicidad y adhesión de dicho medio periodístico a los postulados genocidas de la dictadura. Sacchero, los Cueto y Cía. Fueron vanguardia en la represión universitaria, siendo miles los alumnos, docentes y empleados sus víctimas.

Entendemos que las actuales autoridades de ese Ministerio, si quiere en realidad ser representativo de la cultura, lo que tiene que hacer ya es borrar ese nombre, porque lo peor es que han sido autoridades en democracia los que impusieron esa denominación. Nos proponemos hacer una investigación y desde nuestras páginas iniciar una campaña de higiene moral en aquella sala de arte, nada menos.


Recordatorio

En septiembre recordamos las fechas en que nuestros compañeros fueron detenidos desaparecidos por los genocidas de la dictadura del ’76. Los honramos y los recordamos con nuestro firme compromiso por seguir luchando por las causas que ellos enarbolaron como bandera de vida y dignidad humana

ALVARO CRUZ, María Luisa - 28/9/76
BISONE MOYANO, Horacio Ernesto - 25/9/76
BLANCO PALACIO, Manuel - 01/9/76
COLLADO, Jorge Daniel - 22/9/76
CORREA LLANO, María Inés - 18/9/76
GREGORI, Carlos Fernando - 13/9/76
GONZALES, Francisco - 22/9/76
GUTIERREZ ZAHZU, Juan Antonio - 29/9/76
MOYANO ALMONACID, Salvador Alberto - 27/9/76
RAMOS PERALTA, Julio Oscar - 01/9/76
RONZELLI LÓPEZ, Olga Inés - 13/9/76

La Quinta Pata

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