La legisladora reacciona contra todas las formas en que el Gobierno nacional vulnera los principios federales en su relación con nuestra provincia. Y denuncia la complicidad de muchos mendocinos en estas confiscaciones.
Alejandra Naman - Senadora provincial ARI
La injusta liquidación de regalías petroleras tomando como base el precio de U$S 42 el barril, cuando el valor internacional se ha triplicado nos pone frente al desafío y la obligación de defender lo que nos corresponde.
El decreto 435/07 de marzo del año pasado ordenó al asesor de Gobierno y al fiscal de Estado a efectuar las intimaciones correspondientes a fin de reclamar a las empresas petroleras concesionarias de la explotación de hidrocarburos, las diferencias producidas en la determinación de valores en boca de pozo, expresada en sus declaraciones juradas, que corresponden a las liquidaciones de regalías a partir de marzo del año 2002.
El trámite para el cobro de estas regalías mal liquidadas, hasta el momento, se ha limitado al envío de las cartas documento intimando el pago.
El urgente impulso de los procesos tendientes a reclamar las diferencias no sólo obedece a los plazos de prescripción – que pueden hacer caer nuestro derecho – sino también a la necesidad apremiante de lograr recursos genuinos en una economía provincial con presupuesto deficitario.
Leer todo el artículo - CerrarLa independencia y autonomía que las provincias tienen en un gobierno federal como el nuestro resulta, en estos tiempos y en estas tierras, casi una quimera.
A raíz de esto, vuelve a mi memoria el recuerdo de un viejo luchador, Santiago Felipe Llaver, quien – fiel a sus principios – tuvo la entereza de tomar los Nihuiles en defensa de los derechos de la provincia a la que representaba, enfrentándose a su amigo y correligionario – por entonces presidente de la Nación – Raúl Alfonsín, situación que no le impidió efectuar un reclamo justo por los intereses de Mendoza; demostrando que la pertenencia a un mismo partido y la amistad con el gobernante de turno no es obstáculo para exigir lo que legítimamente les corresponde a los mendocinos.
¿Hasta cuándo tanta mansedumbre en un sistema republicano? ... promoción industrial en desmedro de la industria mendocina; injusto régimen de coparticipación provincial; acatamiento del uso horario del “este”, inconveniente para la salud de los mendocinos; regalías petroleras mal liquidadas y aún no reclamadas; supresión de la medición de índices – por parte de la Provincia – de precios al consumidor y ahora su total anulación; renuncia a un juicio millonario con dictamen favorable para Mendoza a cambio de la obra de Portezuelo del Viento, para la que aún no vemos un peso; falta de un régimen impositivo a las explotaciones mineras que permita un ingreso digno para la Provincia, entre tantas otras cosas. Guardar silencio frente a esto es connivencia.
Guardar silencio implica olvidarnos de aquellos que nos eligieron en defensa de la esperanza de tener una vida mejor.
Sería bueno que quienes cumplimos funciones en virtud de un mandato otorgado por el voto popular, pudiésemos recordar el juramento que hicimos al asumir el cargo, no por la demanda que Dios o la Patria nos hagan – ya que a muchos parecería no importarles y lo toman sólo como una formalidad – sino porque el juicio que la historia realice de quienes no tuvieron el coraje de defender lo propio será efectuado por las generaciones venideras entre las que se encontrarán los hijos de todos nosotros.
El dinero que se resigna cuando no se reclama lo que nos corresponde, no es de los funcionarios o gobernantes ocasionales... es de todos los mendocinos, de aquel que todos los días trabaja para vivir honradamente, del que quiere una vida mejor para su familia, del que hace sacrificios para pagar sus impuestos, del que convoca para luchar por la justicia social, del que tiene puesta la esperanza en el futuro de la provincia.
Por esto y por todos los mendocinos, los que hemos sido elegidos para ejercer la política en nuestra tierra no podemos ni debemos silenciar tanta injusticia, y así, luchando digna y responsablemente, ponernos de pie para defender lo nuestro.
Los Andes, 22 – 05 – 08
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