Catherina Gibilaro
El juez federal Walter Bento elevó la causa de Lila De Marinis secuestrada en Ciudad en junio de 1976.
El caso de la desaparición de Lidia De Marinis –ocurrida durante la última dictadura militar– será el primer debate por delitos de lesa humanidad que se realiza en Mendoza.
En las últimas horas, el juez federal Walter Bento elevó la causa, que recayó en el Tribunal Oral Nº1, que deberá fijar la fecha del juicio.
En el banco de los acusados se sentarán el general de división Luciano Benjamín Menéndez, ex comandante del Tercer Cuerpo; el teniente coronel Orlando Dopazo, del servicio de Inteligencia, y el coronel Tamer Yapur.
Los tres están acusados del delito de privación ilegítima de la libertad de De Marinis, que se produjo en la madrugada del 3 de junio de 1976 en Ciudad. Ese día, cinco hombres armados y con los rostros cubiertos entraron violentamente al departamento de los padres de la joven –conocida con el apodo de Lila–, en Catamarca y Montecaseros.
La mujer se había refugiado allí con su bebé de 5 meses. Los encapuchados tocaron el timbre del departamento 2 del 4º piso cerca de las 0.30, cuando todos dormían.
Leer todo el artículo - CerrarEn una habitación se encontraba el matrimonio de Armando e Isabel; en la otra, el hijo menor, Gustavo, de 15 años, y al fondo, en un pequeño cuarto, Lila con su hijito.
Los hombres del grupo de tareas ingresaron violentamente. Lila tenía 26 años y era militante del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
Los desconocidos empujaron al padre de Lila y lo llevaron a la habitación junto a su esposa. Allí les vendaron los ojos, les ataron las manos y los acostaron boca abajo. Uno de los hombres se quedó custodiándolos y los otros se dividieron en dos parejas para entrar a los otros cuartos.
El hermano de la joven se despertó con una luz en la cara. Los dos hombres que habían entrado revisaron los libros y destrozaron un manual de Matemáticas. Luego preguntaron: “¿De quién es esta mochila?”. Gustavo se dio vuelta para mirar y le dieron un culatazo en la nuca. Lo maniataron y le cubrieron la cabeza con la funda de la almohada. Inmediatamente, los dos individuos fueron hasta la última y más pequeña de las habitaciones, donde Lila estaba durmiendo.
La sacaron violentamente. Descalza y en camisón, la hicieron caminar por el pasillo.
Sus padres y el hermano escucharon sus gritos y las cachetadas que le propinaban. Mientras le decían: “¡Hablá, mierda!”, la arrastraban por el pasillo. Apenas se cerró la puerta, la madre de Lila (hoy tiene 89 años) se desató y corrió a la ventana. Desde allí vio que su hija era subida a un auto rojo. Desesperada, los insultó, intuyendo que tal vez sería para siempre. Su corazón de madre le dijo que no se equivocaba. A 32 años de aquel hecho que le partió la vida en dos, y luego de trajinar infructuosamente por los tribunales, Isabel podrá ver finalmente que se hace justicia.
Diario Uno, 21 – 05 – 08
La figura del momento
La señora Isabel de De Marinis hace 32 años que persigue una justicia que le había sido esquiva. Pero ahora, el juez federal Walter Bento ha elevado a juicio oral la causa por la desaparición en 1976 de Lidia Beatriz De Marinis, hija de Isabel. Es la primera causa por crímenes de lesa humanidad que llega a esa instancia en Mendoza. Isabel ha empujado centímetro a centímetro este desenlace. Ahora podrá ver cómo los asesinos de su hija se sientan en el banquillo de los acusados.
Diario Uno, 20 – 05 – 08
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