lunes, 20 de octubre de 2008

Chantal Mouffe: “los europeos miramos con cierta envidia lo que ocurre en América latina”

Telma Luzzani.

Frente a la izquierda europea, que sufrió las consecuencias de mimetizarse con el neoliberalismo hasta desaparecer como opción, la latinoamericana reaparece con nuevos ensayos. El consejo: buscar un camino con sello propio.

Habla de América Latina con respeto y fascinación. Analiza los cambios políticos que recorrieron sus países con la pasión del científico en los umbrales de un descubrimiento. Es que para Chantal Mouffe, la región es como un gran laboratorio viviente que podría dar respuesta a muchos de sus interrogantes como investigadora del marxismo, y del devenir fallido de la izquierda tras el colapso de la Unión Soviética. La intelectual belga, autora de varios libros de filosofía política, estuvo en Buenos Aires participando en un seminario sobre el "Balance de los gobiernos progresistas en Sudamérica", organizado por la Fundación Jean Jaures, la Friedrich Ebert y Ceppes, bajo la orientación del titular de la Secretaría Permanente del Mercosur, Carlos "Chacho" Alvarez.

- En América Latina se viven cambios políticos inéditos pero también fuertes reacciones a esos cambios. Bolivia es el caso más emblemático. ¿Cómo ve la situación?
- Lo primero que quiero decir es que, en ciertos círculos europeos, vemos con envidia la situación americana, porque en Europa hay una crisis de la izquierda que es realmente muy grave. Hoy, salvo Gran Bretaña con el Nuevo Laborismo y España, no hay gobiernos socialdemócratas. ¡Hasta los países escandinavos han cambiado! Creo que si hay algo que América latina no debe hacer es imitar a Europa y a su modelo de la "tercera vía". América latina debe desarrollar sus propias categorías, usar su creatividad y originalidad para elaborar alternativas de izquierda que sean netamente locales.

- Hay quienes dicen que izquierda y derecha son categorías obsoletas. Leer todo el artículo

- De ninguna manera. Siguen siendo categorías muy pertinentes. Justamente el gran error de la izquierda europea fue haberse movido tanto al centro que dejó de serlo y terminó aceptando las premisas del capitalismo y la globalización neoliberal como única alternativa posible. La supuesta "modernización de la socialdemocracia" fue su aniquilación. Mire el Partido Comunista Italiano, realmente se ha hecho el harakiri, 'no?

- Muchos de los actuales gobiernos latinoamericanos supuestamente de izquierda también aceptan las premisas del capitalismo.
- Sí. Hoy día el tema es si se puede pensar una izquierda que trate de cambiar las relaciones de poder, la hegemonía, en el marco de la democracia. Algo muy positivo es que los partidos de izquierda abandonaron aquel modelo revolucionario en el que había que destruir todo para construir algo completamente nuevo.

- ¿El modelo que usted llamó "amigo-enemigo"?
- Sí, ese en que el opositor es un enemigo al que hay que destruir y al cual no se le da ninguna legitimidad. Eso es una negación del pluralismo y no es compatible con la democracia. El problema es que Europa se fue de ese extremo al otro y pasó a lo que yo llamo el modelo de los "competidores".

- ¿Cómo es ese modelo?
- Es el liberal y sostiene que la política es un terreno neutro, un campo de negociación en el que se compite por intereses. Este modelo niega una realidad: que en una sociedad no todos podemos querer lo mismo y que, entonces, necesariamente hay confrontación de intereses. Tampoco es real, como afirma este modelo, que se puedan solucionar las diferencias simplemente sentándose todos a una mesa para discutir. No existe un consenso sin exclusión. Una solución donde todo el mundo esté contento. Este modelo elimina el concepto de antagonismo y yo lo que digo es que hay que aceptar la dimensión agónica, admitir que hay intereses en confrontación.

- ¿Y cuál sería la alternativa?
- Yo lo llamo el modelo del "adversario", donde el oponente no es un enemigo que hay que destruir pero tampoco un simple competidor. Los intereses de los oponentes son incompatibles por lo tanto hay que admitir que los dos no van a poder ganar.

- Es el caso de Bolivia, donde hay dos sectores enfrentados con propuestas totalmente incompatibles.
- Exacto. Eso es lo que yo llamo la lucha agonista. Son adversarios que pelean por dos proyectos hegemónicos. Uno quiere mantener las viejas estructuras y el otro quiere cambiarlas. El punto es cómo luchar sin llegar a una guerra civil. Cómo ganar dentro de las instituciones democráticas.

- ¿La derecha también usa el modelo "amigo-enemigo"?
- Sí, claro. Es el caso del golpe fallido en Venezuela. Por eso me parece tan importante la reunión del Unasur que hubo en Chile para condenar cualquier solución por la fuerza en Bolivia, Los sectores que tradicionalmente tuvieron el poder no van a dejarlo tan fácilmente 'no? Hay que volver a Gramsci y, concebir la lucha bajo la forma de una guerra de posiciones. Y no meterse en batallas que uno sabe que va a perder. Por eso es que yo no acuerdo con los que critican algunos procesos como el de Chile o Uruguay. Hay que ser realista y saber que la confrontación es inevitable pero que hay que asumirla con las mejores condiciones de relación de fuerzas.

- ¿Gobiernos tan distintos como el de Chávez o Bachelet pueden encuadrarse igualmente en la izquierda?
- Argentina, Brasil, Venezuela, Uruguay, Bolivia, tienen condiciones, historias, relaciones de fuerzas muy, muy distintas. Es absurdo pensar que hay un modelo latinoamericano de izquierda que es el correcto.

- Hay quienes dicen que hay una izquierda buena a la que hay que imitar -Chile, Brasil, Uruguay- y otra mala a la que hay que huirle, como Venezuela, Bolivia, Ecuador.
- Estoy absolutamente en desacuerdo. Esa idea se basa en modelos importados de Europa: la socialdemocracia sería "la verdadera izquierda" y Latinoamérica tiene que imitarla. Se equivocan tanto los que hablan de una izquierda buena o mala como los que dicen que los modelos de Bachelet o de Tabaré Vázquez no son de izquierda. Esas ideas lo que hacen es dividir. Sería un error terrible crear una especie de separación en los países latinoamericanos.

- ¿El gobierno de Chávez es populista? ¿Eso es negativo?
- Toda política democrática tiene una dimensión populista. ¿Qué es la democracia? ¿El poder del pueblo 'El pueblo es homogéneo? Evidentemente, no: está dividido por intereses. El pueblo es una categoría política, es algo que se crea políticamente según se articulan esos diferentes intereses. La derecha trata de crear un pueblo que obviamente es muy distinto del que pretende crear la izquierda. Y esto se genera a través de la lucha política, no es algo que existe con anterioridad. Entonces, el populismo de Chávez no me molesta. Su estilo es, para mí, un poco excesivo. Pero si uno piensa que Venezuela fue completamente saqueada por las oligarquías, que el pueblo no estaba integrado a la sociedad y que reclamaba que alguien asumiera su voz, en ese contexto, Chávez es muy positivo.

- Es fascinante ver cómo un pueblo, una voluntad colectiva, ese "nosotros", va cambiando en distintos momentos de la historia.
- Esa es la lucha por la hegemonía. En Argentina, el campo se presentó como el referente del pueblo. Hay sectores neoliberales que logran la adhesión del pueblo a su proyecto. Eso la izquierda debe evitarlo. Pero, en general, la derecha tiene mayor claridad para presentar sus intereses como si fueran los de la Nación. Nunca van a decir: "Nosotros defendemos nuestros intereses" sino "Defendemos los intereses de todos". Volviendo a Gramsci, es hegemónico el grupo que es capaz de presentar una visión, un proyecto en el cual la mayor parte de una sociedad se identifique, sabiendo que nunca va a abarcar a la totalidad. Esto explica por qué las clases medias y bajas pueden seguir tanto a un proyecto de izquierda nacional-popular como otro de derecha. Justamente, ésos son los sectores clave.

- ¿Y cómo se captan esas mentes?
- Obviamente no basta con anunciar "Va a haber aumento de salarios" y cumplir. En política es fundamental la dimensión del imaginario, la identificación, las pasiones. El modelo liberal dice: "La gente vota al partido que defiende más sus intereses". Eso es otra mentira. Si no, no se puede explicar por qué hay gente que vota completamente en contra de sus intereses reales.

- Como los que reeligieron a Menem o a Bush. ¿Cuál es su opinión sobre la actual crisis de Estados Unidos?
- Esta crisis reivindica la política de la izquierda en Latinoamérica, ¿no? Los primeros en darse cuenta de que el neoliberalismo no llegaba a nada fueron ustedes. Acá están adelantados respecto a los partidos de izquierda de otras partes. Están a la vanguardia en la elaboración de un nuevo modelo aunque todavía no se sepa bien cuál es. Lo importante, por ahora, es que se demostró totalmente falsa aquella consigna de que "No hay más alternativa que la economía de mercado" América latina está demostrando que hay opciones. 'Será la izquierda europea capaz de aprovechar el momento? Veremos.

- ¿Gana Obama en EE.UU.?
- Gane un demócrata o un conservador, hay algunos intereses de Estados Unidos que no van a ponerse en cuestión.

- ¿El futuro es la multipolaridad?
- Absolutamente. ¡Pensar que hace apenas un par de años parecía algo utópico! EE.UU va a seguir siendo el poder más grande, aunque más reducido. Y la integración será importantísima. Por eso el proyecto de América latina tiene que ser, a la vez, nacional y regional. Cada país tiene que pensar en sus especificidades pero también pensarse como parte de un todo regional.

Clarín, Suplemento Zona, 19 – 10 – 08

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario