lunes, 20 de octubre de 2008

Evo encabeza a miles de marchistas que llegan a La Paz para refundar Bolivia

Bolivia: hacia una nueva constitución

Delfín Arias Vargas

La Paz. Miles de marchistas encabezados por el presidente Evo Morales llegan este lunes a la ciudad sede del gobierno boliviano para demandar una nueva Carta Magna que cierre la discriminación y el racismo, y abra las puertas a la construcción de un Estado solidario e inclusivo que se reconozca en el espejo de la historia.

El Primer Mandatario, el pasado 13 de octubre, sentenció, al inicio de esa movilización, que "la marcha es histórica" y destacó los principios del nuevo texto constitucional, y aseguró que transformará al país en el marco de una revolución democrática.

Una gigantesca columna que se extiende por al menos 8 kilómetros de dignidad, recorrió el asfalto de la carretera Oruro - La Paz durante una semana, en la que sus protagonistas escribieron una página auténtica, aunque aún inconclusa, que solo será cerrada con la aprobación de la nueva Constitución.

A la cerrada oposición que sellaron los sectores más duros del viejo sistema político, le salieron al paso miles de bolivianos que hoy se encuentran en las carreteras y millones que ratificaron en las urnas el proceso de cambio el pasado 10 de agosto, mas allá de su militancia política.

Las hileras más grandes, con miles de marchistas, son las que vienen desde Caracollo, a 199 kilómetros al sur de la ciudad sede de gobierno; la de los campesinos ponchos rojos desde Huarina, a 75 kilómetros al noreste; y la este lunes arrancará en la Cumbre, con cocaleros de la tórrida región de los Yungas.

La caminata iniciada el pasado 13 de octubre por cerca de 10 mil marchistas creció conforme pasaban los días hasta conformar una columna que testimonia todos los rostros de una Bolivia diversa, que se sacude de los eslabones del sometimiento y la marginación.

"Esta nueva Carta Magna favorece a nuestros pueblos, ya que nos brinda la posibilidad de poseer tierras para trabajarlas", resume Robin Rivero, indígena tacana que acompaña la movilización popular con el arco y flecha en sus manos.
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Rivero sólo expresa una realidad que se multiplica en el oriente y en el Chaco boliviano. Unos pocos se atribuyen las grandes extensiones de tierra para aprovecharlas y privan de ese derecho a miles.

En la columna humana se confunden personas a quienes se intentó separarlas por el color de su piel, por el acento de su voz o por el área geográfica donde habitan, pero la marcha mostró con su inapelable veredicto que más allá de ser collas o cambas, son bolivianos y bolivianas.

"Queremos mostrar la otra cara de la juventud cruceña, allá no solamente es la Unión Juvenil Cruceñista, nosotros somos la alternativa", declara Miguel Ángel Ruiz, mientras avanzaba en la columna a paso firme junto a sus compañeros con la bandera cruceña y la tricolor en sus manos.

Los jóvenes cruceños que acompañan la movilización nacional por la nueva Carta Magna en su mayoría son profesionales, universitarios, hijos de gremiales, obreros, entre otros sectores.

"Nosotros apoyamos la marcha conscientemente, queremos la aprobación del referendo para la nueva Constitución, no nos dejamos meter el dedo a la boca", matiza Ruiz.

Unos cientos de metros más adelante camina Ramiro Galindo Chávez, presidente de la Coordinadora de los Pueblos Étnicos de Santa Cruz y asegura que "esta marcha continuará hasta llegar a La Paz y se quedará allí hasta que se apruebe la ley de convocatoria para el referendo de la nueva Constitución".

Señala que "nadie podrá resistirse a la demanda histórica de todo el pueblo boliviano que se resume en la marcha".

No obstante, en La Paz, un senador que en el pasado fue ministro de Gobierno y es dueño de grandes extensiones de tierra, intenta descalificar esa movilización democrática e impávido ante los micrófonos acusa: "no es verdad que la marcha será pacífica", para luego advertir con que "habrán consecuencias".

"Nosotros estamos marchando porque queremos que se apruebe la nueva Constitución, ya no queremos ver más violencia", responde al senador de marras desde la carretera Luisa Apaza, una mujer discapacitada, que en su silla de ruedas recorrió el trayecto con su pequeña hija de dos años en sus brazos.

A pocas horas de que la marcha de Caracollo llegue a La Paz para demandar la nueva Carta Magna, los colegas de aquel legislador desnudaron que la violencia ejercitada en los últimos meses por los sectores duros no era por las autonomías, sino para truncar el proceso político iniciado el 17 de octubre de 2003.

Ese día, el pueblo boliviano echó de Palacio Quemado al último representante de un proceso enajenador de las riquezas nacionales iniciado el 6 de agosto de 1985. La lucha de octubre fue por la recuperación de las riquezas nacionales y la refundación del país mediante una Asamblea Constituyente.

Según señala el diputado Gustavo Torrico, quienes fueron parte del viejo sistema político centralista sólo se escudaron en las autonomías para esconder otros fines. La autonomía les sirvió para movilizar a sus regiones por una demanda hoy contenida en la nueva Constitución, consensuada tras la apertura del oficialismo.

Pese a que se incorporaron al nuevo texto constitucional 50 atribuciones legislativas para los gobiernos departamentales autónomos -30 exclusivas y 20 compartidas con el Estado- los "autonomistas" se negaron a aprobar el referendo para que el pueblo apruebe o rechace la nueva carta fundamental del país y ponga en vigencia esa autonomía que tanto reclamaron.

Ante esa estrategia construida mediante el terror que impusieron sus grupos de choque (asaltos y saqueos de entidades estatales y masacre de campesinos) para evitar que Bolivia cuente con una nueva Carta Magna, la respuesta nuevamente vino de las carreteras.

"Juramos por la Pachamama (Madre Tierra), por el ajayu (alma) de Túpac Katari y Bartolina Sisa (héroes aimaras que lucharon contra el colonialismo español), regresar con la ley en la mano para refundar Bolivia", exclamó ante miles de marchistas el presidente de la Conalcam, Fidel Surco.

Paso a paso, metro a metro y kilómetro a kilómetro, esa promesa fue construida por miles de bolivianos marchistas. Uno de ellos no llegará a La Paz porque perdió la vida arrollado por un vehículo la noche del sábado.

Pero entre quienes marchan se encuentra una veintena de argentinos y otro número similar de trabajadores brasileños en solidaridad al proceso político que vive Bolivia.

"Somos una delegación de Argentina para respaldar esta movilización, fuimos invitados por las organizaciones campesinas de Villazón de la frontera con Bolivia", indica el representante del Movimiento Social del Pueblo de Argentina, Helio Molina.

Varios grupos de médicos, bolivianos y cubanos, asisten a la multitud, cuyos protagonistas presentan malestares como ampollas en los pies, a causa de la caminata. Muchos fueron retornados a sus lugares de origen, pero la abrumadora mayoría persisten en su decisión de volver a sus pagos con el referendo entre sus manos.

"Otro malestar que se presenta es la diarrea por la mala alimentación, por la ingesta de comida guardada o también por la falta de agua", apunta la funcionaria del Servicio Departamental de Salud de La Paz (Sedes), Juana Renjifo.

Pero la tos y los resfríos aquejan principalmente a las personas de tierras bajas, como aquellos marchistas que vienen de los pueblos indígenas del oriente, del Chaco y de la Amazonia boliviana.

La solidaridad de quienes no marchan quedó expresada en las ollas comunes que encontraron los caminantes a lo largo de la ruta, en el pan y en el abrigo que recibieron, en el agua con la que saciaron su sed; su sed de justicia para construir un mejor país.

Los bolivianos allende de las fronteras también aportaron lo suyo. Decenas de comunicados testimoniaron esa solidaridad y, en el caso de los residentes en Suecia, enviaron lo suficiente como para que cientos de marchistas puedan recibir comida.

"Saludamos y expresamos con este mínimo aporte solidario, a nombre de los residentes bolivianos en Suecia, a la Coordinadora Nacional para el Cambio (Conalcam), la Central Obrera Boliviana (COB)", aseguró José Vargas, a nombre de Federación de Asociaciones Bolivianas de Suecia (Fedbol), desde la ciudad de Uppsala.

Mientras la columna llegaba pesadamente a la población de Achica Arriba, a sólo 35 kilómetros de La Paz, el dirigente minero Pedro Montes sentencia: "Esta marcha será un ejemplo de liberación para los pueblos de Latinoamérica".

Esa voz parece retumbar en la carretera, entre los hombres las y mujeres, entre los jóvenes y los niños del campo y de las ciudades que marchan, tan disímiles como las regiones de donde vienen, pero tan cercanos y hermanados en su lucha por la refundación de Bolivia.

ABI, 20 – 10 – 08

La Quinta Pata

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