Roberto Vélez
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Una nota publicada en un periódico nacional evidencia acuerdos del autor de LA VOLUNTAD, con expresiones de Luciano Benjamín Menéndez. Al igual que éste, cree que las FFAA pelearon y ganaron "para evitar el asalto de la subversión marxista. "Esta contienda y triunfo, supone la existencia de una guerra que no existió. Salvo en las cabezas de unos y de otros. Lo que en verdad hubo, fue una cacería.
El pretexto que invocaron los fascistas para justificar el genocidio fue la existencia de guerrilleros. Históricamente inventaron o exageraron situaciones para justificar prácticas represivas de los conflictos sociales y políticos. Descalificaciones al estilo de infiltrados, agitadores profesionales, subversivos, etc., siempre fueron usadas por los autoritarios de la ultra derecha civil y uniformada. Y antes de los golpes de estado (1930, 1943, 1955, 1966), para justificar el violentamiento institucional. Y para perpetrar el peor de los crímenes: actuar contra todos.
Cuando se produjo el golpe del 76, la guerrilla diezmada, estaba reducida a un problema policial. Lo habían logrado infiltrando y obteniendo información en la tortura. Ya existían, antes del 24 de marzo, campos de concentración por los que pasaron miles de personas. Y asesinos al estilo Santuccione: Jefe Policial de Mendoza, designado por el Interventor Antonio Cafiero en el año 1975. Con continuidad durante la dictadura. Y luego en democracia Jefe de Inteligencia de la Fuerza Aérea, siendo Raúl Alfonsín Presidente.
250 mendocinos desaparecidos-asesinados y miles de presos, torturados, víctimas del terrorismo, expulsados del sistema educativo, cesanteados de empresas privadas, de la administración pública y exiliados, fue el trágico saldo en nuestra provincia.
Leer todo el artículoDel otro lado, un policía asesinado; el Agente Cuello.
¿De qué guerra habla Caparrós? Repetidor de conceptos de Firmenich: "lo que se vivió en el país fue una guerra civil" (Tres puntos - Año 4 – Numero 190 - 15.2-2001) ¿De qué asalto? Lo que alguna vez sostuvieron los Montoneros como argumento para lograr en lo internacional rango de beligerantes, devino en deformación histórica.
Y más allá de no compartir la teoría de los dos demonios, tampoco me identifico con la posición que la guerrilla adoptó en situación de legalidad institucional.
Las enseñanzas del propio Che, son categóricas: "Donde un Gobierno haya accedido al poder por alguna forma de consulta popular, fraudulenta o no, o donde haya al menos una apariencia de legalidad constitucional, el brote guerrillero es impensable, por no estar agotadas las posibilidades de lucha institucional". (Che – Escritos y discursos – Tomo II, página 37)
Unos y otros hicieron autocrítica tardía. La cuestión es que el objeto de la misma no es subsanable: se trataba de la vida e integridad de miles de militantes: pasar a la clandestinidad, o iniciar acciones militares, o no haber hecho tregua con el Ejército después de la asunción de Cámpora, no constituyeron equívocos teóricos.
El "Argentinazo en las urnas", constituyó la expresión propagandística de una alternativa democrática con justicia social. Y el Presidente, no fue, a consecuencia de la desestabilización de la que fue objeto. Por derecha. Sin duda alguna. Pero también por "izquierda".
Los Montoneros y el ERP, de una forma o de otra y en distintos momentos, actuaron como si estuvieran frente a una tiranía. Y aunque no desconocemos la existencia de las AAA, de la CNU, de la Juventud Sindical Peronista (JSP) y de otras organizaciones paramilitares y parapoliciales cuyo efectos sufrimos, una cosa es el terrorismo con apoyo estatal y otra muy distinta el terrorismo estatal abierto. Cuestión que hace a la comprensión de la cuestión democrática.
Para fundamentar su desaguisado Caparros nos dice que "la subversión marxista.....de la que el formaba parte....quería asaltar el poder en la Argentina para cambiar radicalmente el orden social". Como no nos dice si se refiere a un contexto con dictadura o a uno institucional, suponemos que le da lo mismo.
Como a Firmenich. Que recientemente y sin haber aprendido nada, sostiene que "en la Argentina de hoy no hay un sistema democrático".
Han pasado 30 años y se siguen hablando pavadas en nombre de la necesidad de cambios profundos.
Aproximarnos a la problemática de la democracia, supone asociarla a otro concepto clave. El de soberanía popular. El poder está en el pueblo. De modo que no se puede obviar el hecho de que las elecciones periódicas la expresan. Y si esto es así, un revolucionario, que ante todo debe ser un demócrata consecuente, tiene que respetar esa voluntad.
Lo de democracia limitada, burguesa, condicionada, fraudulenta, manipulada, monopolio de poder sin alternativa, o lo que fuera, no niega aquellos asertos fundamentales. Viejos debates no superados y que nos recuerdan aquello del cretinismo parlamentario. Pero también (al decir de Benito Marianetti) del revolucionario.
De modo que por un lado hay que respetar la voluntad popular expresada en las urnas. Y por otro, no es lo mismo dictadura que democracia. Y no se pueden tratar como similares. Ni en lo estratégico ni en lo táctico. Por más análisis de clase que se agiten.
Otro de los despropósitos de Caparrós es asociar lo revolucionario con las armas: "Creíamos que la lucha armada era la única forma de llegar al poder". Sobre lo que hace algunos años teorizaban algunos radicalizados devenidos en kirchneristas: "Ese es el común denominador y esa es la línea divisoria que separó durante muchos años a la propuesta revolucionaria de la reformista; es decir la lucha armada fue la línea divisoria principal" (Corriente Nacional Patria Libre-1988).
Otra vez la respuesta del Che frente a enfoques equivocados. Cuando no infantiles; al decir de Lenin. "A Salvador Allende que, por otros medios, trata de hacer lo mismo. Afectuosamente." (Dedicatoria del libro Guerra de Guerrillas que el Che obsequió al líder socialista chileno).
Sus conductas cívicas, resuelven por sí aquélla falsa disyuntiva.Y saldan un debate que sigue ubicando en términos antagónicos, cuestiones que no lo son. Y que por lo visto no está cerrado.
Afirmar que coincide con Menéndez en cuanto a que "los guerrilleros no actuaban en defensa de la democracia", constituye la confesión tardía de un enorme despropósito. Que otros enmascaran en autocríticas, diciendo que el militarismo no fue un error "de verticalismo interno, sino de concepción estratégica, que todos en distintas jerarquías compartimos y pusimos en práctica". Para finalizar diciendo: fue "un pecado que costó muy caro".
Si además desde fuentes afines se afirma que "el modelo de patria socialista que...no muy explícitamente pero intuitivamente sostenían en el 73" constituía el proyecto nacional, está bastante claro por qué pasó lo que pasó.
Ni estrategia definida. Ni métodos aptos.
Afortunadamente a algunos nunca nos convenció el "combatiendo a capital" de la marchita. Ni la redistribución del ingreso del oficialismo actual. Ni un socialismo nacional impreciso y de dudoso cuño.
Ni nos identificamos con la soberbia de ayer. Ni con la de hoy.
En verdad debieran, mea culpa mediante, permanecer en silencio. Y no seguir justificando los graves errores del pasado. Lo de La Tablada, evidencia que en nombre de la revolución, se puede repetir la historia.
Las FFAA no pelearon "para evitar el asalto de la subversión marxista" (Menéndez) "Yo también lo creo"(Caparrós).
Lo hicieron para "corregir la estructura socioeconómica del país: para convertir a la Argentina en una sociedad con menos fábricas.... para disciplinar a los díscolos de cualquier orden y para cumplir las órdenes de USA." Y usaron "la amenaza revolucionaria como excusa" (Caparrós).
¿En qué quedamos?
* Yo no coincido en nada con Menéndez. Ni antes ni ahora. Ni en lo simbólico. Ni en lo conceptual. Ni en lo sutil. Ni en los títulos de una nota.
* Ni con los acuerdos y contradicciones de Caparrós. Se imponen reflexiones acordes con la seriedad de los objetivos. Y autocríticas sinceras (para que efectivamente nunca más otra vez). Y en algunos casos, silencio.
*Sociólogo
Provincia de Mendoza - 0261-4372210 – 0261-4312615 – 156835446
La Quinta Pata
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