Desde la Asociación de Productores y Exportadores reclaman aplicar con urgencia políticas activas para atenuar el impacto de una crisis que parece inminente, a pesar de que las estimaciones son de una buena cosecha.
Con estimaciones preliminares de una muy buena cosecha, una demanda mundial que muestra cada día signos más claros de astringencia; fuertes caídas en los precios internacionales sobre todo de pulpas, la industria conservera mundial stockeada y competidores dispuestos a pelear cada palmo de los mercados, el sector frutícola de Mendoza no puede ocultar la preocupación por la suerte de sus negocios en una temporada que se presenta particularmente difícil.
A poco de iniciada la zafra, de alguna manera se está dando lo que se anticipaba desde el sector privado en cuanto a que se esperaba una producción importante para esta campaña, aunque aún no está el pronóstico de cosecha del Instituto de Desarrollo Rural (IDR).
De todos modos, las variedades de maduración temprana no son tan productivas por lo que -ante una oferta relativamente limitada- el mercado interno ha venido respondiendo bien; siempre que se trate de mercadería de buen calibre.
Lo cierto es que ya se iniciaron envíos de duraznos, nectarines, ciruelas, damascos, pero habrá que ver qué pasa cuando comience a entrar en el circuito comercial el grueso de la producción.
Ese es el gran temor, porque "con los aumentos de costos que hemos tenido -sobre todo en el segmento de la producción primaria- si no logramos buenos precios, el negocio se va a resentir" advierte el ingeniero Raúl Aruani, gerente de la Asociación de Productores y Exportadores de Frutas Frescas (ASPEFF). De hecho, estos primeros envíos estarían acusando valores que se ubican un poco por debajo de las primicias de 2007.
"De todos modos, esto recién empieza -apunta- habrá que esperar a que haya una oferta importante que marcará la realidad del mercado. Lo que nos preocupa -confiesa- es qué tanto pueden bajar los precios cuando comience a crecer la oferta".
Leer todo el artículoSi bien es cierto que estas fluctuaciones son moneda corriente cada año -en un mercado que se mueve por el juego de la oferta y la demanda- es inocultable el temor por lo que pueda deparar el futuro inmediato, y los sectores productivos quisieran -esta vez más que otras- estandarizar valores en la temporada para asegurarse un ingreso mínimo, más que vender poco a precios muy altos y mucho a precios muy bajos.
Al fin y al cabo, están seguros de que los mejores precios encontrarían el techo mucho antes que los más bajos encontraran el piso.
Además, este año la naturaleza resolvió intervenir de otro modo en el mercado, adelantando el proceso biológico para llevar a la fruta un poco antes a la maduración (tanto en Mendoza como en Brasil, que tiene su producción de frutas de carozo y de pepita) por lo que hay un volumen mayor que entra días antes a un mercado que, como el brasileño, está inquieto.
Destino incierto
Desde la ASPEFF insisten en remarcar que, aunque con valores quizás algo recortados, se espera que haya mercado para la fruta de excelente calidad. El problema es para la de menor tamaño y calidad inferior, es que no tendrá ubicación.
Esto, al margen de eventuales cambios en el perfil del consumidor de fruta fresca, tiene mucho que ver con lo que está ocurriendo en el sector industrial. "El año pasado, a esta altura -recuerda el gerente de la Asociación- la industria mostraba un fuerte interés por damascos y duraznos fundamentalmente.
Incluso buscaba cerrar compromisos para asegurarse la provisión de materia prima, con precios aceptables; lo que hizo atractivo el destino de conservas y pulpas para una parte de la producción y contribuyó a descomprimir el mercado interno. La fruta de segunda y tercera calidad no llegaba al mercado; iba a industria". Esa producción parece no tener destino cierto esta campaña.
La quietud del sector conservero tiene que ver con una realidad mundial muy difícil.
Un empresario comentaba esta semana que "la situación de mercado, ahora, es dramáticamente distinta a la de hace unos meses, tanto para pulpas concentradas como para durazno en mitades". Argentina, Chile y Sudáfrica prevén cosechas muy importantes y tienen problemas de mercado. Se complica el sector del durazno industrializado.
La temporada de frutas de pepita, en tanto, vendría en condiciones normales, dentro de lo esperable, considerando que hubo montes que fueron erradicados y entrada en producción de montes nuevos. Pero la producción es buena.
La campaña de ciruela para desecado podría asestar un nuevo golpe a un sector que tampoco en la cosecha 2008 había logrado recuperarse del traspié sufrido un año antes. Con una demanda que crece más lentamente que la oferta, los interrogantes sobre la sustentabilidad estructural del sector no hacen más que potenciar los interrogantes que planea la coyuntura internacional.
Respuesta urgente
"Hay que tratar de idear un mecanismo que de alguna manera ayude a minimizar el riesgo de tener que dejar fruta en la planta” dispara Aruani, advirtiendo sobre la necesidad de arbitrar los medios para que el eslabón más débil de la cadena, que es el productor, sufra el menor impacto posible.
En los últimos días, pudo saberse que el ministro de Producción, Tecnología e Innovación, Guillermo Migliozzi se comprometió a gestionar una audiencia con su par de Economía de la Nación para ver de qué manera se podrían articular mecanismos que incentivaran la exportación y otros que permitieran compensar los bajos precios de algunos productos en el mercado externo.
“El industrial o el empacador, cuando no ven el negocio, no lo hacen. Y la fruta no espera. Hay que idear algo para que la fruta no se pierda; después habrá cierto margen de tiempo para ver cómo encaminamos el problema. En lo inmediato, que la fruta no quede en la planta…” reclama el gerente de la ASPEFF.
Migliozzi habría asumido el compromiso, al parecer, en una reunión a la que fueron convocados, hace unos diez días, productores e industriales de la fruta. Hasta mediados de esta semana, no había señales de la suerte que pudo haber corrido la gestión del ministro.
“Estamos esperando” dice, lacónico, el dirigente. Aunque tiene cifradas las expectativas en un encuentro que tendría el subsecretario de Agricultura, Pablo Gómez Riera, con el secretario nacional del área, Carlos Chepppi. Pero advierte que “las acciones deben tomarse buscando soluciones integrales; de manera que se den respuestas que favorezcan la competitividad de productores, empacadores e industriales en los mercados”.
Medidas posibles
Para el sector de la fruta en fresco, hay que tomar dos o tres medidas en lo inmediato, y de manera simultánea. Por una parte, eliminar las retenciones a las exportaciones. Hay que recordar que el tributo no se calcula sólo sobre el valor de la materia prima, sino sobre el precio FOB, que incluye los costos de empaque y flete a puerto.
De manera que un impuesto de 10% puede terminar representando entre el 25% y el 30% del valor de la fruta (que, se supone, es la razón de ser del negocio).
En forma paralela, se reclama el sinceramiento del tipo de cambio. “No podemos estar comprando insumos a precios equivalentes a un dólar de 4,50 y exportando con un dólar de 3,20 ó 3,25” se quejan los exportadores mendocinos de frutas. “O de última, tendría que haber un dólar exportador” dicen.
Se plantea, asimismo, la necesidad de subsidiar el flete terrestre y los costos del puerto de Buenos Aires. Cabe acotar que en otra de las actividades, la del sector conservero, cada caja con latas de duraznos suma un costo u$s 2; mientras que los exportadores chilenos, por ejemplo, pagan u$s 0,50 por caja.
Desde la industria del durazno, no hay pronunciamiento formal sobre el tema. Prefieren llevar antes, sus planteos, al ámbito gubernamental, “una vez que tengamos los datos del pronóstico de cosecha”, aclaran. Aunque no apoyan formalmente ni desestiman la propuesta de sus colegas, tienen muy claro que “si no se exporta y se trabaja sólo para el mercado interno, nos fundimos todos”.
En esto están todos claramente de acuerdo. Lo que demande el mercado interno será atendido (“sobradamente”, dicen), por un incentivo para la exportación, porque generaría soluciones integrales para los problemas de hoy, ya que pone en marcha todo el sistema”.
Los Andes
La Quinta Pata
No hay comentarios :
Publicar un comentario