Patricia Slukich
Mendoza. Llegó el triste anuncio: el Museo de Chacras cerró sus puertas debido a la crisis y la falta de apoyo financiero. Sus creadores, no obstante, han decidido resistir a través de la gestión virtual.
¡Una menos!
El espacio estuvo cerrado desde principios del verano y ahora, cuando debería estar celebrando su segundo aniversario, se desmantela para devolver el local.
Es del tipo de noticia que, quienes creemos que la cultura es la que puede salvarnos de algunos males humanos y sociales, no querríamos escuchar: cerró el Museo de Chacras (Mucha); esto es: otro espacio abierto al encuentro entre los mendocinos y su cultura.
Sin dudas, nuestra sociedad está enferma, y éste (o el cierre de otros espacios como el de Los Toritos, o la Enkosala, o el Mendoza, o El Espejo, o El Taller, o la Politti, o la Lucero, o la Beltrán, o el Rex, o...) es un síntoma.
¿El motivo del cierre? Pues el mismo que ha determinado que hoy, en una provincia que se dice de las más grandes del país, sólo queden un par de teatros oficiales y tres o cuatro espacios independientes: el económico. “Dada la crisis circundante y el hecho de que la cultura es el último lugar en que la gente invierte, hemos tenido que tomar esta decisión -cuenta Silvia Centeleghe, una de las ideólogas del Mucha.
El sustento cotidiano y los gastos fijos han sido demasiado para nuestros bolsillos. Lo hemos estado financiando todo un año, porque no tenemos subsidio estatal; los sponsors que nos acompañaban -con la crisis- revieron sus posiciones, y nos cuesta encontrar otros nuevos. Ésta es una actividad que no se mantiene con el costo de la entrada para una muestra, o un espectáculo”.
Dar batallaLeer todo el artículoPero lejos de entregarse resignados a la pérdida, los socios que sostienen el Mucha desde su fundación (este 25 de febrero cumpliría dos años): Marcelo Ortega, Silvia Centeleghe y Javier Tkaczek, se han planteado dar batalla y con una estrategia interesante: “Hemos resignado el contrato de alquiler y cerrado ese espacio físico, pero el Mucha es una organización, una energía que tenemos abocada a apoyar la cultura, multiplicarla y mostrarla -explica Silvia-.
Entonces, lo que nos hemos propuesto es volvernos virtuales: a través de nuestra página web y de ir apoyándonos en distintos espacios, otras instituciones, que nos puedan facilitar el lugar físico para concretar una determinada acción”.
De este modo, el Mucha ampliará su web a una suerte de medio electrónico en el que se exhibirán obras plásticas (con la posibilidad de adquisición) y se brindará información sobre todas las actividades artísticas y culturales que ellos mismos vayan produciendo. “A la vez, estamos tratando de no dejar Chacras, y existe la posibilidad de tener un rinconcito chacrense para mantener la base original; pero buscando en otras partes de Mendoza el modo de estar presentes”, completa Silvia.
Espíritu intacto
El coro de niños y varios talleres que funcionaban en el espacio seguirán con sus actividades. También hay algunas muestras plásticas programadas para este 2009 (además de un listado de acontecimientos cinematográficos, teatrales y musicales que están a la espera de un lugar físico para concretarse). De este modo, y con esta nueva fisonomía de acción, el Mucha se convertirá ahora en una suerte de productora artística, hasta que puedan encontrar otra sede en la que instalarse.
“Si hemos seguido tanto tiempo, a pesar de las dificultades, fue por la respuesta excelente que tuvimos de los artistas y el público -continúa Centeleghe-. Nuestro programa de televisión (se refiere a “Cultura gourmet”), si bien estuvo tres meses al aire, fue nominado para el Martín Fierro. Hemos tenido la satisfacción de que artistas de la talla de Quino o César Isella, como los de otras provincias, nos hayan llamado para estar en nuestro espacio. Todo esto es lo que nos sostiene y nos permite persistir en mantenernos con vida”.
El espacio cerró sus puertas al público en diciembre y ahora, cuando tendría que estar festejando su segundo aniversario de existencia, se está desmantelando para devolver el local. Pero se ha guardado el espíritu, que seguirá intacto hasta que, cuando arrecie el temporal, pueda volver a corporizarse.
Los Andes, 20 – 02 – 09
La Quinta Pata
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