jueves, 5 de marzo de 2009

Continúa el corte en Chichinales

A un mes de cumplirse dos años de la muerte de Carlos Fuentealba, los docentes siguen reclamando por sus derechos.

A 23 meses de la muerte de Carlos Fuentealba en Argentina siguen matando trabajadores.
Hoy se cumplen 10 días del comienzo del paro por tiempo indeterminado de los compañeros docentes y del corte de la ruta 22 en Chichinales, y el gobierno autista e hipócrita de Miguel Saiz sigue sin dar una sola respuesta coherente. Porque de hecho, respuestas está dando todo el tiempo: calla, tergiversa, miente, mata.

Al igual que Miguel Saiz, hace 23 meses Jorge Sobisch daba una respuesta no coherente a los maestros neuquinos. Su respuesta a la demanda por mejoras salariales fue la muerte, el fusilamiento de un compañero.

Hay una división muy tajante en nuestra sociedad. Por un lado están los que apuestan a la vida: defendiéndola, luchando porque haya y en abundancia, para que todos por el sólo hecho de nacer tengamos asegurado el bienestar; y por otro lado los que están a favor de la cultura de la muerte, quienes de una u otra manera no se interesan por la vida, quienes la atacan y amenazan, a quienes no les importa el bienestar del conjunto, ni la vida que está a nuestro entorno y en la naturaleza.

En nuestras provincias de Río Negro y Neuquén, como en todo el país, los gobiernos están alistándose cada vez más del lado de la muerte. El salario mínimo vital, o sea, la menor remuneración con la que se asegure alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento hace mucho tiempo fue dejado en el olvido por nuestros gobernantes.

Hace 23 meses, en Neuquén, fusilaron a Carlos Fuentealba. Por eso exigimos justicia y cárcel común a todos los responsables de tan macabro hecho.
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Hoy, en Argentina, los gobiernos siguen matando. Matan a los docentes, y a los trabajadores en general, con sueldos de hambre. Matan a los estudiantes, hijos de trabajadores que cobran mucho menos de lo que garantiza la vida. Matan a nuestros chicos y ancianos en situación de riesgo no sólo no dando lo que necesitan, sino también dándoles lo que no necesitan: palos, balas y basura para comer. Matan cuando no proveen un servicio de salud pública de calidad y en cantidad. Matan a nuestros jubilados, a quienes con aumento incluido, después de una vida de haber construido este país, se les dan migajas de jubilación. Matan a nuestros ancestros, los pueblos originarios, al igual que en la conquista del Desierto hoy siguen avasallando sus derechos. A plena luz del día se está matando también a la naturaleza, tan rica y paciente, contaminando a más no poder para sacar los ansiados “recursos” naturales que ninguno de nosotros necesita, desertificando nuestro suelo a fuerza de soja transgénica.

En concreto, en nuestra provincia y en nuestro país, nos están matando en nombre del neoliberalismo. Para tratar de parchar un sistema totalmente contradictorio. Para salvar el capitalismo, un sistema que funciona a fuerza de devorarnos.

Los trabajadores docentes rionegrinos en la ruta, como los neuquinos también, están dando una batalla crucial para los tiempos que vienen. Por eso desde la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) de Río Negro acompañamos y apoyamos su gesta y nos sumamos, desde el primer momento, en la lucha por la liberación de la clase trabajadora.

En esta provincia nos han robado las instituciones y los funcionarios de la muerte nos quieren hacer creer que no son nuestras, como lo demuestran cada vez que queremos entrar a la Casa de Gobierno o a la Legislatura. Sepan que las instituciones, las calles, las plazas, las rutas son del pueblo trabajador, nosotros las construimos y nos pertenecen por derecho y por historia.

¡ATE en defensa de la vida!

Agencia Walsh, 04 – 03 – 09

La Quinta Pata

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