Marcelo Arce
Es el de sales de potasio, en Malargüe. Su avance depende de la declaración de impacto ambiental.
Luego de casi tres años, la provincia de Mendoza no resuelve aún el futuro del proyecto minero local más grande y el segundo en importancia del país.
Se trata del emprendimiento de explotación de sales de potasio en Malargüe, pautado inicialmente por la minera angloaustraliana Río Tinto y hoy en manos de la brasileña Vale do Rio Doce, que promete inversiones que no bajan de los $10.000 millones.
La traba está en que desde 2006 el Estado mendocino no emite la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que permita la inversión fuerte en la mina (Río Tinto ya invirtió casi $400 millones) y funcione como una especie de vía libre oficial para iniciar los trabajos intensivos a la vera del río Colorado.
Ayer, la Secretaría de Medio Ambiente que conduce Guillermo Carmona informó de manera oficial que la DIA en cuestión “está en su última etapa de evaluación”, según el titular del área, a pesar de que no se informó con certeza la fecha definitiva de su emisión.
Para los inversores brasileños es prioridad
Los voceros de Vale do Rio Doce en Mendoza, por su parte, vienen sosteniendo en reuniones privadas desde hace unas semanas que la empresa mantiene su prioridad de inversión para desarrollar la mina. Pero también insisten en que, si la autorización de la Provincia sigue demorándose, los brasileños podrían terminar derivando sus capitales a la explotación de hierro en su país.
El tiempo que Mendoza se está tomando para definir si deja que los brasileños comiencen con los trabajos tiene una importante justificación.
Las provincias que forman el Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (COIRCO) temen una posible contaminación en la zona por la instalación de una planta para el tratamiento de los desechos de sal, que dista 5 kilómetros del cauce del río.
Ese planteo fue realizado por La Pampa, Neuquén, Buenos Aires y Río Negro, además de Mendoza.
Diario Uno, 10 – 06 – 09
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