Eduardo Luis Ayassa
El próximo 17 de junio se cumplirán 188 años de su muerte. Tenía 36 años y fue el único general argentino caído en acción de guerra externa.
Mucho se ha escrito sobre la vida y obra de Martín Miguel de Güemes. Sin embargo en esta historia emparentada con las guerras gauchas en el norte argentino, cuando la patria buscaba un horizonte de independencia, le faltaba la visión de un mendocino que hablara no ya de su vida, sino haciendo referencia directa a los últimos años de este hombre que, a los 14 años, abrazó la carrera militar.
Arnaldo Pueblo Quiroga, escritor mendocino, buscó reparar ese tiempo en que la muerte eleva la figura del hombre a prócer, en un escrito conocido como "La muerte del jinete del Silencio" y que hoy [Suplemento Cultura de Los Andes] ofrece como anticipo – en una apretada síntesis – ante un nuevo aniversario del fallecimiento del gaucho salteño.
"Alto, quién vive. La Patria, responde Martín Miguel,
Pico y espuelas y en mortal atropellada
Salta limpiamente el vallado enemigo,
Un destello de brillo en la diestra del guerrero,
Salpicando con sangre la línea de fuego
Dos descargas simultáneas
Estallan entre las voces de mando,
Una bala traicionera golpea fieramente
La espalda del jefe criollo, no se rinde al gaucho herido,
Se abraza al cuello de su fiel caballo
Y se pierde entre las sombras de una noche sin luna..."
La biografía habla de que el militar nació en Salta el 8 de febrero de 1785 y desde 1810 estuvo al frente del Escuadrón Gaucho de la Quebrada de Humahuaca. Y cuatro años más tarde, fue el encomendado por el general José de San Martín para la Avanzada del río Pasaje.
Y el escrito continúa:Leer todo el artículo"En su lecho de agonía
Hace jurar a su jefe de Estado Mayor,
Coronel Jorge Enrique Vidt,
sobre el puño de su espada,
que continúe la resistencia a los viles invasores,
lentamente se van apagando, los latidos de su corazón
Toda Salta se estremece..."
Entre los años 1817 y 1820, venció sucesivamente a José de la Serna y sus 5.500 hombres y al general realista Pedro Antonio Olañeta.
Más tarde logró evitar el avance godo del general José Canterac y finalmente consiguió poner en fuga a los 6.500 hombres que comandaba Juan Ramírez Orozco. La falta de dinero y el apoyo reclamado al gobierno nacional lo llevaron a imponer una contribución obligatoria que disgustó a los más poderosos.
Y agrega el autor mendocino en sus versos:
"Cuando el sol se va poniendo, aquel 17 de junio,
Lo ha vencido la muerte, se nos fue Martín Miguel,
Un oscuro frío silencioso, baja por la quebrada del Indio
Envuelve su cuartel general en la estancia de la Cruz,
Se inclinan las tacuaras
De la mano firme de sus infernales
Rindiendo el postrer homenaje a su jefe adorado."
Arnaldo Puebla Quiroga, cierra su trabajo -de cuatro capítulos- afirmando:
"Oíd mortales, el grito del valle,
América Aborigen rinde su culto al hijo guerrero,
alcemos hermanados un salmo de gloria,
que en el reino de los cielos
encuentre la paz de tu alma,
sentido homenaje del poeta, en su lírico recuerdo,
quedó grabado en el tiempo, un grito de libertad:
Sean eternos los laureles
De tu Estrella Federal."
La historia cuenta que sólo unas semanas después de su muerte, muy bien rescatada en estos versos, sus hombres obligaron al ejército español a dejar la provincia de Salta. Fue la última invasión realista al norte argentino, con lo que Güemes, aunque no llegó a verlo, finalmente venció a sus enemigos.
Los Andes, 13 – 06 – 09
La Quinta Pata
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