lunes, 17 de agosto de 2009

Educación sexual: Gobierno e Iglesia nos hacen el amor

Matías Perdomo Larrea

No es casual que la Iglesia Católica Argentina se pronuncie oficialmente acerca de la educación pública del país. Aun se escuchan los ecos provocados por el titular de la Comisión Episcopal de Educación Católica, arzobispo Héctor Aguer, respecto al manual “Material de formación de Formadores en educación sexual y prevención del VIH/Sida”. Aguer, recordamos, calificó el mencionado manual como “reduccionista”, “constructivista” y “neomarxista”. Epítetos bien agudos, cosa de asustar. Un nuevo round en la vil e histórica táctica de la Iglesia Católica de imponer miedo y sumisión a sus fieles seguidores.

Pero es insoslayable señalar que sus dichos se enmarcan en un escenario de diputa del discurso, luego de que varios sectores que permanecían agazapados, revirtieran esa actitud luego de las elecciones del 28 de junio último. Aguer escupe su ceguera e idiotez porque el partido político Iglesia Católica Argentina interpreta el mensaje de las urnas como un aval a sus reivindicaciones.

Bajo esa batalla simbólica, en Mendoza encontramos a un gobierno que se siente en sintonía directa (como el ingeniero Bobo y De Narváez, vio) con el discurso anquilosado de Aguer, pues nadie puede negar la raigambre católica del gobierno ¿conducido? por Jaque.

Así las cosas, y desde su asunción en el 2007, este gobierno se encargó de boicotear inexplicable y espuriamente los programas destinados al cumplimiento de la ley 26150, de Educación Sexual. Y el colmo llegó con el provisorio Director General de Escuelas, el hábil comerciante y contador Carlos López Puelles, quien propuso que un Consejo Interreligioso participara del diseño de los planes en la materia. Algo absolutamente impertinente y ridículo, pues la educación no sólo está consagrada legalmente como laica, sino que desde el año 2007, la ley de Educación Sexual obliga al Estado a garantizar a los habitantes de Argentina el derecho a recibir educación sexual integral a través de los establecimientos educativos del país. Sería como discutir sobre estrategias para incrementar la lectura en los niños y designar un Consejo Televisivo encabezado por referentes como Tinelli, Giménez o Legrand. He aquí una cualidad del gobierno de Jaque: la coherencia. Para la educación, es tan desubicado el papel de la Iglesia como el de un gerente con destrezas contables. Ni Jaque (su hija hubiera sido una segura beneficiaria de la información proporcionada por los programas de educación sexual) ni ninguno de los chupacirios designados por él, tienen la autoridad ni la idoneidad para, por ejemplo, negar la efectividad del preservativo. Tampoco fueron elegidos para ello.

Los vaivenes en esta problemática, que forman parte de la política del no hacer, desembocaron hace sólo unos días, en la renuncia masiva del equipo de profesionales encargados de la capacitación de la materia en cuestión dentro de la DGE, integrados en el CEPAS (Centro de Educación, Pareja y Asistencia a la Sexualidad). Si bien los capacitadores lo negaron en un comunicado, la intromisión de la Iglesia parece ser un factor decisivo en el alejamiento. No tanto por imposición de contenidos, sino por la permanente pérdida de tiempo, prórrogas y dilaciones que genera su presencia. También su plan sería dejar que pase el tiempo para que no se haga nada, logrando su objetivo pero sin “embarrarse” en el problema.

Si la Iglesia Católica está tan preocupada por estos temas, tendría que discutirlos en el ámbito que corresponde, el Congreso de la Nación, para lo cual debería, emulando a los señores ricos de la soja, ofrecerle a la sociedad candidaturas políticas directas. Y en todo caso cuidar que algunos de sus curas repriman ese especial apetito sexual que detentan y ostentan sobre niños indefensos e inocentes. Pues habrá que velar por la imagen de tamaña institución.

Mientras, miles de niños son abusados, miles de niñas tienen embarazos no deseados que desembocan en abortos clandestinos, muchos seguidos de muerte. Todos, expuestos a contraer alguna enfermedad de transmisión sexual.

Los perjudicados son, en general, los de siempre. Los que están en los umbrales de la marginalidad o en la marginalidad misma, los que no tienen acceso a la información, los que tienen familias desmembradas, los de menor contacto con la escuela. Los más pobres en definitiva. Aquellos por los que Aguer, el Papa nazi y Bergoglio y últimamente Macri, Biolcati y De Narváez dicen sentirse escandalizados.

Aguer: cállese la boca. Descargue sus delirios haciéndose una buena paja, que así no le hace mal a nadie.

La Quinta Pata, 17 – 08 – 09

La Quinta Pata

3 comentarios :

Anónimo dijo...

muy bueno mati, ojala todos tuvieran la claridad para ver las cosas como vos. ivan

Unknown dijo...

"Aguer: cállese la boca. Descargue sus delirios haciéndose una buena paja, que así no le hace mal a nadie" Buenísimo, me cagué de la risa. Excelente!

Anónimo dijo...

derecho al grano matías!
valentía y claridad en tu artículo, reivindica un tema tan manoseado por gente QUE CARECE DE AUTORIDAD MORAL.

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