Ramón Ábalo
El gobernador de la Provincia Celso Jaque se esfuerza por esquivar tantos dados que recibe de todos los flancos, de propios y extraños. Unos por no estar curados de las heridas recibidas el 28 de junio, y otros especulando con un triunfalismo desenfrenado. La cuestión es que, en conjunto, la provincia se debate en problemáticas difíciles de solución en un clima tan enrarecido como el que está transcurriendo el gobierno y padeciendo los sufridos menducos de toda marca y pelaje.
Ahora surge en el seno de la cúpula gubernamental la idea de reflotar una especie de pacto social y político, reeditando algo similar que se diseñó hace un año atrás para el tratamiento de la seguridad. Esta vez sería para tratar los conflictos institucionales y de la sociedad que le quitan el sueño a Jaque pero con fuerte incidencia en el humor colectivo. Tal vez lo más acuciantes sea la problemática de los factores que inciden en la cotidianeidad ciudadana y hogareña como el costo de la vida, el trabajo y el salario cuando los índices de la pobreza no son esperanzadores de un presente y un futuro sin sobresaltos para los sectores más débiles económicamente, como siempre que se desatan las crisis de intereses de los poderosos. Al respecto, no solamente es llamativo sino también indignante cuando los responsables máximos, los voceros del poder económico y financiero, son los que vienen pontificando con fuerza por el problema de la pobreza. Desde la Mesa de Enlace, con el Biolcatti, al frente, que admitió poseer un capital de más de 70 millones de pesos en danza en el negocio de la tierra sojera, hasta los Bergoglios capitalistas del cielo y del infierno.
Y aquí en Mendoza, aprovechando el momento, sale el Centro de Empresarios Mendocinos (CEM), que agrupa a los empresarios más concentrados de la región, que no son precisamente los más solidarios socialmente. Son los que tienen asociación en el orden nacional con IDEA y la Fundación Meditárreanea, de rancias estirpes neoliberales. Uno de sus más conspicuos componentes, Pescarmona, presidente de IMPSA, multinacional argentina, como recientemente se la ha denominado, dijo hace un tiempo atrás que él no hacía de lo social una cuestión moral, lo que le importaba era la rentabilidad, y de los obreros exaltaba como ejemplo la de sus trabajadores en Tailandia, donde tiene grandes emprendimientos: "trabajan hasta doce horas diarias sin reclamar nada". Ante la emergencia oficial del momento, el CEM, que tiene además el poder de imponer agendas al gobierno y a otros sectores dice muy suelto de cuerpo: "Se deben atacar con firmeza las causas estructurales de la pobreza, que en muchos casos provocan un círculo vicioso que es muy difícil de salir y que tiene relación con la falta de acceso a la educación, la insuficiente calificación para el trabajo, acceso a trabajos de baja calidad y remuneración, o la exclusión lisa y llana del mundo laboral". Cualquiera puede calificar este discurso como de izquierda, que es lo que la oligarquía sojera y la alta burguesía industrial, ligada a las internacionales del dinero, vienen marcando como estratagema para disimular lo que ya se sabe: que son los/las responsables reales de todos los males en cuanto son la esencia del sistema corrupto, especulador, explotador y expoliador que representan.
Precisamente, las situaciones más conflictivas que enfrenta la pasividad y la torpeza del oficialismo son las políticas socio-económicas por las que ha transitado, de alguna forma dócil a los intereses de los poderosos contra los intereses de las mayorías. Las dificultades financieras del gobierno tienen que ver, precisamente, porque, por ejemplo, la política fiscal y los controles sobre las empresas privatizadas, como las petroleras, obras sanitarias, de electricidad, gas y otras por el estilo, que inciden fundamentalmente en las economías de los sectores del trabajo, constituyen el eje del déficit institucional y la inestabilidad de la gobernabilidad y que benefician a los que más tienen. Si Jaque sigue los lineamientos o las agendas que pretenden los poderosos, no sale del atolladero porque desde abajo "los ángeles vienen marchando".
La Quinta Pata, 28 – 09 – 09
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