jueves, 24 de septiembre de 2009

Karina Ferraris: “la discriminación es abuso de poder”

Mariana Alvarez

El Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, más conocido por sus siglas como Inadi, tuvo un gran objetivo en el 2006 y fue dejar de tener representación en Buenos Aires para lograr “federalizarse”. Esta transformación institucional implicó la creación de una delegación en Mendoza en setiembre de ese año.

Como representante de la delegación mendocina se puso al frente a Karina Ferraris, una licenciada en Psicología que milita constantemente para instalar la “diversidad” palabra que atenta tanto contra la “discriminación”, práctica ante la que el Inadi interviene para construir una sociedad más plural.

Mendoza no escapa a las prácticas discriminatorias y esta triste verdad fue revelada en un estudio reciente titulado “Hacia un plan contra la discriminación”, en el cual se concluye que al menos uno de cada tres mendocinos, alguna vez, de su vida se sintió discriminado.

Para desterrar prejuicios y apuntar a la inclusión, el Inadi pretende resaltar su carácter participativo pues no sólo se abre un espacio de denuncia sino que también invita a participar de los numerosos foros que realiza para luchar para prevenir la discriminación y la indiferencia. Así fueron como muchas personas, que sintieron que sus derechos fueron vulnerados, luego se quedaron activamente por una sociedad mejor.

Conozcamos más a fondo, a través de Karina Ferraris, en qué discriminamos los mendocinos, desde cuándo lo hacemos y cómo podemos hacer valer la ley.

- ¿A qué apunta el Inadi? ¿Cómo llega la sociedad hasta este instituto?
- “No todo derecho vulnerado implica una discriminación pero toda discriminación es un derecho vulnerado” y para hacer valer nuestros derechos hay que conocerlos por eso se apunta a la difusión de la legislación vigente, construcción de propuestas legislativas y de la capacitación.

¿Cómo responde el Estado frente a esa vulneración de derechos?
- El Estado que tenemos, no es el que queremos. Realmente, hay que transformar un montón de cosas y primero, tenemos que modernizarlo porque arrastramos viejos problemas a los que hay que darles nuevas miradas. Esto es posible si se hace de la mano de la participación de la sociedad civil, pues esta es la que tiene que marcar la agenda de intervención de la Inadi.

- En el sentido amplio de la palabra, ¿en qué discrimina Mendoza?
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- La pobreza es la principal causa de discriminación en el país. Apariencia física, color de piel, vestimenta, portación de rostro. Otro grupo discriminado son los inmigrantes: en primer lugar, la comunidad boliviana, después la peruana y en tercer lugar, la chilena. Otro grupo que sigue es todo lo que respecta a diversidad sexual: gays, lesbianas, travestis, transexuales y transgénero.

- ¿Qué más reveló la investigación que encabezó el Inadi?
- Por primera vez se realizó un documento, el cual fue llamado “Hacia un plan contra la discriminación”. Lo interesante es que fuimos a la sociedad, no lo hicimos desde un escritorio. También se detectó la discriminación a personas que viven con algún tipo de enfermedad, con VIH, o con personas en situación de encierro. Esto, por ejemplo, se reflejó en alta aceptación a frases como: “las personas migrantes restan trabajos a los argentinos” o “un delincuente no puede ser recuperado”.

- ¿Desde qué momento uno comienza a discriminar?
- Creo que es una conducta aprendida. Nadie nace discriminando. Por eso es tan importante construir una nueva cultura que abandone el paradigma de la discriminación y que avance en el paradigma de la diversidad. Realmente, nos enriquecemos cuando las otras personas son diferentes. Pero, están los que prefieren agarrarse de ese pedacito diferente para dar un tratamiento peyorativo o vulnerar derechos. La mejor democracia será la que avance en una gestión de la diversidad.

- ¿Qué incluye el derecho a la diversidad?
- Hay que reconocer que hay grupos que necesitan mayor cantidad de políticas. Yo que tengo dos piernas no necesito una rampa, pero aquel que tiene la movilidad reducida sí lo necesita y no me refiero al que anda en sillas de ruedas, sino una mamá con un cochecito, un anciano con un bastón o cualquier joven que tiene una pierna enyesada. El problema no es la persona con discapacidad sino el entorno que se construye socialmente que impide que esa persona pueda desarrollarse con autonomía e independencia.

- A veces actúan como más incapaces lo que no sufren discapacidad…
- Bajo ningún punto de vista está justificada la discriminación. El problema es que la sociedad no se puede repensar sino construye políticas que incluyan a todos. La discriminación es una práctica. La gente te dice: “Me sentí discriminado” porque te duele que no te dejen entrar a un boliche. Más vale que va a doler porque cualquier exclusión duele. Acá hay incapacidad del entorno hasta del Estado que pone en práctica la discriminación.

- Con la inseguridad reinante, ¿se generan otras prácticas discriminatorias? Se suele escuchar “que se pudran en la cárcel” o “que se maten entre ellos”…
- Estas son frases hechas que te marcan los niveles de aceptación en la sociedad de determinados temas. Uno de los foros fue sobre “las palabras discriminan”, donde se trató que una persona puede ser continuadora de la discriminación o puede ser la facilitadora de un cambio cultural. El lenguaje –qué decimos o cómo decimos – puede ponerte muy bien o tirarte al bombo. Frases, como “No llorés maricón” o “Las mujeres vayan a lavar los platos”, son totalmente aceptadas pero esconden sexismo y homofobia.

- ¿En qué puntos no están de acuerdo con el Código de Faltas?
- Hoy en Mendoza, por ser lesbiana te llevan presa porque la Policía está facultada bajo el Código Contravencional que tiene figuras abiertas como el “homosexualismo”. Estas figuras abiertas tienen que ser eliminadas porque son claramente discriminatorias.

- ¿Qué problemas hay de fondo para combatir las prácticas discriminatorias?
- Hay que repensar en esto de abandonar las políticas discriminatorias en que tenemos un código civil de 1864. En ése código las personas con discapacidad son minusválidas o deficientes. ¡Ésos términos se ocupan! ¡Una persona sorda no puede ser testigo en un casamiento! 1864 era una historia, hoy estamos en el 2009 donde tenemos intérpretes de lenguaje de señas o una tecnología de avanzada… Tenemos que revisar todo eso. El Código Civil establece matrimonio para parejas heterosexuales y no homosexuales. Tenemos problemas viejos que debemos encararlos con miradas nuevas.

- ¿Por qué defender la identidad del género es una de las mayores metas del Inadi?
- Tenemos que “descontruir” esta lógica de que lo normal en la sexualidad es la heterosexualidad. Esta normativa implica un montón de pautas discriminatorias hacia las personas que construyen su identidad sexual de otra manera. Ya en 1990 la Organización Mundial de la Salud retiró el concepto de homosexualismo de la lista de enfermedades. Sin embargo, hoy se sigue asociando esto cuando la identidad sexual es una construcción por eso personas que nacen en cuerpos biológicos de varones construye su identidad de género femenino y esto no es una desviación. La normativa que tenemos lleva a que otras formas de orientación sexual sean víctimas de discriminación: desde no recibirlos en un empleo o violencia que va desde un insulto hasta un asesinato a la salida de un boliche.

- En cuanto al fallo en que la Corte Suprema de la Nación despenalizó puntualmente en un caso el consumo personal de marihuana, ¿qué postura asumen?
- La tolerancia cero al tráfico de drogas que es aquella persona que está vendiendo para matar, que está generando adicción, y que sin la connivencia del poder político y policial no sería posible. Otra cosa es la persona que está consumiendo: ¿es un delincuente o una persona enferma? El Estado no puede dar como respuesta la cárcel, sino políticas sanitarias. El tráfico es un delito y el consumo una enfermedad. La Justicia y la Policía invierten un montón de recursos en detener a personas que tenían menos de 100 gramos. ¿Criminalizamos y lo tratamos como un delincuente o es un problema sanitario? La ley está al revés: van presos los que consumen. Se tienen que poner los recursos en combatir a los traficantes, quienes son los que hacen pomadas a nuestros hijos.

- En esta línea también consideran que el aborto es un problema sanitario.
- Para la ley el aborto es ilegal excepto en dos situaciones. Esto no ha resuelto que un montón de mujeres frente a un embarazo no deseado recurran a prácticas clandestinas que son inseguras. Quienes mueren son las mujeres más pobres porque acceden a los peores recursos. Hay un problema sanitario, no teológico o filosófico. El 33% de las camas de maternidad están ocupadas por mujeres que llegan después de hacerse un aborto mal hecho. El problema es que mueren las mujeres con menores recursos económicos o se enferman.

- ¿Qué palabras no deberían estar en nuestro vocabulario para evitar discriminar?
- “Minúsválido”, “deficiente”, “crimen pasional”, “malvivientes”… Siempre que se le dé un uso peyorativo, está mal. Decir “gorda”, por ejemplo, es una persona con sobrepeso. El problema es que por ser “gorda” no entrás a trabajar, a un boliche, no conseguís ropa. Ahí es una práctica discriminatoria. Con la gripe A, la llamamos “la gripe de los mexicanos” y era una pandemia. Así de discriminatorio se difunde el sida como la “peste rosa” o la “enfermedad de los homosexuales”. Creo que cada persona tiene que revisar en qué punto está siendo prejuiciosa porque este concepto previo sólo le hace ver un pedacito. Más de una vez vemos “crimen pasional: mujer muere asesinada por su pareja” y después revisamos que la mujer tenía un sinfín de denuncias por violencia doméstica. Sin embargo se titula así y allí no hay nada de pasión, hay odio y violencia de género más que otra cosa.

- ¿En qué otras situaciones se vulneran derechos?
- La explotación infantil. El trabajo rural está lleno de explotación laboral: derechos vulnerados, niños y niñas explotados en las fincas. Ahí no alcanza con decir “no al trabajo infantil”. En este caso, no nos falta legislación ya que tenemos la Ley de Contrato de Trabajos, la Convención por los Derechos del Niño, tenemos firmados con la OIT muchos convenios. No tenemos lagunas legales, falta el control con severidad de organismos.

- Sin embargo, si se analiza el problema de fondo, muchos son los niños que prefieren estar en el trabajo de sus padres y no solos en su casa…
- Ahí vamos a la política pública. Esa mamá y ese papá tienen que tener un salario re contra digno para que no tengan que llevar a sus hijos. Son víctimas, no culpables de explotación. Segundo tema: abrimos escuelas permanentemente para que los padres no tengan adónde dejar a sus hijos. No contamos con centros de desarrollo infantil extendidos para que cualquier padre vaya a trabajar. Hay que intervenir con políticas públicas: construir la ley o hacerla cumplir.

- ¿Siempre es cuestión de lagunas legales en las problemáticas de discriminación?
- No. Argentina tiene la legislación más avanzada respecto a las personas en situación de discapacidad. Pero hay un abismo entre el texto de esa ley y la vida cotidiana. En cambio, en el tema de la diversidad sexual hay que construir leyes porque están faltando derechos.

- Con lo aprendido, lo vivido y lo escuchado de quienes la sufren: ¿qué entienden por discriminación?
- La discriminación es un trabajo en el que se juega el poder. Porque siempre que hablamos de discriminación estamos hablando de un grupo que abusa de poder por encima de otro. El poder tiene que ver con motivos raciales, de género, físicos, políticos, ideológicos o gremiales. El máximo de expresión de la discriminación es el genocidio y la historia de la humanidad tiene un sinfín de ellos. Discriminación es abuso de poder. Hay que revisar en qué instituciones se realiza esto para que el Estado intervenga. El Estado tiene que acelerar los cambios culturales.

- En lo cotidiano, ¿cómo una persona puede evitar que sus derechos sean vulnerados? Si llegara a ser así, ¿qué instancias le ofrece el Inadi?
- Al Inadi, no solo se viene para denunciar sino que, además, se suma a las capacitaciones y foros que estamos dando. También tenemos una línea gratuita (0800-999-2345) para el asesoramiento porque, a veces, nos llegan situaciones en que nuestro organismo no tiene competencia. Sin embargo, pedimos que se sumen a nuestras actividades: trabajamos en la carrera de Comunicación para buscar una comunicación libre de discriminación; hacemos desayunos con periodistas para trabajar lenguaje no sexista; en la carrera Trabajo Social nos enfocamos en discapacidad, diversidad sexual y migrantes; capacitamos en lengua de señas para tejer un puente entre la comunidad sorda y la oyente. No sólo arrimarse a denunciar – ¡aunque siempre lo haga ante una práctica discriminatoria para que esta se corte! – sino sumarse a las actividades para gestionar la diversidad.

- Si tuvieras que mencionar tres palabras que, para vos, son más fuertes que la discriminación.
- Diversidad, pluralidad e inclusión.

- ¿Sos consciente de que lo contestado en esta entrevista puede generar muchas opiniones en contra de esta lucha que hacen?
- Lo que he dicho es lo correcto. Está bueno que usés la palabra lucha porque la verdad es que nos hemos nutrido de un montón de gente que en su vida cotidiana luchan contra la adversidad, ya sea una persona con discapacidad o una compañera trans. Nosotras las mujeres no hubiéramos llegado a ningún lado sino hubiera habido mujeres sufragistas, si no hubiera habido movimientos, si no nos hubiéramos organizando… No hay que tener miedo porque la organización, el juntarse, el movilizarse, el “tejer lazos” es lo que ha permitido poner en agenda problemas y soluciones. Justamente, la base de la discriminación son los miedos y los prejuicios. Ante eso lo mejor es promover la diversidad, la pluralidad y la inclusión.

MDZ Online, 23 – 09 – 09

La Quinta Pata

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