domingo, 18 de octubre de 2009

El Negro Ábalo, hombre primordial de la cultura de Mendoza

Ulises Naranjo

No se exagera al decir que el Negro Ramón Ábalo es un hombre primordial de la cultura de Mendoza, una cultura que ya perdió a protagonistas fundamentales (por caso, citemos a Armando Tejada Gómez, Oscar Matus, Angel Bustelo, Fernando Lorenzo, Tito Francia y Mercedes Sosa) quienes, a la sazón, todos ellos, compartieron pedazos de vida con este hombre imprescindible que hoy, a sus 81 años, se dispone para la charla.

Ábalo es periodista, escritor, militante de derechos humanos en la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y del Partido Comunista y testigo de años muy importantes de nuestra historia. Su entrañable amistad con Tejada Gómez y Matus ayudó, además, a convertirlo en protagonista de sucesos caros para nuestra memoria.

Entre sus libros están “El terrorismo de estado en Mendoza” y con su socio de escrituras, Hugo De Marinis –un escritor mendocino que es catedrático en Toronto– otros dos: “Mendoza Montonera” y “Entre viñas, guitarreadas y revoluciones”, que está saliendo en estos momentos de la imprenta.

- Es inevitable, Negro, no preguntarle por la muerte de Mercedes Sosa.
- Soy necesariamente trillado y digo que ella va a seguir viva en su canto, con su voz, en su pueblo, en la tierra, en sus amigos. La conocí a comienzos de los ’50. Armando Tejada Gómez me invitó a irme de gira al norte del país con él, el Negro Matus y el Tordo Nieto, un gran bailarín folclórico. Se fueron tres y, al año siguiente, volvieron cuatro, porque Matus se trajo a una mujer de Tucumán con la que se acababa de casar. Era Mercedes Sosa.

- ¿Por qué no fue con ellos?
- ¿Y a qué? Si no canto ni bailo; yo lo único que hacía era tomar vino. Tejada insistió, quería que yo fuera el representante, pero le dije que no. Finalmente no fui y ellos sí se fueron, pero yo me quedé melancólico y triste, como en el tango, que en ese entonces era lo que me apasionaba. Mercedes era una mujer muy joven y compañera. Era delgada, con cabello corto, melena, como le decían las mujeres en aquella época a ese peinado. Sus rasgos eran notablemente criollos y muy buena moza. De inmediato descubrimos que también cantaba y se acompañaba con el Mathus y el Tejada. Ella fue feliz acá. Mercedes Sosa y Mendoza se hacían el amor. Estas cosas cuento en un artículo que escribí recordando aquellos años.

- Cuánta trascendencia la que dejaron aquellos tiempos…
- Sí. Todas las cosas pasaban en esta zona, en la Calle Larga, en la Media Luna e incluso hasta en esta casa.

- ¿Por qué se hizo el Nuevo Cancionero en Mendoza?
- Porque había necesidad de decir de otra manera las cosas. De todos modos, yo lo focalizo mucho a partir de la figura de Armando Tejada Gómez, mi gran amigo. Cuando apareció el Negro Matus, un laburante de la Cuarta de Fierro, un obrero de pico y pala que arreglaba techos, y un gran músico, la cosa se empezó a encaminar más. Matus se hacía llamar Alberto Ayala, porque en esa época, año 1950, él cantaba tangos.

- Qué lindas épocas en Mendoza…
Leer todo el artículo
- Acá, en esta zona había muchos boliches, muchos bares y clubes. Estaba el club Sayanca, el Pedro Molina, donde se hacían bailes muy lindos. Y te doy un dato interesante, acá había, en la calle Pedro Molina, un club que se llamaba Aníbal Ponce, que era un pensador marxista argentino, un comunista. Y mucha gente, incluso acomodada, venía a los bailes que se hacían allí. Uno de los líderes era don Vicente Mirón. Eran bailes con orquestas típicas, que tocaban tango, jazz y “orquestas características”, que tocaban música bailable movida, como pasodobles, y no podía faltar el acordeón. Para que una fiesta tuviera éxito, tenía que haber una orquesta característica. Recuerdo a los Casiani, una familia de músicos, también comunistas.

- Angel Bustelo me contaba que habían cabarets también por acá…
- Sí, pero un par, nada más. Después, más adelante, llegaron otros. Lo que sí abundaban eran los bares para ir a chupar con el Armando.

- Volvamos a Armando y el Nuevo Cancionero…
- El Armando fue el autor ideológico de ese manifiesto, por encima de todos los que lo firmaron. Eran épocas de mucha bohemia. Todas las noches, de lunes a viernes, estábamos en boliches o por el centro, en restoranes, chupando vino y cantando y discutiendo los rumbos de la cultura. Paulatinamente, también nos fuimos haciendo militantes políticos.

- ¿Quiénes eran otros protagonistas?
- Estaban Enrique Sobisch, Pardo, Ciceri, Fernando Lorenzo, Carlos Alonso, Iverna Codina, Galina Tolmacheva, Tito Francia, Alfonso Solá González, Abelardo Vázquez…

- ¿Antonio Di Benedetto?
- No… No… Di Benedetto un día se incrustó en el diario Los Andes y no salió más de ahí. Después, en el ’58, Tejada Gómez fue elegido diputado por el frondizismo y yo estaba en el sindicalismo y recuerdo que nos peleamos cuando votó a favor de la privatización del petróleo, pero éramos muy amigos como para no vernos más.

- Usted, Negro, también fue amigo de Ciro Bustos, aquel mendocino que luchó junto a El Che, en Bolivia…
- Claro, pues. Tuvimos amistad y militancia. Él era pintor. Y hay una leyenda negra que lo ronda y que dice que él fue quien lo delató para que lo encontraran en Bolivia y lo mataran… Escribió un libro Bustos sobre eso y no hay una expresa defensa de sí mismo en ese libro.

- Hay quienes dicen que el primer “representante” que tuvo El Che Guevara en Mendoza fue el Negro Abalo…
- Sí, eso dicen… La verdad es que no fui soldado de El Che, pero estuve cerca.

- Volvamos a Mercedes Sosa…
- Ella apenas llegó se descubrió como cantante. Hacíamos asados en las casas y siempre cantaba y nos dejaba mudos a todos. Yo creo que con los años, cuando se fueron a Buenos Aires, ella fue eclipsando al Negro Matus y él eso no lo soportó y la dejó, porque él fue quien la dejo a ella.

-¿Mendoza es conservadora?
- ¿Ustedes eran algo así como un grupito de zurditos artistas que tocaban la guitarra en los asados?

- No tan así; era muy fuerte y reconocida la izquierda entonces. La presencia cultural del Partido Comunista era muy fuerte. Editaban muchísimos libros de literatura, filosofía, sociología. Y se discutía mucho sobre la realidad. Teníamos muchas expectativas políticas. Y aparte surgió el peronismo que empezó a inclinarse hacia las necesidades de los sectores populares y a nosotros eso nos interesó mucho.

- ¿Cómo se relaciona usted, Negro, con Mendoza, una provincia tan conservadora?
- Yo no diría que Mendoza es conservadora…

- ¿Cómo…?
- Mirá, el libro “Entre viñas, guitarreadas y revoluciones”, en realidad iba a llamarse “El mito de Mendoza conservadora”. Obviamente, en esta provincia los sectores hegemónicos del poder son conservadores, pero acá hay otras influencias, sobre todo, de los sectores populares, que son los que tienen mayor actividad social y que ideológicamente se enfrentan con los sectores hegemónicos. Por eso, es relativo eso de que Mendoza es conservadora. Aquí ha habido hitos fundamentales, como el lencinismo, que hizo que en Mendoza fuera el primer lugar de la Argentina donde se imponen las ocho horas de trabajo y el salario mínimo.

- También es llamativo que aquí fuera donde se redactó y se puso en marcha el "Nuevo Cancionero", un movimiento artístico de fuerte impronta social y progresista…
- Por eso yo relativizo que Mendoza sea tan conservadora. Acá también hubo un gobierno, en 1972, el de Martínez Baca, que hizo toda una campaña con apoyatura de Montoneros, que hacía foco en la “patria socialista”. ¡Y sacó el 65% de los votos! Acá incluso ha habido una especie de Reforma Agraria por la división que hubo de la tierra. Mucha gente tuvo cuatro hectáreas de tierra con viñedos y, hasta hace pocos años atrás, fue retributiva económicamente para ella. Yo creo que los rasgos de progreso que ha tenido la provincia no se han dado por la tarea de los sectores conservadores, sino todo lo contrario.

- Se entiende, además, que los sectores hegemónicos sean conservadores, porque ya tienen el poder y no quieren compartirlo ni perderlo.
- Por supuesto, está claro. Tampoco hubo en Mendoza una oligarquía clásica. El poder económico ha estado en manos de gente que vino de afuera y ahora, últimamente, ha pasado lo mismo, con extranjeros que son dueños de la tierra mendocina. Acá no existió al terrateniente. Otro dato más: acá parece que nunca pasa nada, pero de un día para otro te hacen un “Mendozazo”. Y como si todo esto fuera poco te digo que el Partido Comunista de Mendoza fue el más fuerte de la República Argentina y que en Godoy Cruz hubo socialistas gobernando por más de quince años.

- Usted es muy optimista. Yo veo que Mendoza es muy conservadora y que especialmente lo es su clase media…
- Pero es que la clase media se mueve siempre en la ambivalencia: quiere subir y a la vez no quiere que los de abajo suban.

- Tal vez por esto también, se dice que no hay nada más fachista que una clase media temerosa.
- Bueno, eso es lo que estamos viviendo ahora. ¿Qué ocurrió después del 2001? ¿Cómo nacieron los cacerolazos? ¿Quiénes estaban en la calle? Los mismos grupos que hace poco se movilizaron a favor del campo, de la oligarquía de la Pampa Húmeda.

- Negro: ya casi no quedan muchos viejos venerables como usted…
- Bueno, muchas gracias… Se han ido muriendo todos. Igual, yo tengo la cualidad de no dramatizar los dramas. Nosotros fuimos tipos de la noche. A veces, voy a la calle San Martín a ver si encuentro a alguien. Y no encuentro a nadie. La gente con la que yo viví todo eso, ya no está…

- ¿Y cómo convive con esa ausencia?
- Sin dramatizarla. Y somatizo escribiendo mis libros, pensando, participando socialmente. Y echando mano de los recuerdos, que son muy lindos y hacen muy bien.

MDZ Online, 18 – 10 – 09

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario