domingo, 18 de octubre de 2009

En el interior del Comité Nobel

Mario Ramírez-Orozco
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Ante la perplejidad de todo el mundo, incluso del propio Barak Obama, por su designación como premio Nobel de este año, es necesario indagar qué se movió en el interior del Comité Nobel de Noruega. Con seguridad, la clave para descifrar el enigma del premio 2009 está en la composición del comité de cinco miembros y el particular arribo de sus dos nuevos miembros en febrero de este año. Sobre todo ahora que de manera pública varios componentes del mismo han declarado en los más importantes diarios este país, entre ellos Dagbladet y VG, que “la mayoría argumentó en contra de Obama”.

Una necesaria digresión obliga a desacralizar las particularidades de los miembros del Comité Nobel: hay que alejar la falsa opinión de que son sesudos académicos, por lo menos no es el caso de ninguno de los actuales miembros, o expertos en política internacional relacionada con los países llamados periféricos. Hay que decir de manera rotunda que sus miembros son elegidos por el parlamento noruego a propuesta de los partidos quienes lo consideran como un premio a sus líderes o personalidades más reconocidas. En sí, son políticos de carrera que poco o nada tienen de diferente a los políticos tradicionales que se conocen en otras latitudes, en particular en Latinoamérica. Dos representan al Arbeiderparti (Partido del Trabajo), uno al (Fremskrittsparti) Partido del Progreso, uno al Høyreparti (Partido de Derecha) y otro al Socialistisk Venstreparti (Partido de Izquierda Socialista).

Son ellos: Sissel Marie Rønbeck (nacida en 1950), la más antigua en el Comité, desde 1994, ex ministra y parlamentaria, miembro del actual partido del gobierno, el Arbeiderparti, social demócrata; Kaci Kullman Five (1951), vicelíder actual del comité, reconocida ex parlamentaria del Høyreparti (1981-97) y ministra de Economía durante un año 1989-90, miembro del comité desde 2003 y reelegida para otro periodo 2009-14 y ahora una exitosa mujer de negocios; e Inger-Marie Ytterhorn (1941), parlamentaria, consejera principal de Fremskrittsparti, elegida en el comité en 2000 y reelegida en 2006. A los que se sumaron los dos nuevos miembros, elegidos en febrero del presente año: la parlamentaria izquierdista del Socialistisk Venstreparti, Ågot Valle (1945), del comité de relaciones internacionales del parlamento y el ex primer ministro Thorbjørn Jagland (1950) de Arbeiderparti.

Este Comité de cuatro mujeres y un hombre optó en su primera reunión, con los nuevos miembros, por designar al representante masculino como líder del mismo, algo que en la decisión conocida la semana pasada tuvo sustancial relevancia. Thorbjørn Jagland, político un poco heterodoxo, para muchos la izquierda dentro de su partido, quien a pesar de haber sido ministro de Relaciones Exteriores se le critican, además de una notoria ingenuidad, varias imprudencias, como la de haberse burlado públicamente, con un chiste racista fuera de tono, en 2001, del presidente Omar Bongo de Gabón. Sin embargo, gracias a su prestigio dentro del partido, en el que ha sido por más de cinco años su vocero parlamentario más importante, fue presentado como candidato de Noruega al cargo de secretario general del Consejo de Europa; dignidad a la que fue elegido el 1 de septiembre del presente año. Un nombramiento que muchos consideran incompatible con su dirección del Comité Nobel debido a las frecuentes nominaciones al premio Nobel de la Unión Europea o de algunos países miembros del propio Consejo; por lo que se espera su dimisión antes de la primera reunión para conocer los aspirantes del premio 2010.
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Lo que quedó claro durante los días siguientes al otorgamiento del Nobel a Obama es que el ambiente en las sesiones de definición del ganador fue muy agitado. La más vehemente en su oposición al galardonado ha sido sin duda Inger-Marie Ytterhorn quien, rompiendo el sigilo que se exige a los miembros de Comité, señaló a varios medios, como el popular diario VG y Associated Press, entre otras cosas que: “dudaba de la capacidad del presidente de los Estados Unidos de América para asumir un compromiso internacional de tal envergadura”; “… pensé que era demasiado pronto para otorgárselo”; con especial énfasis reiteró que el Nobel “puede distraer la atención de Obama de problemas internos como la reforma en la salud y el desempleo en su país”; además de que muestra preocupación por “la utilización negativa que puedan hacer de él los críticos de Obama”.

Lo interesante es que otros miembros del Comité aprovecharon la indiscreción de Ytterhorn para filtrar lo sucedido en las semanas previas a la concesión del premio. Mientras Kaci Kullman Five reafirmó en líneas generales lo dicho por su colega Ytterhorm, aclarando que fue una “decisión muy difícil”, Ågot Valle cuestionó la manera en que está involucrado el presidente Obama en varios conflictos internacionales. Al respecto, el lunes 12 de octubre, dijo al diario noruego Bergens Tidende que: “había esperado un debate más intenso sobre Afganistán”.

Las opiniones encontradas entre los miembros del comité insinúan que el ex primer ministró Jagland utilizó el poder de su liderago, más la adhesión de su subalterna en el partido Sissel Marie Rønbeck, para imponerse sobre la mayoría. Falta por dilucidar, con el tiempo, si fue la ingenuidad o acaso genialidad política, como algunos destacan, para contener el ímpetu belicista no del premiado, sino de la potencia militar que preside, las que llevaron a Jagland a promover a Obama con tanta obstinación, como afirman sus colegas. Lo que si queda claro, es que el viernes 9 de octubre, al mismo tiempo que Barak Obama recibía entredormido la notificación desde Oslo de un premio por una paz que no ha hecho, quedaba en entredicho la independencia real de los miembros del Comité Nobel y la democracia interna del mismo.

*Mario Ramírez-Orozco. Profesor adjunto del Departamento de Estudios Sociales y Culturales de la de la Telemark University College (Noruega)

Rebelión, 18 – 10 – 09

La Quinta Pata

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