domingo, 7 de febrero de 2010

Si Marcó del Pont pone al BCRA en la línea del desarrollo, la caída de Redrado habrá servido

Emilio Marín

La oposición y el establishment fogonearon el affaire Redrado para desgastar a la presidenta y en todo caso bendecir la llegada de Mario Blejer al Central. Hubo desgaste presidencial pero el tiro les salió por la culata.

El oficialismo tendrá que admitir que la expulsión de Martín Redrado le salió mucho más cara de lo pensado, desde que el 14 de diciembre pasado se informó de la creación del Fondo del Bicentenario. El "golden boy" se atrincheró en el cargo y obligó a una serie de idas y venidas entre el gobierno, la oposición, el Congreso, la justicia y los medios.

El banquero provocó así un desgaste al gobierno del que fue parte en los últimos seis años. Jugaba allí de extremo derecho, para parafrasear al DT Marcelo Bielsa.

Desde ese momento hasta la designación de la reemplazante en el BCRA transcurrieron 51 días, donde la supuesta víctima, Redrado, sirvió para que el monopolio Clarín linchara cotidianamente a la supuesta victimaria, la jefa de Estado. A falta de noticias más consistentes, esta novela tuvo el mayor rating del verano.

Un tema que Clarinete no pudo explotar a fondo fue el error de Néstor Kirchner de haber designado a Redrado, y de Cristina Fernández, de haber prorrogado tal designación.

Esa pregunta crítica sólo podía hacerla el progresismo y la formuló en el programa 6,7,8 (Canal 7). El ex presidente contestó que venía de pelearse mucho con los acreedores externos por el canje de la deuda y no podía poner allí a un Carlos Kunkel.

Así Kirchner dejó dos certezas deplorables: una, que ungió a Redrado para satisfacción de los banqueros locales e internacionales; otra, que entre Kunkel y Redrado no encontró algo mejor. ¿No lo había? ¿Acaso Mercedes Marcó del Pont y tantos otros economistas opuestos al neoliberalismo no estaban ya disponibles para la función pública? ¿Por qué tropezó otra vez con una piedra similar a Alfonso Prat Gay?
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El Ejecutivo tendrá que seguir penando judicialmente varios días, antes de poder destrabar el acceso a los 6.500 millones de dólares pedidos al Central. Desde que la jueza María José Sarmiento – funcional a la derecha – se cruzó en el camino, el expediente entró a un laberinto, pasó por una cámara de apelaciones y el gobierno apeló para que vaya a la Corte Suprema de Justicia. Pero eso llevará su tiempo y no hay resultado favorable asegurado. El "palo en la rueda" sigue estando en su lugar y no pudo ser extraído.

Sin embargo la jefa de Estado tiene motivos para sonreír. Redrado fue removido de su cargo, tal como ella quería. Y se lo echó tras reunirse la Comisión Bicameral presidida por Julio Cobos, luego que Cristina pidiera su conformación y opinión. El shot al traste del banquero no generó ningún cataclismo de esos que pronostica la oposición. No hubo corrida al dólar. Las únicas carreras fueron de los turistas, a veces demasiado imprudentes en las rutas, rumbo al veraneo, con los consiguientes accidentes, muertos y heridos.

La otra ventaja del gobierno fue que Cobos favoreció la postura oficial, desatándose otra pelea entre el vice y la oposición. Eso desestabiliza a ambos.

Callate FMI
Cobos dio muchas vueltas antes de tomar su decisión adversa a Redrado; tantas vueltas que debe haberse mareado. Su indecisión era entendible: si votaba como lo hizo, le hacía un favor a Cristina que no tendrá devolución, y se enemistaba con la oposición; si lo hacía en forma inversa, se le haría más difícil explicar por qué se quedaba en la vicepresidencia si no podía congeniar ni una medida con la presidenta.

Al mendocino le cuesta una enormidad adoptar postura sobre algún asunto medianamente importante, lo que deja grandes dudas sobre su aptitud para ser candidato en 2011 a la presidencia. ¿Quién quiere un timorato y oportunista, de esos que deshojan un jardín de margaritas antes de decir sí o no?

Los radicales y la Coalición Cívica salieron a pegarle duro a Cobos. El senador Gerardo Morales se quejó de que aquel no había tomado en cuenta el proyecto que le hizo llegar la UCR. Y aclaró lo obvio: el voto del vicepresidente reflejaba una postura personal y no del partido radical.

En la CC también le dijeron de todo al autor de un voto positivo para los K. Pero Elisa Carrió no pudo disfrutar mucho de lanzar dardos envenenados contra el personaje, ocupada como estaba de explicar su apriete sobre Prat Gay para obligarlo a cambiar su voto en el tema Redrado. Esta vez lo logró pero quizás al duro precio de que empiece a incubarse en la Coalición otra futura división, de las tantas que ha prohijado Carrió en su parto interminable para el supuesto alumbramiento de la República.

Mientras esos opositores se pegaban en el hígado como si fueran verdaderos enemigos, el gobierno puso en marcha la designación de Marcó del Pont en el Central. La novedad fue comunicada por la presidenta en su segunda conferencia de prensa, el miércoles 3.

A este cronista le parece una buena elección, teniendo en cuenta la adscripción de la funcionaria a una línea opuesta al neoliberalismo en lo político. Tal definición no es algo tardío ni reciente sino que viene de años. Ella participó del Grupo Fénix, de economistas que propugnaron una política económica de signo nacional, que protegiera y desarrollara la industria y el trabajo nacional.

Ese espacio fue muy crítico hacia Domingo Cavallo y los adalides del neoliberalismo, privatizaciones y demás recetas del Consenso de Washington. Marcó del Pont tiene experiencia en la banca oficial pues viene de presidir con éxito el Banco de la Nación, cargo en el que había sido ratificada.

El mejor elogio que le hacen a la flamante titular del Central y a la presidenta que la designó, son las pálidas que tira el establishment financiero local e internacional, los gurúes de la City y Wall Street, y el propio FMI.

Esos intereses se sienten desencantados porque deseaban que el sucesor de Redrado fuera Mario Blejer, ex funcionario del Fondo y del Banco de Inglaterra. Buena señal es que estos sectores gruñan su disconformidad.

Consejitos destituyentes
Habrá que ver si la flamante autoridad del Central retoma su proyecto de cambios a la Carta Orgánica de la entidad y si tiene "luz verde" de la jefa de Estado para esa modificación. Erradicar el cavallismo de ese ámbito estratégico es importante, como lo es juzgar a los militares genocidas en causas como Esma y Campo de Mayo. Son tareas distintas pero convergentes que la democracia no debe dejar a medio hacer.

El FMI está con las antenas alertas sobre lo que pueda hacer la banquera. Ante requerimientos de los medios argentinos, la vocera de la entidad, Caroline Atkinson, opinó que "la independencia del Banco Central es muy importante a la hora de formular la política monetaria en todo el mundo". Su opinión no fue ingenua. Atkinson sabía que en la nueva etapa hay un debate político sobre si conviene o no cambiar la Carta Orgánica y poner el Banco en la línea del desarrollo nacional.

El Fondo Monetario regenteado por Dominque Strauss-Khan, los bancos Citibank, HSBC, JP Morgan, Barclays, UBS, etc., han hecho sonar las alarmas por las reformas que pueden producirse en el BCRA. Esos bancos y organismos internacionales son los mismos que condujeron a nuestro país al "crac" de 2001 y al mundo al estallido de 2008. Harían bien en callarse. Y si no se callan, haría bien Cristina en desoír sus opiniones, que no son "técnicas" sino políticas.

Los pronósticos tremendistas – estilo que curte Carrió – suelen fallar de medio a medio. Es lo que ocurrió en enero con los vaticinios de que faltaría luz y habría cortes en todo el país.

El ministro Julio de Vido, transcurrido ese mes crítico, pudo decir que el sistema "respondió en forma perfecta en términos de parámetros normales". Sólo en Córdoba hubo cortes reiterados, por culpa de la privada Transener.

La oposición parece encolumnarse en una táctica diferenciada.

Carrió y los radicales, prefieren cuestionar a los Kirchner ante la justicia, pegando sobre el patrimonio del matrimonio y formulando denuncias por presunta corrupción.

Mauricio Macri en cambio enfatizaría su "gestión" porteña, donde no tiene mucho para mostrar fuera de los 500 policías armados con pistolas 9 milímetros y las polémicas Taser X26. El peronismo duhaldista y Cobos, por su parte, cavilan su estrategia sin descartar un posible entendimiento.

A esa heterogénea oposición le llegan consejos destituyentes, como el que Joaquín Morales Solá dio el martes 2 en ´La Nación´: "la propia oposición no podrá resignarse por mucho más tiempo a la opción entre lo malo y lo peor en la que la colocó el kirchnerismo: o es desestabilizadora para el Gobierno, si ejerce con plenitud su función, o es impotente ante los ojos de la sociedad, si no lo hace".

Haber designado a la nueva titular del Banco Central, con currícula nac&pop fue la mejor noticia que proporcionó el gobierno. La admisión de Kirchner de que compró 2 millones de dólares, no precisamente para construir un hogar de ancianos o un polideportivo para jóvenes pobres, fue la peor.

Cristina, Diana Conti y Luis D´Elía trataron de dar explicaciones sobre el dinero del ex presidente, que sonaron ridículas. Olvidaron un sabio consejo para estos casos: "no aclare que oscurece".


La Arena, 07 – 02 – 10

La Quinta Pata

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