domingo, 11 de abril de 2010

Inflación y ahora desabastecimiento

Ramón Ábalo

En las elecciones comunales capitalinas recientes el gobierno de Jaque fue perdidoso, aunque no tanto, como lo estiman los contras de siempre, porque pudo haber sido la segunda fuerza si se hubiera logrado un acuerdo con el Encuentro por la Ciudad, encabezado por el Polo Social con María Angélica Escayola, abogada de derechos humanos. Identificada concretamente como defensora de las políticas kirchneristas, las urnas le dieron un famélico 3,5 %, pero con el Justicialismo oficialista, hubiera trepado el conjunto a un 13%, y así hubiera colocado un concejal. Lo que no se contabiliza en esa apreciación es que difícilmente los votantes del Encuentro, en alianza con el PJ hubieran puesto la boleta, como tampoco muchos pejotistas, no lo hubieran hecho con identidad tan claramente K.

De todos modos, el gobierno jaquista no apela a aquella visión optimista para atemperar lo que no se dio. En estos momentos cuenta el dolor de cabeza que le producen las protestas y las huelgas de los estatales por aumento de sus salarios, que se profundiza con el ascenso de los precios de la canasta alimenticia, incluso en estos últimos días con el desabastecimiento del azúcar que por ser una clara maniobra especulativa y con olor a política desestabilizadora, es posible se extienda a otros productos de la canasta, como la leche y algunos granos.

Este entramado de inflación y desabastecimiento puede inscribirse en las intentonas de la contra anti K, que ya desespera por la pérdida de empuje de su perfidia. Perfidia, porque la inflación es un arma especuladora, como el desabastecimiento, de los intereses que desde la 125 quieren el poder total, incluso político, en el objetivo de volver al pasado de políticas restrictivas a los derechos de las mayorías populares. Están más enojados que nunca y se ponen macabramente peligrosos porque, además, la conciencia colectiva está recuperando capacidad para separar la paja del trigo, y es notorio, entonces, el avance de la opinión en que el enemigo principal no es el gobierno, y menos sus políticas sociales y el empuje de la economía en general.

Es lo que afirman economistas de todas las corrientes, incluso análisis de los centros mundiales de poder. Es lo que dice, por ejemplo el economista argentino Mario Kestelboim: "resulta particularmente enigmático y aún no aparecen estudios públicos que expliquen cómo la economía argentina se ha reactivado tan rápido tras la crisis mundial. A la vez, se difunden pronósticos de consultoras y de organismos internacionales que coinciden en vaticinar niveles de crecimiento en el 2010, en torno al 5%. Estas predicciones se plasman en un contexto de gran enrarecimiento político, con una intensa discusión general sobre la administración de los recursos públicos y, fundamentalmente, frente a un proceso inflacionario en foco permanente de los medios de comunicación. Aún así, se pronostica un escenario de expansión en el 2011".
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Como contestando a los agoreros ortodoxos, el economista explica: "existen cuatro factores de alto impacto en la reactivación de la economía: el aumento del gasto público, el dinamismo de las exportaciones, la preservación del mercado interno y el establecimiento de la asignación universal por hijo. Pero un quinto factor de peso...es la percepción de los consumidores de ausencia de alternativas financieras atractivas y su necesidad de defender su poder adquisitivo".

Si lo que ocurre en Mendoza con la bronca de los trabajadores por mejores salarios para hacer frente a la suba de precio y el desabastecimiento, se extendiera por todo el país, se daría un clima apropiado para la concreción de los objetivos desestabilizadores de ese enemigo principal del pueblo argentino, como de la misma Nación. El peligro existe, pero la realidad es más contundente y ella supera las premoniciones abstractas de los pérfidos. Claro, es necesario que el gobierno legitime aún más sus políticas convocando al pueblo a ganar las calles, a ocupar todos los espacios visibles y gritar su apoyatura. Y tiene que hacer más como es poner coto a la especulación, acentuar la distribución de la riqueza que sigue siendo privilegio de unos pocos, leyes como las defensa del consumidor, la reforma del sistema financiero, el gasto público para vivienda, educación, salud, jubilaciones y cultura. La construcción de un país sin pobres ni excluidos, para lo cual debe exigir a los que más tienen. Inclusión social a rajatablas, aunque "vengan degollando" como nos enseñara nuestro Martín Fierro.

La Quinta Pata, 11 – 04 – 10

La Quinta Pata

1 comentario :

Anónimo dijo...

Medir al PJ en capital creo que es una equivocación. Aquí impera el gorilismo. De todas maneras cualquiera que se quede muy pegado a los K no llegará, lamentablemente, muy lejos...Muchos estamos de acuerdo con algunos puntos muy importantes de su gestión, pero esa obseción egemónica y la voracidad de poder provoca el distanciamiento de muchos electores.
A Jaque solo pueden acompañarlo algunos de los votos duros que siempre tuvo el PJ...pero lejos está de ser el gobernador que todos soñamos...y los que lo acompañan tampoco.

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