domingo, 25 de abril de 2010

Perros rabiosos

Rodrigo Farías

Miles y miles de argentinos marcharon el jueves 15 de abril del 2010, en Mendoza y en todo el país, por la aplicación de la ley de medios. Lo hicieron en contra de los fallos, que la suspenden de momento, promulgados por los jueces del conato y la regresión. Fueron, como dijimos, miles, con los pies en el barro, con el cuerpo y la voz presentes, sorteando los obstáculos, el ruido y la distorsión de la prensa oligarca multimediática que omite, censura y clausura el reclamo legítimo y esencial por el derecho a estar informados y poder acceder a medios de expresión.

Imposible de ocultar, 5000 cuerpos y almas oxigenando las calles del centro mendocino, cantando, solicitando a viva voz derecho, ley y democracia. Diario Uno, segundo multimedio más grande del país, situado a escasos metros de donde comenzó la marcha, en su edición del viernes 16 no produjo comentario alguno respecto a la manifestación; el sábado 17, ni rastro. Llana omisión, solo silencio, ausencia y encono. Diario Los Andes, kiosco local de la otra corneta multimediática, obró por el estilo y destinó al hecho masivo, extraordinario en estas tierras inhóspitas, escasas 50 palabras en su crónica. Un relato regido por la desesperación, el recorte tendencioso, la abreviatura que demoniza hechos, colectivos y procesos tras la letra “K”.

Es bueno ver finalmente a los perros multimediáticos retroceder. Ladrando y mordiendo sin eufemismos a todo, todos y todas durante su retirada; tarasconeando sin poder ocultar su verdadero rostro infame. Intentando hacer el mayor daño posible en su retroceso, ganando tiempo, quemando el territorio, cuestión de facilitar su regreso o evitar su desinversión. En última instancia, intentando mantener brutalmente el privilegio de ser las únicas entidades que difunden e interiorizan la historia, su historia, en el recuerdo de sus consumidores. Una historia cercenada que genera valores injustos, crueles e insostenibles. Una historia que es expresión de los vencedores de esa atroz aventura neoliberal comenzada con sangre hace 34 años y perfeccionada hace 20.

Pero se acabó. Ya no más. El futuro no está decidido porque el poder de sus decididores tiembla. Se resquebraja la invisibilidad que los medios ejercitan en las sombras del propio poder. Su cuerpo y sus intereses se tornan densos, sus métodos se vuelven identificables y son difundidos de boca en boca en los relatos de la colectividad activa. Una colectividad que luego de mucho tiempo empieza a sentirse dueña de sí misma y parece estar dispuesta, collar en mano, a someter democráticamente la rabia de estos difusores del racismo y el odio.

Río de Palabras, 25 – 04 – 10

La Quinta Pata

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