Matías Perdomo Larrea
Afortunadamente Argentina transita momentos de tensiones políticas, disputas de poder y conflictos de intereses. Afortunadamente, pues el fenómeno indica que ciertos sectores que han permanecido en la oscuridad y el silencio durante años han debido salir a la superficie y embarrarse los pies una vez explicitados sus intereses. Desde la cúpula de la Iglesia Católica Argentina, pasando por la del multimedios más grande del país, hasta algunos miembros de corporaciones como la judicial o de la prensa autoerigida defensora del periodismo independiente, han visto amenazada su otrora legitimidad social por su complicidad y colaboración con el terrorismo de estado. La concientización de gran parte de la sociedad respecto a los horrores de la dictadura va de la mano del actual proceso político, y el ansia de verdad parece erigirse como una demanda generalizada.
En ese marco, es bienvenida la iniciativa del Bloque Nuevo Encuentro, liderado por el cooperativista Carlos Heller y el ex intendente de Morón Martín Sabbatella (ambos diputados nacionales), de reforma a la Ley de Entidades Financieras, uno de los últimos y más flagrantes vestigios normativos heredados de la dictadura militar. El proyecto, denominado Ley de Servicios Financieros para el Desarrollo Económico y Social, concibe al sistema financiero como una estructura que debe estar enfocada al servicio público, a partir de una más sólida regulación del Estado. Es decir, que los sujetos de la ley, del derecho, sean los usuarios – quienes necesitan acceso a los servicios financieros – y no las empresas que prestan dichos servicios.
Necesario es recordar que la Ley de Entidades Financieras fue el cimiento sobre el cual se montó la Reforma Financiera de Martínez de Hoz en 1977, piedra basal del modelo económico de la dictadura. Es decir que la ley vigente constituyó el pilar fundamental del neoliberalismo económico criollo, por supuesto luego debidamente profundizado y perfeccionado por la inefable dupla Menem - Cavallo. Hoy los aires han cambiado y hasta Estados Unidos planea meter mano a su sistema financiero, resabido ya que la omnipotencia del mercado conduce a penosos desenlaces.
Veremos si el gobierno argentino toma la posta de este proyecto que tiene mucho más que ver con el proceso iniciado en 2003. Heller-Sabbatella deberán ser muy hábiles para la conformación de consensos, pues el número del Congreso aparenta estar en manos de la derecha defensora de los preceptos neoliberales de antaño. Quizá el camino mostrado por la Ley de Servicios Audiovisuales en cuanto a su construcción amplia, diversa y plural pueda ser la referencia para esta necesaria reforma que amenaza interrumpir prebendas en lo más profundo del poder económico mismo. ¿Nos la bancamos?
Río de Palabras, 06 – 05 – 10
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